Capítulo 24

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Antes de empezar el capítulo, estoy en un grupo de Whatsapp del zodíaco y queremos añadir gente que falta. A excepción de acuario, leo, piscis, Escorpio, sagitario, géminis, libra y Capricornio chicas,  que ya están. Lo siento si tu signo ya está escogido. Da igual si eres chico o chica 😃

Narra Escorpio

—¡Felicidades!— gritan Piscis y Acuario. Sonrío y soplo las velas.

—Gracias —digo, quito la vela donde pone diecinueve y me como la magdalena.

—Aquí tienes, tu regalo— Acuario me entrega una caja envuelta en un papel negro.

Rompo el papel sin piedad, intentando que no se vea mi ilusión. Me encanta cuando me hacen regalos.

—Vaya —digo, mis amigos saben qué me gusta. Saco los guantes de cuero.

—Y esto también —Piscis me entrega una bola gigante envuelta.

—No hacía falta, en serio— miro el casco para la moto que me han regalado.

—Vimos que mirabas mucho este casco cuando fuimos al centro comercial y pensamos que sería el regalo perfecto— dice Acuario mientras come otra magdalena de la bandeja

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—Vimos que mirabas mucho este casco cuando fuimos al centro comercial y pensamos que sería el regalo perfecto— dice Acuario mientras come otra magdalena de la bandeja.

—Escorpio, mira quién ha venido— miro hacia la puerta del salón, mi abuela se hace a un lado y entra mi hermano.

—¡Escorpio! —grita, corre hacia mi y me abraza.

—Renacuajo —le estrujo entre mis brazos.

—Toma —me entrega un sobre con mi nombre. Lo abro y saco el papel que hay dentro. En él pone de Eco para Escorpio. Sonrío ampliamente, hay un dibujo de nosotros dos, mi moto y un intento de dibujo de mi grupo favorito.

—Gracias— le vuelvo a abrazar.

—Qué tiernos —Piscis se ríe y le entrega una magdalena a Eco.

—De aquí no sale nada eh— le advierto a mis amigos, ellos hacen como si tuvieran una cremallera en la boca.

Mi abuela se sienta en el sofá y se come una magdalena.

—Abuela, están deliciosas— Acuario se come la quinta, va a darle algo.

—Es la receta secreta de la abuela— le guiña un ojo y se ríen. Piscis se levanta.

Acu, nos tenemos que ir. Se nos hace tarde para ir a recoger unos papeles— dice mirando su reloj.

—¿La universidad?— pregunto.

—Sí. Queremos ir a una que hay en la ciudad de al lado— Acurio se levanta del sofá—. Espero volver a comer tus magdalenas, abu. Hasta luego.

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