Capítulo 10

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Narra Capricornio

Llego a mi casa después de un día agotador. Leo acaba de romper con Aries y encima estoy intranquila por Escorpio. ¿Por qué debería importarme él?

Subo arriba y me doy un baño.

-Escorpio... Eres muy misterioso- cierro los ojos. Ahora que lo pienso, tengo su número. Me giro y observo el móvil.

-¿Le llamo?- tampoco es que me importe mucho. Sabes que sí te importa. Maldita subconsciente.

Salgo de la bañera y me pongo una toalla. Al llegar a mi habitación rebusco entre unos papeles que hay en un cajón del escritorio. Después de quitar unos cuantos encuentro el que me dio Escorpio. Está un poco doblado de las puntas y la tinta se ha corrido, pero el número es visible.

Lo marco y suenan tres pitidos hasta que contesta.

-¿Quién es?- se nota enfadado pero su voz es débil.

-Soy Capricornio- no sé qué decir.

-Ah, tú- ¿cómo que tú, este quién se ha creído? -. ¿No dijiste que no me llamarías?

Este tío me está poniendo de muy mala leche.

-Sé feliz por ser el primer chico de mis contactos, a parte de mi padre- ríe un poco y después gime-. Oye, ¿estás bien?

Se escucha como se queja de dolor.

-¿Dónde estás?- no contesta pero se pone a toser.

-E-en la calle mayor, en uno de los callejones.

Cuelgo el móvil y me visto lo más rápido que puedo. Bajo las escaleras rapidísimamente y salgo de casa.

Corro saliendo de la urbanización para ir al centro de la ciudad. Cuando llego a la calle mayor todo está cerrado y en silencio, a excepción de dos o tres bares. Me pongo a buscar en los callejones.

-¿Dónde estará...?

Diviso algo grande en el suelo al lado de unos contenedores. Es él. Corro hacia allí.

Escorpio! -me agacho y le cojo la cabeza delicadamente. Tiene magulladuras y un pequeño corte- Despierta... No te mueras.

-No me muero...- dice entreabriendo los ojos. Tose y le ayudo a ponerse de lado.

-¿Qué has hecho durante estas semanas? - inhalo un poco y un apestoso olor me llega a las fosas nasales- A parte de beber alcohol y meterte en peleas.

-Huir.

Me quedo mirándole.

-Vamos, te llevaré a mi casa- le ayudo a levantarse y paso uno de sus brazos sobre mis hombros. Va cojeando.

-¿Tanto te importo?- Escorpio se detiene. Yo solo le miro.

-Yo no he dicho que me importes, sólo que no he podido evitar ayudarte- tiro de él y seguimos andando.

Pasados unos veinte minutos, llegamos a mi casa. Nada más llegar le dejo en el sofá.

-Túmbate, ahora traigo el botiquín. No te muevas mucho, parece que tienes muchos golpes.

Salgo del salón directa al baño. Allí pongo a llenar la bañera- que anteriormente he vaciado- y cojo el botiquín.

-Ve a bañarte. Si te limpio ahora las heridas puede que se te infecten. He dejado ropa al lado de la bañera.

TwelveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora