El Final:

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Había pasado cierto tiempo en el que Julieta estaba sentada en el suelo con la espalda apoyada en la pared. En un rincón apartado, sola. No quería hacer nada, no quería hablar, no quería saber nada de nadie. Sus amigos insistentemente habían intentado que se ocupara en algo como ellos pero la chica estaba muy deprimida y no quería saber nada de la vida.

De pronto entró corriendo por la puerta del gran comedor Damián, atropellando a varias personas en su apuro, una de ellas fue Leanne y Rose que estaban cerca ayudando.

_ ¡Cuidado! ¿Qué pasó?_ dijo Leanne desconcertada.

_ ¡Eh! ¡Procer!_ dijo Rose.

El chico no se detuvo a contestarle y siguió corriendo como si lo persiguiera un monstruo. Ambas chicas se lo quedaron mirando atónitas.

_ ¡Juli! ¡Tienes que venir al vestíbulo!_ le dijo Damián cuando llegó a donde estaba la chica, casi sin aliento. Julieta lo miró de manera apática.

_ No tengo ganas..._ le dijo simplemente.

_ ¡Vamos! ¡Muévete!_ le dijo el chico perdiendo la paciencia y agarrándola del brazo_. ¡¡Tienes que venir!!

_ ¡Suéltame, Damián! ¡Bassstaaa!_ dijo la chica forcejeando con él, claramente enojada. No entendía nada.

_ ¡Levántate! ¡¡Ven!!_ dijo Damián sin rendirse.

Con todas sus fuerzas prácticamente arrastró a Julieta del brazo por todo el gran comedor mientras que la chica se resistía y casi gritaba furiosa. Toda la gente alrededor los miraba sorprendida. En especial sus amigas que no comprendían qué era lo que le había pasado a Damián. La soltó cuando llegaron al vestíbulo.

_ ¡¿Agggggg, qué es lo que te pasa?!_ le dijo Julieta muy molesta mientras libraba su brazo de sus manos.

_Mira_ dijo Damián señalando hacia la puerta del colegio.

Allí había una gran agitación, varias personas se amontonaban alrededor de Lupin que traía en brazos a alguien, ayudado por Kingsley. La profesora McGonagall que había oído el alboroto y estaba mucho más adelante que los dos chicos dio un grito de sorpresa.

_Todavía respira_ le dijo Lupin a la mujer mientras pedía permiso para seguir caminando.

_ Llama a madame Pomfrey, por favor, Minerva_ dijo Kingsley.

_ ¡Está vivo! ¡Está vivo!_ decía la mujer mientras se daba vuelta para ir a buscar a la enfermera y pedía permiso entre la gente que se agolpaba allí.

Todo el mundo alrededor repetía la misma frase, nadie podía creerlo y nadie sabía qué hacer. Damián sonreía pero Julieta no entendía nada hasta que al moverse la profesora McGonagall dejó un hueco entre la gente, a la vez que se paraba en seco al mirar a Julieta. Entonces la chica vio qué pasaba, allí en brazos de Lupin y Kingsley estaba un hombre de pelo largo negro y cara muy pálida cubierto de sangre e inconsciente. Era Severus Snape... y estaba vivo.

_ ¡AHAHAHAHHHHHAAAA!_ gritó como histérica Julieta al reconocerlo y rompiendo en llanto, totalmente fuera de sí.

Todos a su alrededor la miraron estupefactos. Corrió totalmente enloquecida empujando a medio mundo para abrazarlo pero no llegó a él ya que Damián, que había corrido detrás de ella, la agarró y con todas sus fuerzas la detuvo. Mientras la profesora McGonagall le gritaba tratando de calmarla.

_ ¡Espere señorita Rosier, está muy débil! ¡No puede...!_ dijo alarmada.

_ ¡Déjame! ¡Suéltame!... No puedo creerlo_ chillaba la chica sin escuchar a nadie y forcejeando con su amigo.

La historia de la princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora