La historia de la princesa

Obliviate:

La confesión de Damián afectó mucho a ambos chicos y llenó de dudas a Julieta. Nunca se imaginó que su amigo ocultara aquellos sentimientos y al enterarse no supo que decir. Damián le importaba mucho, a pesar de la pelea que tuvieron, pero sólo lo quería como amigo. Al reflexionar sobre sus sentimientos descubrió que todavía sentía por Severus un cariño tan grande como la primera vez que estuvo con él pero por otro lado la conducta del hombre la llenaba de dudas y no sabía qué hacer. No quería perder la amistad de Damián pero el chico al darse cuenta de que ella no compartía sus sentimientos se alejó herido. Los días que siguieron a ello Julieta se sintió realmente mal, ¿por qué nada en su vida salía como ella deseaba?

Un par de semanas después, estaba una tarde estudiando sola en la biblioteca cuando apareció Eddie corriendo agitado.

_Me he escapado... Carrow nos lleva... a una clase de quinto... _ dijo agitado y aterrado el chico_ Tienes que... ayudarnos.

_ ¡Vamos! Llévame a donde están_ dijo Julieta poniéndose de pie y saliendo casi corriendo de la biblioteca junto con el chico. La señora Pince los miró con el entrecejo fruncido.

Al llegar al tercer piso y antes de entrar al aula del profesor Carrow detuvo al chico.

_ ¿Qué clase de quinto es? Porque si son de Slytherin tendré problemas y necesito refuerzos_ dijo Julieta nerviosa.

_No... son Hufflepuff_ dijo seguro Eddie.

_Bien_ susurró Julieta mientras se aseguraba que no había nadie por allí sacó su varita. Luego agregó_ Entra al aula, yo iré un minuto detrás de ti.

El chico asintió con la cabeza y entró al aula e inmediatamente el profesor Carrow empezó a insultarlo.

_ ¿Quién quiere comenzar con el Cruciatus? Tú serás el primero_ dijo el malvado hombre señalando a Eddie. Éste tembló entero.

_Me parece que no._ intervino Julieta entrando al aula e inmediatamente le lanzó un maleficio de desmayo al hombre.

El profesor Carrow totalmente sorprendido se elevó por el aire y fue a caer estrepitosamente contra un gran armario que había allí deslizándose al suelo inconsciente. Los chicos de primero tanto como los de quinto aplaudieron levantándose de los asientos y rodeando a Julieta.

_ ¿Y ahora qué hacemos? ¿Lo encerramos?_ dijo Ernie de Hufflepuff con una enorme sonrisa.

_ ¡No...! ¡Escuchen!_ dijo dirigiéndose a todos_ Ahora voy a modificarle la memoria para que piense que ya todos hicieron el maleficio y que despidió a los alumnos de primero.

Todos se mataban de risa y aplaudían con la idea.

_Shhhhh puede venir alguien_ intervino Eddie que se frotaba las manos muy nervioso.

_ ¿Ya lo has hecho antes?_ preguntó una chica de cara redonda.

_Bueno... no, pero he leído algo sobre ello_ confesó Julieta con humildad, y agregó_ por eso necesito silencio para poder concentrarme.

_Pero..._ discutió preocupada la chica.

_ ¡Cállate Susan, si despierta estamos fritos!_ dijo Ernie.

Luego Julieta se paró delante del profesor y concentrándose como nunca dijo "obliviate", de inmediato los ojos del hombre comenzaron a desenfocarse y pareció quedarse dormido. Julieta no tenía idea si había funcionado o no y menos cuan permanente era pero esperó que lo fuera lo suficiente. Los chicos la miraban mudos, no se oía en el aula ni una sola respiración.

_Bien, ahora necesitamos trasladarlo a su silla así cuando despierta no nota nada raro_ dijo Julieta.

Ernie y dos chicos más lo trasladaron con alguna dificultad ya que pesaba mucho y cuando terminaron el hombre comenzaba a despertarse. Todos se pusieron nerviosos.