La Batalla Final (segunda parte):

443 36 25
                                    

El grupo que lideraba Remus Lupin tendría suerte aquel día. Al entrar los mortífagos al colegio fueron los primeros en atacar y con tanta buena puntería que varios hombres de capa oscura cayeron al suelo antes de llegar a ellos. Lupin dio la orden de reagruparse con los otros grupos que estaban en los jardines y allí en el caos más absoluto fue cuando Damián, que aunque estaba aterrado no había cambiado su decisión de pelear, vio a Severus Snape. Estaba con una capucha pero lo reconoció al instante, tanto lo había odiado ese año que podría encontrarlo muy fácilmente en una multitud.

_ ¡Asqueroso traidor!_ le gritó furioso y fuera de sí mientras le lanzaba maleficio tras maleficio.

Severus que se había quedado helado al ver que lo atacaba la única reacción que tuvo fue defenderse, sin atacar. Damián al ver que no lograba herirlo perdió el poco control de la ira que le llenaba el alma.

_ ¡¡Cobardeeeeee, cobardeeeee pelea como un hombre!!_ gritaba fuera de sí y agregó casi sin voz_ ¡¡La abandonaste para huir!! ¡¡COBARDE!!

Esto, más que cualquiera de sus otros insultos, logró hacer que el profesor Snape enfureciera de repente. Había dado en su punto más débil y doloroso que tenía el hombre. Entonces lo atacó, aunque no para matarlo pero sí para dejarlo fuera de combate. Sintió una mano en el estómago que lo empujaba hacia atrás y antes de que pudiera reaccionar vio como Lupin lo salvaba con un encantamiento escudo. Snape y Lupin se batirían a duelo pero esto. Damián apenas lo percibió ya que tuvo que correr al ver a un gigante tratando de aplastarlo con sus enormes patas. Corrió alejándose del castillo pero muy pronto por la presión de la gente que había a su alrededor empezó a retroceder.

En un momento se encontró con un chico algo mayor que él, alto y pelirrojo que lo salvaría no una sino varias veces. De su nombre se enteraría mucho después, era Bill Weasley. Estaba preocupado porque había perdido a su esposa en el caos y no la encontraba por ningún lado. Intentaba pasar una barrera de duelistas e ingresar al colegio por una de sus ventanas rotas cuando Damián vio fugazmente cómo el profesor Snape entraba furtivamente al castillo por una de esas ventanas. Tomando fuerzas a causa de su desbordante furia se unió a Bill y juntos pudieron abrir una brecha y entrar al colegio tan sólo unos segundos después que lo hizo Snape.

_ ¡Oh! ¡Allí esta ella!_ gritó el chico pelirrojo aliviado, mirando hacia unas chicas que estaban cerca_ ¡Gracias!

Le dijo a Damián dándole la mano y luego se separó de él para ir al encuentro de su esposa, una chica rubia muy hermosa. Damián miró para todos lados y no vio a Snape por ningún lado pero pensó que era probable que hubiera seguido por un corredor que había a su izquierda y que conducía dentro del castillo y desembocaba en el vestíbulo. Decidió seguir ese rumbo y corrió hacia él pero apenas había ingresado al lugar cuando vio a un mortífago con cara de sapo peleando con una mujer de pelo rosa chicle. Antes de que el hombre lo viera le lanzó un maleficio y lo dejó inconsciente. Con un grito de júbilo la mujer se acercó a él. Notó que era muy joven, tan sólo unos años mayor que él.

_ ¡Muchas gracias!_ le dijo la chica con una sonrisa y cambiando súbitamente de expresión a otra de preocupación agregó_ ¿Conoces a mi esposo?... Lupin... él... ¡No sé dónde está! ¿Lo conoces?

_ ¡Ohhhh, sí! Estaba fuera justo debajo de esa torre_ le dijo el chico señalándole el lugar.

_ ¡Gracias! Por cierto... soy Tonks_ alcanzó a decirle la chica mientras corría en esa dirección.

Antes de que pudiera reaccionar la tierra tembló y se oyó una explosión impresionante. Damián fue expulsado hacia atrás y cayó al piso estrepitosamente. Había tanto polvillo en el ambiente, que al ponerse de pie, fue un milagro que viera a un mortífago levantar su varita y apuntar a la espalda de Tonks. El chico actuó por impulso y desde la ventana rota lanzó un maleficio que dio en la varita del hombre lanzándola lejos de su dueño. De esa manera salvaría la vida a aquella joven bruja cambiando su fatal destino. Y no sólo el de ella. Con esa pequeña acción logró también salvar a Lupin que de no haber sido por él vería a su esposa caer y unos segundos más tarde morir en sus brazos. Mientras que al bajar las defensas otro mortífago lo mataría también a él. Sin embargo nada de esto ocurrió y Lupin junto a Tonks pelearían hasta el final salvando varias vidas más.

La historia de la princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora