Capítulo 38

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Narra Sagitario

Desde que Libra me propuso matrimonio las cosas entre nosotros se han vuelto más incómodas. No le di respuesta y cada vez que intenta sacar el tema intento evitarlo a toda costa.

¿Casarse? ¿Matrimonio? Soy demasiado joven para arruinar mi vida de esa forma.

Pero estás con la persona a la que amas, ¿no?

Esa oración no para de aparecer en mi cabeza. Yo de verdad amo a Libra... creo. Pero no tanto como para casarme con él.

—¿Cuando me contestarás? —escucho a mi novio. Levanto la vista y veo que se ha parado. Paro de caminar y lo miro a los ojos, pero me cuesta mantener la mirada.

—Contestar a qué.

Sagi, sabes de qué estoy hablando— dice en un tono un tanto alto. Me mira directamente a los ojos, yo trago en seco. La gente nos mira.

Libra no es fácil. Somos muy jóvenes— digo bajito—. ¿Casarnos?

—¡Sí! — pone el mismo tono de voz.

—Espero que no sea otra de tus bromas. Tenemos dieciocho años, ¿quién se ha casado con esa edad?

—Mis padres lo hicieron, y mira qué felices son. Nosotros podríamos tener algo igual...

Libra... —le miro y hago una leve mueca. Resopla y empieza a caminar.

Libra y yo vamos directos a la clase correspondiente, de nuevo entre ese silencio incómodo.

—¡Ey! —levanto la vista y nos giramos. Vemos a Géminis correr hacia nosotros—. Biología, ¿verdad? —asiento—. Os noto raros, ¿os han sentado mal las vacaciones? —miro por un momento a Libra, él en seguida sonríe.

—Que va, todo perfecto. ¿Verdad Sagitario? —le miro y asiento leve.

Falsedad. Eso es lo único que ve podido notar en Libra todo este tiempo desde que me propuso casarse. Miente sobre lo nuestro. Estamos muy felices, al contrario, en realidad estamos pasando por una gran crisis.

Entramos al aula y me siento en mi sitio. Miro a los que hay, falta gente y suspiro. Libra se sienta lejos de mi y prepara sus cosas. Hago lo mismo y hago algún que otro garabato en mi libreta. Y entran algunas personas, la clase está casi vacía de no ser por los que estamos. Entra el profesor y empieza a dar clase.

💊💊💊

Narra Leo

Una semana atrás, antes de empezar de nuevo las clases...

Vomité por quinta vez el lunes. Llevaba así desde esa prueba de embarazo y no se me ocurrió hacerme otra. Obvio lo le dije nada a Aries. Lo último  que quería era preocuparlo más, pero al parecer eso se me da demasiado bien para evitarlo.

Me limpié la boca y me volví a poner el pintalabios. Sabía que en cualquier momento Aries me notaría más rara de lo normal, aunque puede que ya lo notara.

En las semanas que estuvimos de vacaciones, el contacto físico entre Aries y yo era nulo, a excepción de algunos besos, abrazos y caricias. Nada de sexo, ¿y por qué? Seguro ya lo intuyes.

Fui a la farmacia, me atendió la misma chica que la otra vez y le volví a mirar de la misma forma. Dio la casualidad de que me encontré con la ex de Aries. Primero miró la caja que había entre mis manos y después me miró a mi.  Salí y sin que se enterara nadie en mi casa, me volví a hacer la prueba.

Cuando vi esas rallitas lo primero que me vino a la cabeza fue: ¿por qué? Y tenía una buena respuesta: porque eres una inútil, Leo.

Esa noche lloré, estuve una semana guardándolo hasta que un día, estaba en casa de Capri y me entraron unas nauseas horribles. Vomité en su baño. Capricornio es lista, y pudo percibir que yo no estaba bien, ni lo estoy.

Leo, dime qué te pasa— sus ojos no me intimidaron para nada. Pero si se lo dije, fue porque necesitaba soltar lo que llevaba dentro.

Tragué saliva y miré a mi amiga con dolor.

—Estoy embarazada.

Ando hacia el instituto. Me acomodo el bolso y cuando entro por la puerta noto la mirad penetrante de la  gente. La miro y empiezan a cuchichear. Miradas de pena, asco e indiferencia caen sobre mi. Se escuchan algunos murmullos y burlas.

—¿Lo ves? Te lo dije, se quedaría preñada en unos meses—ríe uno y abro los ojos como platos.

—Pobrecita, ¿qué hará cuando nazca el bebé? —susurran.

—Pedazo guarra.

¿Cómo mierda la gente se ha enterado de esto? Miro a todos y empiezan a reírse, las lágrimas amenazan para salir. Camino rápido y me choco con alguien.

—¡Leo! —me fijo y es Aries, sonríe ampliamente y me abraza. ¿Se habrá enterado?— ¿Por qué no has contestado a mis mensajes? Te he echado de menos —me da un pico. Sonrío falsamente y le abrazo.

—¡Ey Leo! ¿Ya se lo has dicho? —pasa un chico riendo al lado nuestra—. Felicidades, padres del año —ríe fuerte. Aries frunce el ceño confundido.

—¿Qué le pasa a ese?

—No me digas que no lo sabes —el chico se acerca—. Vamos Leo, el chico no podrá esperar.

—¿Esperar a qué, Leo? —Aries me mira y trago saliva. El chico nos mira.

—La has preñado tío —le da palmadas en el hombro y se va. Aries me mira un poco aterrado.

—Será mejor que hablemos fuera.

💊💊💊

Aquí de nuevo 😂💗

¿Qué ocurrirá?😏

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