Capítulo 14

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Narra Escorpio

¿Dónde estoy? En la casa de Capricornio. Ayer te recogió de un callejón y le contaste todos sus problemas, imbécil... Joder...

Me levanto y miro por la ventana. Está amaneciendo, así que deben de ser las seis de la mañana. Un sonido suave se escucha, es música. Me visto con mi ropa de ayer, que está doblada sobre una cómoda.

Salgo de la habitación cautelosamente. No sé por dónde está el salón ni la cocina, así que me guío por mi instinto.

Abro la primera puerta que hay al lado de la que debe ser de invitados, donde yo he dormido. Hay un baño con una gran tina y un plato de ducha, además de el WC y un grifo. Cierro la puerta despacito. Continúo por el pasillo, que no es muy grande. Unas grandes escaleras se plantan delante mía, estas deben llevar a la segunda planta. Camino hasta que veo que la luz es más clara y potente. La cocina. Me asomo y veo a Capricornio ¿cantando y bailando? Intento evitar las carcajadas y decido darle un susto. Espero unos segundos y grito.

-¡AH!- grita la castaña. Salgo de mi escondite mientras me río fuertemente. Ella se sonroja-. Imbécil, como vuelvas a hacer eso te voy a...

-¿A cantar y a bailar? No gracias- sigo riéndome hasta que Capricornio me empuja con una mano. No sé cómo, pero casi me caigo al suelo.

-Estás muerto chaval- me señala con la espátula que tiene en la otra mano. Niego con la cabeza- ¿te encuentras mejor? Ayer parecías tener fiebre.

-Supongo que sí. Oye, no estoy acostumbrado a decirlo, pero gracias. Fue de mucha ayuda hablar de mi situación - un peso se me quita de encima. Capricornio vuelve a hacer lo que estaba haciendo, pero sin cantar ni bailar.

-De nada. Supongo que para eso están los ¿amigos?- apaga la vitrocerámica y deja un plato lleno de tortitas en la mesa. Va a la nevera y saca un cartón de leche, y de un armario, dos vasos.

-¿Nos podríamos considerar "amigos"?- pregunto.

-Se supone que los amigos se ayudan entre ellos ¿no?- los dos reímos. Capricornio deja los los vasos con leche en la mesa y se sienta.

-Entonces amigos- le miro atento con una sonrisa socarrona, ella también.

-Amigos. Una cosa- asiento-, ¿por cuánto tiempo vas a estar aquí?

-¿Nos acabamos de hacer amigos y ya me echas de tu casa?- Capricornio resopla. Ahora que lo pienso, dentro de treinta minutos empiezan las clases.

-Tengo que ir a correos. Quiero ver si me ha llegado una solicitud- empiezo a comerme una tortita-. De paso, deja de ser un cobarde y visita a tu padre- casi me atraganto con la comida. Capricornio me mira seria y se levanta de la mesa.

-Tú no eres mi padre- frunzo el ceño enfadado. Como si fuera ella alguien para darme órdenes...

-Exacto, pero sí soy tu "amiga", y los amigos, a parte de ayudar, también dan consejos- sale de la cocina y yo me levanto para seguirla.

-Me harta esa actitud. ¿Tú no estabas de buenas?- le cojo de la muñeca antes de que abra la puerta de la entrada.

-Y lo estoy. Haz lo que quieras- abre la puerta y agita el brazo en señal de que salga yo primero. Salgo y Capricornio cierra la puerta-. Hasta luego- baja las escaleras del porche y se va.

¿Debería visitarle? Nunca me han gustado las malas personas, aunque yo me considere una. Nunca me dejo convencer por nadie. Quien se acerque a mí, será rechazado. ¿Y por qué dejo que Capricornio se acerque? No lo sé.

Saco mi móvil del bolsillo y decido enviarle un mensaje a Acuario. Abro el Whatsapp. Hay un grupo nuevo. ¿Una fiesta? Busco el contacto de Acu y le envío el mensaje.

Tú: Siento no haber estado en contacto con vosotros. Mañana os lo contaré todo. Lo siento.

Continúo caminando y llego al hospital. Creo que ya es hora de que afrente mis problemas.

Narra Leo

-Leo. ¡Leo!- Aries no para de perseguirme. Me detengo.

-¿Es que no entiendes que no voy a volver contigo?- le miro a los ojos, tiene una expresión arrepentida.

-Lo siento, en serio. Fue ella, vino mi casa y-

-C-cállate - estoy a punto de llorar-. Aléjate de mi. Ya.

Empiezo a correr sin rumbo. Las lágrimas empapan mi rostro. ¿Por qué tuvo que hacerlo? Yo le amo y se supone que él también me ama a mí.

Después de más o menos unos veinte minutos, llego exhausta a un parque. Menudo carrerón. Me siento en un banco y cierro los ojos mientras le limpio con las manos el rostro. Me recuesto en el banco.

-¿Qué hace una bella dama aquí? - frunzo el ceño y abro el ojo derecho. Hay un chico, no puedo verle muy bien el rostro porque está a contraluz.

-Vete- hace caso omiso.

-No- no suelo enfadarme con la gente, pero éste me está sacando de quicio. Abro ya el otro ojo, el chico se ha sentado a mi lado y tiene una sonrisa en el rostro.

-¿Qué quieres? Ahora no tengo ganas de hablar con alguien.

-Quiero conocerte, me interesas.

-Ahora no estoy para relaciones, mejor vete.

-Yo soy Ofiuco, un placer- pasa un brazo por mis hombros y el otro lo estira para cederme la mano. Río débilmente.

-Leo. Y supongo que ya me has conocido. Así que...

-Así que te vas a comer conmigo- suelto su mano. Me la vuelve a coger y se levanta del banco.

-Anda, al menos olvídate del idiota que te ha hecho eso y vente con este guapo e inteligente tío- se señala la a sí mismo. Me carcajeo.

-No te conozco. Podrías abusar de mí- por un momento me olvido de Aries. Ofiuco finge estar ofendido.

-Vaya, ¿doy esa impresión? - los dos reímos.

-Vale, voy contigo. Pero en serio- me levanto del banco y separo nuestras manos-, no hagas nada raro.

-Prometido. ¿A dónde quieres ir? Yo a un Telepizza- asiento y nos dirigimos allí.

Ofiuco me cae bien, tendría que haberlo conocido antes.

🐺🐺🐺

Ofiuco🌞

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