Capítulo 16

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Narra Aries

-¿Por qué tengo que ir a la fiesta?- pregunto furioso.

-Debes salir, divertirte- Virgo intenta animarme. Desde que rompí con Leo estoy que no estoy.

-Es imposible divertirme, ella no está - dejo de moverme en círculos por la habitación de mi amiga- y todo por mi culpa. Soy un imbécil, joder.

-No digas eso. Si te arrepientes, ¿por qué no vas a por ella? Si de verdad la quieres estarías ahora mismo en la puerta de su casa intentando convercerla de que baje - Virgo se cruza de brazos-. Eso ha donado un poco a acoso, pero dejemos ese tema. Ves a por ella y perdónale.

-Ya lo he hecho y no me escucha. Parece que no existo para ella- me siento en la cama de Virgo, poniéndome las manos en la cabeza.

La puerta de la habitación se abre dejando ver a Tauro con una caja dónde pone "Pastelería Paquita".

-¡Hola! Eh - se nos queda mirando-, ¿Aries qué haces aquí?

-Más bien, qué haces tú aquí- respondo, ¿Tauro en casa de Virgo, solos, con unos pasteles? Sospechoso, Tauro nunca comparte sus pasteles.

-Tau, deberíamos decirlo ya- Virgo se acerca a mi amigo y le pone una mano en su hombro izquierdo.

-Vale- los dos me miran-. Queríamos que también estuviera Géminis pero debido a las circunstancias, te lo contaremos ahora- frunzo el ceño confundido.

-Estamos saliendo- un sentimiento de alivio me recorre.

-Ya era hora- resoplo, el dúo gruñe.

-¿Cómo que era hora?- Virgo se cruza de brazos.

-Os gustáis desde hace años y por fin estáis juntos. ¿No creéis que ya teníais que admitirlo?- mis dos amigos parecen pensárselo. Tauro deja la caja en el escritorio.

-Es verdad- Virgo relaja su expresión -. Pero ahora eso no importa, tienes que ir a por Leo y demostrarle de que tú no hiciste nada con esa Rina- siento que la motivación empieza a recorrer mis venas.

Rina, desde que le dije que se fuera, no ha vuelto. Menos mal.

-Tienes razón. ¡Ahora mismo iré a su casa y le demostraré que no soy un patán! ¿Quién va a recuperar a Leo? - grito levantando un puño.

Aries! - Tauro y Virgo hacen lo mismo que yo.

-¿Y quién va a demostrarle que la ama?- grito otra vez.

Aries!

-¿Y quién me va a comprar una pizza al día? - grita Tauro, no soy consciente de lo que dice.

Aries! - gritamos Virgo y yo.

-¡Toma ya!- Tauro hace un baile ridículo.

-Serás cabrón - le empujo de broma y caemos en la cama de su novia.

-Oye me vais a desmontar la cama- Virgo nos empuja y caemos al suelo. Nosotros nos empezamos a reír.

-Mejor me voy. No quiero interrumpir lo que vayáis a hacer- les guiño un ojo y se sonrojan-. Adiós.

Salgo de la casa de Virgo corriendo. La casa de Leo está lejos, ya que vive a las afueras, pero eso ahora no importa, haré todo lo que pueda por recuperarla.

Después de unos quince minutos corriendo y diez andando, llego a casa de Leo. Voy caminando lento debido al cansancio. Unas voces se escuchan.

-Gracias por acompañarme - es Leo, me escondo detrás de un árbol.

-De nada, a veces es de ayuda hablar con un desconocido para desahogarse- un chico está enfrente suya, ¿quién será?-. Yo me tengo que ir. Espero verte otra vez, Leo- le sonríe.

-Supongo que yo también. Adiós Ofiuco- se abrazan y el tal Ofiuco se aleja.

Cuando el tío está lo suficiente lejos salgo de mi escondite. Estoy enrabiado.

-¿Quién era ese?- Leo se sobresalta. Mi respiración se acelera.

-¿Qué haces aquí? Recuerdo haberte dicho que no te acercarás a mi- nos quedamos mirándonos.

-He venido a recuperarte, cueste lo que cueste- me acerco a la pelirroja y la acorralo en luna pared-. Y me da igual si ese tío es tu nuevo novio o si lo será-, me acerco a su oído y le susurro-: Yo te quiero, y eres mía - le doy un beso en los labios pero ella me empuja.

-Fuera- intento acercarme a ella-. Te he dicho que te vayas, ¡ya!- me alejo de la casa y salgo corriendo.

¿Por qué he hecho eso? Yo nunca he forzado a nadie de esa forma. Leo, ¿qué me haces?

Narra Sagitario

-Necesito cinco bolsas de patatas, cuatro botellas de Coca-Cola y... No de eso no, antes le he dicho siete bolsas de- resoplo-. ¿Sabe qué? Mejor déjelo, ya iré yo a la tienda- alejo el teléfono de mi oreja, la señora se ha puesto a gritar-. Adiós - y cuelgo.

-¿Reservando la comida?- Santi entra a la cocina y abre la nevera.

-Sí, la señora de la tienda está loca. Deberían de contratar a otra persona...- dejo caer mi cabeza sobre la mesa.

-Anda, relájate- me dice mientras se sienta a mi lado. El timbre de casa suena.

-Debe de ser Cáncer. Voy a abrir.

Me levanto y voy a la entrada. Abro la puerta y veo a mi amiga con Piscis.

-¡Hola! He traído a Piscis, pensaba que nos podría ayudar- el chico se rasca la nuca.

-Bien. Nosotras dos no podemos solas. Pasad.

Entran a casa y les dejo pasar al salón.

-Hola- mi hermano entra al salón sonriente, pero cuando ve a Piscis se le quita la sonrisa-. ¿Quién es?- señala al chico.

-Es Piscis, el chico que le gusta Cáncer. Libra y yo creemos que a él también le gusta ella- le susurro al oído. Mi hermano se queda mirando a Piscis, éste se revuelve incómodo. ¿Será que aún le gusta Cáncer?

-Hola - Santi estira la mano.

-H-hola - Piscis le corresponde-. Soy Piscis.

-Santi - un silencio incómodo recorre la sala.

-Bueno... Mejor vamos a mi habitación- mis amigos se levantan del sofá y me siguen.

Abro la puerta y les dejo entrar.

-Uf, parecía que nos íbamos a ahogar por el ambiente- Cáncer se tumba en mi cama, yo le dejo una silla a Piscis.

-Sí... - rebusco en mi escritorio, hasta que encuentro una libreta- ¿Empezamos con la comida?

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