Capítulo 11

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Narra Tauro

Muerdo mi lápiz mientras miro atentamente los apuntes de literatura. Tengo hambre... otra vez.

Salgo de mi habitación directo a la cocina, donde está mi padre con el portátil.

-Papá no deberías traerte el trabajo a casa- abro un armario y saco una caja de cereales.

-Sí, sí- resoplo-. Sabes que no me gusta estar allí.

-Ya.

Voy de nuevo a mi habitación y veo como mi móvil vibra. Es un mensaje de Virgo.

Virgo: No puedo estudiar, es demasiado aburrido 😩

Tú: Yo también, pero al menos tengo la Play a mi lado...

Sé de mis intenciones. A Virgo le encanta jugar conmigo y ahora tengo ganas de que venga aquí.

Virgo: Tauro. Ahora no puedo ir. Hay que estudiar.

Tú: Venga Virgo... Sólo un ratito. Y después te vas.

Virgo: Mis padres no me dejarán. ¿Por qué no invitas a Aries? Él es mejor que yo.

Tú: Pero yo quiero jugar contigo. Dile a tus padres que vienes a estudiar. Por favooooor 😭

Virgo está escribiendo....

Virgo: Vale. Pero solo un rato.

Salto por mi victoria. Miro a mi alrededor. La habitación está hecha una pocilga, será mejor que recoja.

Guardo la ropa en el armario, las provisiones en la nevera secreta del suelo y los envoltorios y demás los meto en una bolsa para meterla debajo de la cama.

-Ya está. Como nueva- no puedo evitar poner una sonrisa de satisfacción.

Suena el timbre y voy corriendo.

-¡Voy yo!

Cojo el telefonillo y por la pantallita se ve a Virgo con una pequeña mochila- donde llevará los supuestos libros- y mirando seria a la cámara.

-¿Quieres abrir?- río y le abro.

-¿Quién es?- pregunta mi padre.

Se escucha el timbre y dejo pasar a Virgo.

-Yo- entra y mi padre al verla de levanta y le da un abrazo. Un sentimiento de ¿celos? me invade.

-Ay mi pequeña. ¿Qué tal van las clases?

-Bien. He venido a estudiar con Tauro- me pongo al lado de mi amiga separándola de mi padre

-Vamos a estudiar. No nos molestes, papá.

Él me guiña un ojo y pongo los ojos en blanco. Cuando llegamos a mi habitación Virgo se sienta en la cama mientras yo preparo los mandos y enchufo el aparato.

-Podrías haber invitado a Aries, o a Géminis. Ellos juegan mejor que yo- se recuesta en la cama.

-¿Aún sigues con eso? Tengo ganas de estar contigo- ella levanta la cabeza sonrojada.

-B-bueno... Yo también tengo ganas de estar contigo- sonrío y me tumbo a su lado. Le entrego el mando de color chocolate, su favorito. Nos levantamos de la cama y nos sentamos en el suelo.

-¿Qué juego prefieres? ¿Éste- le entrego una caja- o éste?

-Mmm... El de guerra- sabía que iba a elegir ese.

-Vale. Prepárate para perder, Virgo- frunce el ceño.

-Eso ya lo veremos, gomia.

Ya llevamos tres cuartos de hora jugando. Virgo me va ganando. No puedo permitirlo, así que haré algo de trampa...

Virgo mira por la ventana, hay un gato!

-¿Dónde? - se gira y yo aprovecho para quitarle el mando- ¡Oye! Qué tramposo.

Me levanto del suelo y ella se abalanza sobre mis piernas. Yo caigo en mi cama y Virgo se sube encima mía.

-Ya verás tramposito... -nuestras miradas chocan.

Nos quedamos viéndonos el uno al otro un buen rato. Virgo es preciosa. Hace muchos años que la conozco y ninguna chica me ha llamado tanto la atención como ella. Hace un tiempo me planteé confesarme pero me negué completamente. Pensaba que me iba a rechazar y que no sería más mi amiga, así que decidí "olvidar" mis sentimientos amorosos. Pero eso ha sido del todo imposible. Cuando me acerco a ella o ella a mi, me pongo nervioso, aunque Virgo no lo note.

Me acerco cada vez más a su rostro, nuestros labios se rozan. Virgo está sonrojada hasta las orejas y sonrío.

-Oye, levanta que pesas- le empujo hacia el otro lado de la cama. ¿Por qué no la has besado? Deberías haberlo hecho. Maldita subconsciente.

-Creo que será mejor irme a mi casa... Mamá podrá sospechar- se levanta de golpe de la cama. ¿He hecho algo mal? Sí, no besarla. Cállate.

-B-bueno, mándale saludos a Bonnie de mi parte.

Cuando recoge todo salimos de mi cuanto algo incómodos. Pasamos por la cocina y Virgo se despide de mi padre.

-Adiós Jack, a la próxima que hagas burritos me llamas- Virgo le guiña un ojo a mi padre.

Mi padre es chef en un restaurante reconocido en la ciudad, antes estaba viendo cómo hacer una página web sobre el restaurante. Siempre le digo que lo haga en su despacho en el restaurante pero nunca me hace caso.

-Claro que sí. Siempre serás bienvenida.

Virgo ríe y le acompaño a la salida. El ambiente vuelve a ser incómodo. Nos quedamos parados sin saber qué decir

-Oye, yo...- intento relajar el ambiente pero me besa.

Un sentimiento de felicidad me recorre por todo el cuerpo. Le correspondo al beso. Me encantan sus dulces labios, podría decir que incluso más que la comida. Podría ser un adicto a ellos.

Dejamos de besarnos por falta de aire.

-Te quiero- Virgo se sonroja levemente. Tiene las manos apoyadas en mis hombros.
-Yo también- sonrío un poco.

-Mañana nos vemos. Adiós - me da un pico.

-Adiós.

Se aleja casi corriendo hacia su casa. Es preciosa.

Tauro tiene novia!- bajo mi mirada y me encuentro a mi hermano más pequeño riéndose.

A lo lejos están mi madre y mis dos hermanos medianos carcajeándose a lo bestia.

-¿Se te ha quitado el hambre, Taurito?- Thor, el mediano se ríe mientras se encoge poniendo sus manos en su estómago.

-Qué graciosos sois...- entro a casa un poco indignado y veo a mi padre mirando un papelito cuadrado.

-Si es que están hechos el uno para el otro, como el ketchup y las patatas- le quito el papel de las manos, o mejor dicho, la foto.

-¡¿Pero cómo?! - es una foto de Virgo y yo cuando nos hemos besado. Me sonrojo como un tomate.

El resto de la familia entra a casa y durante toda la cena se burlan de mi. Yo sólo intento pasar de ellos.

Al menos Virgo me quiere, y eso hace que todo lo demás no me importe, solo ella.

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TwelveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora