El nuevo colegio:

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Los Rosier eran un matrimonio como cualquier otro con la única diferencia de que poseían magia. Se conocían desde que eran niños ya que habían crecido juntos en ese pequeño pueblo rodeado de montañas. En ese entonces las familias que lo habitaban eran pocas y todos los adultos se conocían entre sí. Así que desde la primera vez que se observaron cuando sus respectivas madres los dejaron un momento juntos en el piso rodeados de juguetes, fueron tan amigos que a nadie le sorprendió cuando más tarde el destino los terminó uniendo.

La señora Rosier era una mujer delgada, de suave cabello oscuro, alta, activa e inteligente. Era amante de las plantas y de las pociones. Junto a su marido y otros amigos cuando eran adolescentes habían formado en el colegio del pueblo un grupo dedicado al estudio de extraños brebajes y pociones. Que aún de adultos mantenían.

El señor Rosier por otro lado era un hombre alto y de cabello claro, aunque actualmente poco le quedaba. Como su esposa, era amante de las pociones pero era aún más osado y audaz por lo que la mujer siempre se vivía quejando de que con sus inventos la casa parecía sumergida de pronto en vapores extraños que le causaban alergia. De todos modos el hombre poseía una valiosa colección de pociones curativas tan poderosas como no existían en ningún otro lugar.

El matrimonio Rosier tenía una única hija, Julieta, que acababa de cumplir 18 años e iba a comenzar el último año de colegio. Aunque normalmente en otros colegios los jóvenes terminaban su educación a los 17 años, allí todo era diferente y se prolongaba por un año más. Cuando se enteraron de las nuevas noticias y de que obligadamente tendrían que mandar a los jóvenes a un colegio lejano, no les hizo mucha gracia tener que separarse de su hija pero no había otra solución. Su educación era lo más importante. Pero era un sentimiento que compartían con los demás, a nadie le hacía gracia mandar a sus hijos "fuera del pueblo", ya que no les gustaba mezclarse con los demás. Ellos educaban a sus descendientes de forma especial para que continuaran con la tradición y la custodia de tan importante descubrimiento.

Julieta Rosier era una bonita y simpática muchacha, de largo cabello lacio negro, ojos café y tez blanquísima. Amante de las criaturas mágicas y de las pociones, como sus padres. En el colegio solía sacar buenas notas y su conducta era intachable. De niña a sus padres nunca les había dado problemas ya que era una criatura más bien tímida y tranquila. De adolescente su carácter se tornó un poco más fuerte y decidido por lo cual siempre solía discutir con ellos. Sin embargo sus padres tenían altas expectativas con ella, querían enseñarle seriamente el arte de las pociones por lo que aquel año de separación no les había agradado nada.

El último día que la chica pasó en su querido pueblo su humor decayó bastante, se despidió de sus familiares con tristeza y un poco asustada partió para aquel lugar tan lejano y desconocido. Nunca en su vida había viajado y no tenía idea de qué podría haber detrás de ese bosque y mucho menos del otro lado de las montañas. Por suerte no iba sola pero de todos modos al llegar a la "gran ciudad" la cantidad de gente la abrumó, el ruido la aturdió y el calor sofocante la abatió bastante. No tuvo tiempo de asimilar nada ya que pronto se encontró en un tren rodeada de jóvenes extraños y bulliciosos, muy distintos a todos ellos.

Exhausta por el largo viaje que había hecho hasta la ciudad y que continuaría en ese tren por un largo día más estuvo a punto de rendirse. Pero por suerte contaba con el apoyo de sus amigos inseparables. Todos los nuevos alumnos se conocían, muchos eran hermanos o parientes. Su mejor amiga se llamaba Leanne Pratt y era, en todo sentido, tan diferente a ella que resultaba sorprendente que se llevaran tan bien. Tenían la misma edad y se conocían desde niñas. Leanne era bellísima, alta de cabello rubio ondulado y poseía unos impactantes ojos azules. Tenía una personalidad extrovertida y atrevida que contrastaba con la de su amiga, que era más reservada y callada. A Leanne la acompañaba su hermana pequeña, Anise Pratt, que iba a empezar el colegio por primera vez. Parecía un calco de su hermana mayor y estaba ansiosa de nuevas aventuras.

La historia de la princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora