Libre:

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El clima ya estaba mucho más cálido y el hielo del lago se había derretido. Pronto llegaría la primavera con sus flores y sus pájaros. Era un domingo por la mañana muy temprano y Julieta se encontraba desayunando, no había muchos alumnos levantados a esa hora y las mesas en el gran comedor estaban casi desiertas. La única mesa donde ya había más actividad era la de los profesores. Estaba jugando con sus cereales cuando oyó un alboroto en el vestíbulo, alguien hablaba a los gritos. De pronto en la puerta vio una aparición fantástica o eso pensó al menos al principio. Con su cabello rubio revuelto, unos cansados ojos azules y una sonrisa estaba Leanne Pratt. Julieta se quedó con la boca abierta al mirarla y cuando volvió en sí dio semejante grito que todos en el gran comedor se callaron de repente. Se levantó de un salto y con un manotazo regó de cereales por todos lados, corrió apresurada hacia la puerta y se lanzó encima de su amiga llorando como una histérica, haciendo que su amiga casi cayera hacia atrás. Estaba muy delgada y débil.

_ ¡Oh, por Merlín!_ exclamó la profesora McGonagall que estaba cerca y corrió hacia la chica. Muchos de los profesores que estaban por allí la imitaron y pronto Leanne estaba rodeada de alumnos y profesores.

_ ¿Qué está pasando aquí?_ preguntó el profesor Snape que venía bajando las escaleras de mármol y miraba sorprendido el tumulto.

Cuando vio a Leanne Pratt se quedó estupefacto, nadie le había avisado que iban a liberarla, y ya casi se había rendido. Avanzó apresurado hacia ella y al verla tan débil que parecía que se iba a desmayar la tomó de un brazo.

_Minerva, por favor, ayúdame a llevarla a la enfermería_ le dijo a la profesora McGonagall que la tomó del otro brazo pero Julieta se negaba a soltarla.

_ ¡Déjela señorita Rosier!_ le ordenó la mujer. Rose que estaba cerca tomó a Julieta y la apartó de Leanne.

Ambos profesores se la llevaron a la enfermería seguidos de Flitwick y Sprout. Madame Pomfrey, luego de revisarla bien, dijo que estaba bien y que sólo necesitaba reponer fuerzas así que Leanne estuvo en la enfermería una semana antes de reincorporarse a las actividades habituales del colegio. Su aparición había causado conmoción en el colegio y todos sus compañeros iban a visitarla causando tal alboroto que pronto madame Pomfrey tuvo que limitar sus visitas. Sin embargo la chica se recuperaba admirablemente y bastante rápido.

Estaba un día Julieta acompañándola en la enfermería y, como estaban solas, le pidió que le contara como había sido liberada, ya que Leanne no le había dicho a nadie nada y no habían querido insistir en el tema, pero esta vez fue diferente.

_Todo fue gracias al profesor Snape_ dijo Leanne.

_ ¿A Snape?_ dijo asombrada Julieta.

_Sí, fue varias veces a esa casa. Podíamos escucharlo... ya sabes, se escucha todo del salón_ dijo la chica con una pequeña sonrisa_ Últimamente en estos días cada vez que volvía tú sabes quién, aparecía el profesor Snape, le decía que yo ya no era útil y que me liberara... Y no sé algo cómo que te lo había prometido....

_Vaya... no lo sabía_ susurró como para sí Julieta.

_Entonces un día vino el padre de Draco y me dijo que lo acompañara, que iban a liberarme, y me trajo hasta la puerta del colegio. Luego se fue.

_Mmmmm ¡Increíble! ¿Y cómo dejaste a todos?_ dijo Julieta con una mezcla de tristeza y alegría.

_Bien, están con Luna._ dijo Leanne algo decaída. Su amiga se sorprendió por esta información pero se alegró de que Luna estuviera a salvo.

_Estarán bien, Lee._ le dijo Julieta con lágrimas en los ojos y la abrazó.

_Sí, ella los cuidará._ dijo Leanne también con lágrimas en los ojos. Así que su amiga se apresuró a cambiar de tema para evitarle más dolor. Pero pronto Leanne volvió a interrumpirla.

La historia de la princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora