La suerte de Damián:

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La curiosidad, la impaciencia y la ansiedad fueron más fuertes que el miedo a estar tan cerca de él otra vez. No es que ella tuviera miedo de que él la atacara y la forzara a hacer algo que no quisiera, tenía un miedo irracional de la situación y hasta ella misma no comprendía por qué. Quizás fueran las enseñanzas un poco a la antigua de su madre, que más que explicarle sobre la intimidad entre un hombre y una mujer, se había encargado de asustarla. Sin embargo a Julieta le parecía que estaba actuando como una tonta niña y se enojó consigo misma. Se levantó y salió de su habitación. Iba a entrar en la de Severus pero vaciló y decidió tocar la puerta.

_Pasa_ le respondió desde adentro.

Severus la miró desde la cama con curiosidad, estaba recostado en pijama apoyado en el respaldo y leyendo un libro. Su cabello largo estaba mojado ya que se acababa de bañar. Julieta, algo incómoda se quedó en el umbral de la puerta sin saber qué hacer, lo miró y le atrajo tanto la visión de él que se avergonzó y miró hacia el suelo.

_Ven aquí_ le ordenó divertido al ver su actitud.

La visión de la chica que se había sonrojado por él, le pareció excitante.

_Dime qué sabes de mis amigos_ le dijo ella, tomando valor y mirándolo a la cara.

_Bien, ven y siéntate a mí lado_ le dijo con una sonrisa mientras dejaba el libro en la mesilla.

Julieta vaciló, la sacaba de quicio la actitud de Severus pero saber la verdad era más importante que comenzar una pelea así que avanzó hacia él y se sentó a sus pies.

_Ven más cerca_ le dijo tomándola del brazo y tirando de ella.

_ ¡Basta, Severus! ¡Dime qué sabes ahora mismo!_ le exigió poniéndose de pié y forcejeando con él.

_Te lo diré si te quedas esta noche conmigo._ negoció Snape divertido.

_Sabes... ¡eres un cerdo!_ le gritó ella molesta.

_ ¿Por qué me dices eso?_ le dijo enojándose, ya estaba cansado de ese forcejeo inútil.

_Porque no puedo creer que juegues con mis sentimientos intentando intercambiar noticias importantes por... ¡por sexo!_ le dijo ella con reproche.

Severus se sorprendió mucho.

_Sólo quiero que te acuestes conmigo... nada más_ le dijo con firmeza.

_Sí, claro..._ le respondió con sarcasmo ella.

Se dio media vuelta e iba a salir de la habitación cuando Severus descubrió que había metido la pata. Se levantó de golpe de la cama y rodeándola por la cintura la obligó a darse vuelta y la beso.

_ ¿Ya no te gusto? ¿No me quieres?_ le dijo con dolor el hombre.

_ ¡Claro que me gustas y te quiero más de lo que puedes imaginar! Acabo de pasar más de 24 horass aterrada por si te había pasado algo, he llorado y decidí no huir porque quería verte._ le gritó ella enojada.

_ ¿Entonces por qué me rechazas así?

_Porque... porque yo..._ no sabía qué decirle. Snape la miró a los ojos fijamente y puedo ver el miedo que había en ella.

_No voy a obligarte a hacer nada que no quieras, Julieta_ le dijo besándola otra vez_ sólo ven y acuéstate conmigo... tengo buenas noticias.

La chica se animó visiblemente, así que fue hasta la cama y se acostó. Severus, tomado por sorpresa porque esperaba otra cosa, la siguió recostándose a su lado.

La historia de la princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora