18.

14.3K 1.1K 55
                                    

Mi cuerpo está completamente tenso y me obligo a mi misma a respirar con tranquilidad. Mis manos detienen las de Tobías, alejándola con lentitud de mi cuerpo. Lo deseaba, pero necesitaba poner todos los puntos sobre las ies, él no podía solo soltar una bomba como esa y seguir como si nada.

—¿Qué?

—Bien —Sus ojos azules caen sobre los míos—. ¿Puedes dejar de hacer ideas en tu cabeza? Sé que no estás lista, Drea, pero, si lo quieres, quiero seguir contigo.

>>Es lo único que deseo.

Tengo veintidós años, Tobías —Mis manos se deslizan a sus mejillas y lo sostengo con suavidad, observando sus ojos—. Quiero llevar las cosas con calma, lo necesito de esa manera.

—Yo te necesito a ti —rasco con suavidad su barba, sintiendo el cosquilleo en mis dedos. Deseaba a este hombre tanto que dolía. Podía sentir lo mismo que él sentía por mí, o al menos algo parecido—. Quiero que dejes de hacer conspiraciones en tu cabeza. Al menos inténtalo.

Me río, no puedo evitar hacerlo. Tobías me pedía mucho. Mucho más de lo que yo era capaz de pedirme a mí misma.

—No puedo prometer que lo haré —Respondo. Recibiendo con gusto el tacto de sus manos contra la piel de mi espalda cuando levanta la blusa—. Es algo extraño. Nunca había tenido la atención de un hombre como tú.

—¿Tengo algún cuerno o algo por el estilo?

—No —Mis labios se presionan contra los suyos, y no puedo evitar soltar un gemido cuando sus manos ahuecan mi trasero—. Tu... no me dejas pensar con claridad.

—¿Eso es bueno o malo? —Se deshace de los botones de mi blusa con lentitud, dejando ante sus ojos el sujetador negro que había tomado esta mañana—. Siento tu necesidad, nena —Sus manos se deslizan por mis costados, recorriendo con lentitud mi cuerpo hasta que sus dedos terminan en mis rodillas y las abre con lentitud, luchando un poco con la presión que yo coloco en las mismas—. No necesitas hacer eso, estoy aquí para complacerte.

—No —Me río, no sabiendo que más hacer para aminorar el dolor en mi centro. Lo deseaba—. Tengo que ordenar todo el departamento.

Me levanto, ignorando el gruñido que Tobías Vidal suelta cuando me alejo de él. Sus ojos azules están sobre los míos y una sonrisa ladeada se desliza en sus labios.

Estaba en sujetador, respirando pesadamente frente al hombre que quería follarme hasta el cansancio.

—Regresa aquí —Sus ojos se desvían de los míos, hacia el bulto en su pantalón. Tobías era grande, más grande de lo que se sentía. Retrocedo un paso, tenía que mantener mi cabeza fría—. Drea...

—No. —Chillo y no puedo evitar soltar una carcajada cuando el se levanta del sillón, caminando como todo un depredador hacía mí. Mi pies se mueven antes de que sea capaz de entender lo que ocurre. Tobías Vidal, el abogado más importante de España, estaba corriendo detrás de mi por todo mi apartamento.

Es rápido, sin embargo, me da delantera cuando me pierdo en el interior de la habitación. Sé que no tengo donde huir, pero tampoco lo intento. Él está frente a mi, listo para atraparme.

—No será divertido cuando la atrape, señorita Castille —Bromea. Haciendo crujir sus dedos mientras da un paso en mi dirección—. No juegues conmigo, Drea.

—No estoy jugando —río, sin poder controlarlo—. Debo ordenar el departamento, solo harás que mi trabajo se detenga.

Un chillido resuena con fuerza en la habitación cuando él me atrapa. Sus fuertes brazos me mantienen en mi lugar mientras me observa con intensidad, el azul de sus ojos se oscurece cuando nota la cercanía de nuestros cuerpos.

WildFire ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora