Cumpleaños:

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El día del cumpleaños de Julieta fue unos días antes de partir a Hogwarts. Se despertó un poco tarde esa mañana, la noche anterior le había costado dormirse ya que estaba triste porque sería el primer cumpleaños que pasaba sin la compañía de sus padres. Recordaba todos los momentos felices que habían compartido juntos y que ya nunca volverían. Se preguntó como siempre por qué Severus no la habría despertado antes. Se levantó, se puso su habitual túnica y bajó a desayunar, bueno mejor dicho, a almorzar. En las escaleras percibió un olor delicioso a comida que logró animarla un poco.

_Hola preciosa, ¡feliz día!_ le dijo Severus al verla entrar con una sonrisa y le dio un beso y un abrazo. El hombre estaba del mejor humor.

Estaba poniendo la mesa que se encontraba repleta de platos deliciosos.

_ ¿De dónde has sacado todo esto?_ le preguntó sorprendida y complacida con una sonrisa.

_Los hice yo, por supuesto._ le respondió el hombre sonriendo mientras le servía jugo de calabaza.

_ ¿En serio?.... ¿De dónde te los robaste?_ bromeó Julieta.

_ ¡Hey! ¿No me tienes fe?_ aparentó ofenderse Severus.

_Severus, he vivido lo suficiente contigo para saber que cada vez que entras a la cocina comienzas un incendio.

El hombre rió divertido.

_Fui a visitar a la señora White y se los encargué_ explicó derrotado el hombre.

_Se ve todo muy rico. ¡Gracias!_ le dijo ella sonriendo y abrazándolo.

Realmente estaba muy delicioso todo y lo disfrutaron con ganas. Severus volvió a sorprenderla con una torta de chocolate y Julieta se sintió realmente halagada. Estaban comiendo la torta sentados juntos en el sillón y abrazados cuando el hombre mencionó otro regalo más.

_Te compre algo... pero no lo pueden traer por lechuza así que deberé ir a buscarlo.

_ ¡Vaya! ¡Gracias, Severus! No tenías que molestarte tanto... ¿Y qué es?_ dijo pensativa... " ¿Qué sería lo que no pueden traer por lechuza?"

_No es tan lindo como la pulsera que te regalé por navidad pero...

Julieta saltó del sillón sorprendida y casi se le cae la torta al piso.

_ ¡¿Tú eras el de la pulsera?! ¿Por qué no pusiste el nombre? ¡Me estuve matando el año pasado tratando de descubrir quién era!

_ ¡No iba a poner mi nombre! ¿Y si alguien lo leía?... ¿Nunca se te ocurrió que era yo?_ se sorprendió Severus que desde hacía tiempo daba por sentado que Julieta sabía quién era.

_Sí, pero... pero tu letra no coincidía_ balbuceó la chica.

_ ¿Mi letra?_ preguntó sorprendido el hombre sin entender.

_Sí, claro. Leanne se fijó en un trabajo de pociones que estaba corregido y comparamos las letras ¡y no coincidían!_ explicó Julieta.

_Ahhhhh sí, siempre corrijo a las apuradas. ¿Le mostraste el mensaje a tu amiga?_ dijo Severus con el ceño fruncido.

_ ¡Sí, claro! La pulsera la vieron todas mis amigas._ dijo con sinceridad Julieta.

_ ¡Vaya! ¡Menos mal que no firme con mi nombre!_ se sorprendió Severus algo incrédulo.

_Con razón había visto esa letra antes._ susurró para sí misma Julieta sin prestarle atención a la actitud del hombre ni a sus palabras.

Julieta dejó el plato de la torta en la mesa y se volvió a sentar en las piernas de Severus acurrucándose en su pecho como un felino, y se quedó pensativa. Severus la abrazó y recobró su buen humor, la chica siempre conseguía eso sin ningún esfuerzo.

La historia de la princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora