Capítulo 28

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Narra Capricornio

Cuando escucho que Leo cierra la puerta de abajo, suspiro.

No soy una persona a la que le guste mucho salir, pero estar aquí encerrada es estresante. Primero, porque mi padre me ha castigado sin salir de aquí. Segundo, mi madre no para de molestarme. Y tercero: Escorpio no se ha dignado a aparecer desde el día de su cumpleaños.

Me levanto de la cama y salgo de la habitación para ir a la cocina a comer algo.

-Te he dicho que no salgas de tu habitación- me detengo al escuchar la voz de mi padre.

-¿Quieres que me muera de hambre? Además, deberías de estar en el trabajo- digo seca. Entro en la cocina y cojo un paquete de galletas con virutas de chocolate.

-¿Quieres que me enfade?

-Ya lo estás -voy a salir del salón pero mi padre se levanta del sofá, dejando el periódico en una mesa pequeña que hay al lado. Le observo. Ha fruncido el ceño.

-Vamos, te vienes conmigo.

-¿Dónde? -Mastico una galleta y a paso lento subo las escaleras.

-A mi oficina, ¿no quieres salir de aquí? -resoplo y subo a mi habitación a vestirme. Sé que será imposible escaparme de él.

Nos subimos a su lujoso coche, el cual tiene perfectamente cuidado y aún huele a nuevo.

-¿Tienes frío? Puedo enchufar la calefacción -me sorprendo al oír la amable actitud de mi padre.

-No, gracias...-me pongo el cinturón y me acurruco en el asiento.

Mi padre pone la radio y suena una música un tanto triste pero tranquila. Miro la ciudad llena de nieve y cierro los ojos.

👮👮👮

-Capricornio -me despierta mi padre. Me froto los ojos y salgo del coche. Siempre que subo a un vehículo me da sueño.

Andamos un par de minutos hasta llegar al gran edificio donde trabaja mi padre. Me miro reflejada en uno de los cristales que forman las paredes de éste.

-Vamos.

Le sigo y entramos al edificio.

-¡Señor, señor!- grita una chica de unos treinta años mientras corre hacia nosotros.

-¿Sí, May?- dice mi padre con un tono candado.

-Le acaban de llegar estos papeles y... ¡Madre mía! ¿Esta es su hija?- él asiente y la tal May de acerca a mi para abrazarme-. Yo soy May, encantada. Soy la secretaria de tu malhumorado padre.

-Yo soy Capricornio -digo con una sonrisa falda.

-Debes de ser la hija perfecta. Tu padre no para de habla te ti- mi padre le tapa la boca a May y la aparta.

-Vamos, tengo que hacer trabajo.

Andamos hasta unos ascensores. Me giro y May está moviendo la mano despidiéndose, aunque seguramente la veré otra vez.

-¿Subes?- entro al ascensor y mi padre aprieta el botón que lleva a la planta veinticuatro: la última planta.

El ascensor nos sube en menos de medio minuto y salimos.

Miro a mi alrededor: hay una pequeña recepción muy bien decorada con unos sillones muy modernos a la izquierda, un escritorio a la derecha (debe ser donde se sienta y trabaja May) y una puerta de cristal opaco a unos metros, seguramente el despacho de papá. Las paredes son grises y de tonos fríos.

-Vaya... -digo pasando mi mano por uno de los sillones.

-Entra - miro la gran puerta de cristal, la cual está mi padre aguantándola para que no se cierre.

Entramos y miro el gran despacho. Es bastante simple, pero enorme. Un escritorio, un sofá en forma de L un poco alejado, unas estanterías con libros, papeles y archivos, algunos cuadros... Lo único que destaca es la gran cristalera que hay tras el escritorio.

Me acerco a los cristales y miro hacia abajo.

-Necesito que me traigas unos papeles- me giro y mi padre está buscando algo en la estantería.

-¿No podrías haberlos cogido antes?

-Yo que sabía, tú solo traelos- resoplo y me acerco a la puerta-. Planta quince, primera puerta a la derecha. Di que te he mandado yo.

Asiento de mala gana y salgo hacia el ascensor. ¿Por qué me ha traído?

El ascensor abre sus puertas, pero no en la planta correspondiente. Un chico de unos veinticinco años se posa a mi lado.

-Hola -sonríe-. ¿A qué planta vas?

-A la quince- intento no sonar molesta.

-Un mal día, ¿verdad?- me encojo de hombros.

-Algo así.

Las puertas se abren y salgo, el chico va detrás mía.

Hay una pequeña salita y recto hay un largo pasillo. Me acerco a la primera puerta a la derecha, donde me ha dicho mi padre.

Giro el mango pero la puerta no se abre.

-Si me permites...- el chico de antes saca unas llaves fe su bolsillo y la abre-. Soy Vico, tú debes de ser la hija del jefe. Ahora te doy los papeles.

-Eh

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-Eh... ¿gracias?- me entrega un taco de papeles y los cojo como puedo, pesan mucho.

-Mejor te ayudo- me quita más de la mitad del montón y subimos de nuevo al ascensor.

👮👮👮

-Capricornio, este es mi más fiel empleado (después de May), Vico. Vico, esta es mi hija, Capricornio -le doy la mano al chico y él me mira sonriente.

-Encantado -me besa la mano pero en seguida la suelta y se dirige a mi padre-. Ahí tiene los papeles. Yo me tengo que ir- va con prisas a la puerta y se despide con un movimiento de manos.

-Es un poco raro- me encojo de hombros y me tumbo en el gran sofá.

El resto de día pasa bastante aburrido. Lo único interesante que he hecho ha sido conocer a May y a Vico. Lo demás ha sido ir a imprimir papeles, traerle café a mi padre o ir a comprarme golosinas a la maquina expendedora de la recepción de abajo.

El silencio inunda de nuevo el coche. Vamos de vuelta a casa.

-Tu madre debe de haber hecho la cena-digo por decir algo.

-Mamá se ha ido-me cruzo de brazos-. No creo que vuelva hasta dentro de una semana. ¿Vamos a comprar la cena?

Asiento y vamos a un puesto de hamburguesas.

👮👮👮

Lo siento para l@s que queríais Escornio, pero creo que este ha sido un capítulo para enterarnos mejor de la situación de Capricornio (al igual que algunos de los anteriores, con su familia etc)

He pensado que el próximo capítulo podría continuar con Ofiuco. ¿Os gustaría que continuase con la historia?

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