El comienzo:

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Nota: Esta historia no está corregida. 


La poción estaba lista, era el mayor y más extraordinario descubrimiento de su época. Burbujeaba provocando increíbles destellos, como luz líquida. Era tan clara que casi parecía transparente y su aroma asemejaba a la madera mojada, a lluvia y tierra. Le otorgaba a quien la tomara un rápido detenimiento del envejecimiento natural del cuerpo y no sólo eso, que de por sí era increíble, sino que también le otorgaba una extraordinaria inteligencia. Sin embargo era el mayor secreto jamás guardado, ya que de conocerse provocaría un caos; muchos matarían por obtenerla, como bien anticipó su creador Apolo Pratt. Tan importante y delicado secreto sólo lo compartían un puñado de personas, las cuales bajo juramento se comprometieron a custodiar su receta. Se mantuvo durante unos años, pero lamentablemente se corrió un rumor, que llegó a oídos indebidos. Entonces Apolo Pratt, al ver su vida en peligro y la de sus seres queridos, tomó a su familia y huyó a un lugar remoto en el campo, entre montañas y un bosque; y de difícil acceso. Allí creo junto a su familia y aquellas personas que se habían comprometido a ayudarlo una pequeña comunidad. Esta guardó y custodió la receta durante muchos años. No obstante, ninguno tomó nunca la poción, ya que no era perfecta; era tan extraordinaria como peligrosa. Su creador y otras personas de la comunidad siguieron estudiándola para poder perfeccionarla, pero durante mucho tiempo no tuvieron éxito. Así que el secreto se trasmitió de generación en generación, sólo a tres miembros elegidos cuidadosamente de la comunidad.

Habían pasado muchos años desde el nacimiento de aquella pequeña comunidad de magos, tantos que sólo los más ancianos se acordaban de su repentino nacimiento y, aunque lejos de todo, parecía prosperar. A pesar de ser gente amable y cálida al principio se negaron a tener algún contacto con otros magos y brujas, temerosos de repetir la peligrosa historia por la que sus familias habían pasado. Nadie era bienvenido y durante años se mantuvieron alejados, no obstante con el paso del tiempo las defensas fueron más flexibles y permitieron que algunas personas provenientes de otros lugares se quedaran allí con su familia, creciendo en número poco a poco. De todos modos, jamás permitieron que su descendencia saliera del pueblo y sólo se mezclaban entre ellos manteniendo estrictamente sus tradiciones.

Sin embargo, algo cambió totalmente sus vidas una noche oscura en que el pueblo fue atacado y destruido por los mortífagos, donde todo se iluminó por el fuego y el humo se esparció por todos lados haciendo el aire irrespirable. Al amanecer, no quedaba nada de pie. Cuando acabaron de contar a sus muertos caídos en combate y darles digna sepultura, se debatió la posibilidad de abandonar el pueblo y dirigirse de nuevo a la gran ciudad o a otro lugar más secreto e inaccesible. También se realizó una reunión secreta en la que se planteó la extrema urgencia de trasladar el tesoro que custodiaban, porque era evidente que el rumor de que escondían la receta de la poción mágica había llegado a oídos del Señor Oscuro. Otra vez se había corrido un rumor, una desgracia para todo ellos.  Muchos se opusieron a trasladarse, ya que le habían tomado mucho cariño al lugar en donde habían vivido por generaciones. Entonces aquella gente fuerte y luchadora se quedó allí y comenzó la reconstrucción del devastado pueblo. Por suerte la receta estaba tan bien escondida mediante antiguos encantamientos, que los mortífagos no pudieron hallarla y creyeron durante algún tiempo que el rumor era falso, sólo durante algún tiempo.

Muy pronto, demasiado pronto, a aquellas personas se les presentó un nuevo dilema más urgente que los muchos que ya venían acumulando, el año escolar iba a comenzar pronto y sus jóvenes no tenían dónde estudiar. El colegio con el que contaban había sido destruido por completo y varios de los profesores que enseñaban allí perecieron en el combate. Después de muchas y largas discusiones entre los miembros más destacados de la comunidad se decidió contactar al director del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, Albus Dumbledore, planteándole el problema y preguntándole si podía recibir a sus alumnos. Dumbledore, aunque sorprendido por tal inusual petición, no tardó en responder. Era un anciano noble, solidario y generoso, que recibió a aquellos niños con los brazos abiertos y una enorme sonrisa. Eran demasiados y tendría que hacer muchos cambios, pero no había nada que ese hombre no pudiera solucionar.  

La historia de la princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora