12.

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¡Espero que les guste el capítulo! 

No se olviden de votar y comentar, no toma más de un minutos<3 

Pd: Pueden encontrar imágenes y novedades de todas mis historias en mi cuenta de instagram: DenisseGBellamy. 

No sé cuánto tiempo ha pasado desde que deje el refugio, ni cuanto más había transcurrido desde que había caído completamente dormida en mi cama. El señor Midas se encuentra a mi lado, pero él no es el responsable de haber irrumpido mi sueño.

Todo a mi alrededor está completamente sumido en la oscuridad, por lo que estiro mi brazo, encendiendo la lámpara de mi mesita de noche. El grito que se construye en mi garganta queda corto ante el susto que me he pegado.

Tobías Vidal está frente a mi cama, ocupando una silla que parecía diminuta ante su gran cuerpo. La falta de ropa cubriendo su cuerpo me hace sentir incomoda.

Como sí nunca lo hubiera visto desnudo.

—¿Qué coño haces aquí? —El siseo que se apodera de mi voz es más fuerte de lo que pretendo. Tobías no se inmuta, en realidad, está bastante sereno, en lugar de parecer sorprendido, el enojo se adueña de cada una de sus facciones—. ¿Cómo entraste?

—¿Por qué siempre haces cosas que me enojan? —Tobías responde con otra pregunta, haciendo que cerrara la boca—. ¿Por qué, Drea?

El susurro de su voz me hace tragar saliva, y no soy la única asustada. El señor Midas huye de mi lado cuando Tobías se coloca de pie, rodeando la cama con una lentitud amenazadora.

Como si él fuera un león, y yo su presa.

—Yo no hice nada —Mi voz es serena, pero ante cada paso que da, siento como cada una de mis defensas se derrumban—. No tienes derecho a entrar a mi casa, Tobías.

—¿No? —Me sonríe con socarronería, sus ojos azules están sobre los míos cuando se detiene frente a mí. Su ágil cuerpo se acomoda sobre el mío, uniendo cada parte de nuestro cuerpo con perfección—. ¿Por qué huiste de mi, Drea?

Siento un nudo en mi garganta ante el recuerdo de esta mañana. Los ojos de Tobías cuando revele mi secreto más profundo. Uno que nadie sabía, ni siquiera mis padres.

No lo entiendes —Lagrimas amenazan con liberarse de mis ojos, pero no me detengo. Mis manos están sobre su pecho, empujándolo, logrando quitarlo de mi cuerpo. Cuando me veo libre de su presencia, me siento en la cama, observándolo directamente a los ojos—. Tú y tu personalidad sólo logran incomodarme. Por dos años viví lejos de personas de tu tipo. Odio que me manden, yo no soy menos que otras personas. Merezco respeto.

—Nunca te falte el respeto.

La voz de Tobías es algo dura, pero noto la sorpresa en su voz. Y es cuando me doy cuenta de que no me entiende. Nadie lo hacía, no después de lo que había pasado años atrás.

—Sólo vete de mi casa —El nudo en mi garganta parece hacerse más grande ante cada una de mis palabras—. Dentro de poco me marcharé de Santiago y volverás a tener tu vida tal y como la recuerdas.

—No lo entiendes —El moreno niega, soltando una risa sin humor—. ¿No te das cuenta que eso es lo que he tratado de hacer todo este tiempo?, ¿no te das cuenta de que no soy un hombre para ti? Pero aun así sigo regresando a ti, Drea. Aunque luche contra ese impulso no puedo ganarle.

Abro la boca, tratando de encontrar las palabras correctas para decirle, pero me veo interrumpida por las emociones que libera su mirada.

>>El día que chocaste mi auto sólo pude imaginarte en mi cama, junto a mí. Como mi mujer.

WildFire ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora