—Sostenlo para poder sujetarlo —Ariana me pide, entregándome al pequeño cachorro que no dudo en sujetarlo con cuidado. Ariana se mueve con rapidez, tomando una de las toalla y toma al perro de vuelta, envolviéndolo como todo un bebe—. Es más fácil con la práctica.
—Lo sé —Respondo, secando mis manos—. Verás que un poco más de tiempo y práctica dejarás atrás todas tus errores.
—Me esfuerzo —La castaña frunce el ceño, haciéndome sonreír—. Nora me odia, ¿no?
—Nora odia a todo el mundo —La diversión no se filtra de mi voz, y es cuando me doy cuenta que, a pesar de todo, si podía llevarme bien con Ariana—. Debo rellenar algunos formularios de adopción, ¿puedes hacerte cargo?
Cuando Ariana asiente, doy por sentado de que hará lo mejor que pueda. Los últimos días se había esforzado más de lo normal, lo cual nos tenía felices a todos.
Cuando regreso al recibidor, la sorpresa me inunda cuando veo a Lila cargando un gran ramo de rosas blancas. Sus ojos caen sobre mí y una sonrisa no tarda en aparecer en sus labios.
—Debería saber que la única que recibirá flores aquí eres tú —El ramo es dejado sobre el escritorio, y en lo único que puedo pensar es en Tobías—. Espero que no te moleste que firmara por ti.
—No hay problema. —Lila murmura algo sobre aves, y hace su camino hacia el ala de los gatos, soltando unas cuantas risas cuando me pilla observando el ramo con demasiada atención.
Una vez que me encuentro completamente sola, tomo el papel sobresaliendo entre las flores. Una caligrafía totalmente pulcra entra en mi campo de visión.
Espero que mi presencia en Santiago no te moleste, Drea. No olvides que tu presencia nunca sobraría en mi cama. Att: Bruno.
Tan rápido como leo el nombre del rubio, rompo la tarjeta con rapidez. El temblor en mis manos aparece cuando tomo el ramo y sin arrepentimiento alguno lo lanzo de lleno al basurero.
Las lágrimas pican en mis ojos, pero trago duro, manteniendo la cordura.
Él ya no tenía poder sobre mí. Ahora yo decidía por mi vida, no tenía que darle explicaciones a nadie. Él no podría lastimarme de nuevo...
—¿Tienes los formu... ¿Qué haces? —La voz de Marcos me toma por sorpresa, y me giro con rapidez, tratando de cubrir el basurero con mi cuerpo—. ¿Estás bien?
—Si —Miento, tratando de no llamar la atención—. ¿Qué necesitas, Marcos?
—Los formularios... —No parece creer mi mentira, pero no me empeño en darle explicaciones. Con apremio, coloco los sellos necesarios y firmas en los lugares correctos, y me giro nuevamente hacia Marcos. El castaño parece confundido, pero no se detiene al tomar los papeles de mi mano—. Espero que Tobías no te haya hecho algo.
—Tobías no es mi novio, Marcos —Estoy cansada de explicarlo, pero todos ellos sólo parecen ignorar mis palabras—. ¿Necesitas algo más?
Marcos hace una mueca, dando a entender que no creía en mí.
—No —Suelta un suspiro—. Si quieres hablar sabes que siempre tengo tiempo al medio día.
—Estoy bien, Marcos.
—Vale, ya entendí.
Como si de un ladrón se tratase, abandona el recibidor sin siquiera girarse en mi dirección. El sentimiento de rabia no desaparece de mi pecho. Y es cuando me atrevo a maldecir a Bruno Olid por haber formado parte de mi vida.

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WildFire ©
ChickLit"Tocame como a tu primera guitarra, donde cada simple nota es demasiado fuerte." -WildFire, De...