5.

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—¡Drea! —Mi cabeza se levanta de golpe, y observo la desarreglada mata de cabello rubio frente a mí. Nora, la dueña del refugio, este frente a mi escritorio, fulminándome con la mirada. Detrás de ella, sus dos hijas: Lila y Lilian, las gemelas que parecían odiar la vida, pero al ver animales rebosaban mas colores que un unicornio.

—Nora —Saludo, cubriendo mi boca rápidamente cuando un bostezo se libera de mi parte, ¿Qué diablos podía decir ahora? —. ¿Cómo les fue en el viaje?

—No tan descansado como el tuyo —Sé que está enojada, pero me disculpo con la mirada, tratando de no echar más leña al fuego—. ¿Marcos?

—Se fue hace media hora —Respondo con rapidez—, llamaron por un problema con una camada de gatos. Nora hace una mueca, e inmediatamente sé cuál es el problema. El refugio estaba completamente a tope y aceptar a otros más, sólo era una perdida para el bolsillo de Nora, algo con lo que no estaba completamente feliz—. Estaba pensando en hacer una especie de "Día con tu mascota" —Suelto, no sé porqué, pero es una de las tantas ideas que habían estado rondando mi cabeza—, pueden venir personas y ver a los animales y...

—Con este clima sería un fracaso —Lila me interrumpe, el aro en su labio inferior es atrapado entre sus dientes y la observo sus pira—. Aunque Drea tiene una buena idea, mamá.

—Necesito soluciones inmediatas —Nora niega con la cabeza. Pasa su mano por su cabello, tratando de arreglar las ya desarregladas puntas—. El refugio ya no tiene jaulas y traer más animales sólo nos perjudicará.

—Los volantes en la calle pueden ayudar —La voz de Ariana nos toma por sorpresa a todas, y observamos como deja un gran saco de comida en el suelo. Sus ojos cafés nos observa con diversión—. Me he dado cuenta que varios universitarios buscan mascotas, pero en las tiendas te sacan medio ojo de la cara—. Me alegro que llegaran bien.

—Gracias, Ariana —Nora parece confundida, pero aquel sentimiento se elimina por completo cuando sacude la cabeza—. ¿Lo universitarios con perros?

—Si —Ella asiente, frunciendo un poco el ceño—. En realidad, muchos están pagando sus propios departamentos y llegan a sentirse solos.

—¿Por eso llevaste a un gato contigo? —Ariana se ríe ante la pregunta de Lilian. La castaña solía ser directa, y era algo que a muchos podía llegar a molestarles, pero de alguna extraña manera, todos nosotros nos habíamos acostumbrados.

—En realidad no —Su sonrisa no se desvanece y no parece nada incomoda—. Vivo con mis padres y una hermana menor, y todos necesitábamos una mascota.

—La idea de Ariana puede servir —Nora termina la conversación con esas simples palabras—. Drea te encargarás de hacer los volantes y ayudarás a Ariana con eso.

—Entendido —Concuerdo con ella sin rechistar, y unos minutos después, se va, dejándonos únicamente a Ariana y a mí—. Será un trabajo muy duro.

—Puedo ayudar con el diseño, claro, si quieres.

Asiento, sabiendo de antemano que seguir enojada con ella no me regresaría en el tiempo, ni eliminaría mi recuerdo de la noche anterior.

Nada me haría olvidar a Tobías entrando en mi departamento.

***

—Necesitan descansar, chicas. —Marcos logra desconcentrarme por un momento, y Ariana niega con la cabeza. Sus ojos no se habían movido de la pantalla del computador y enserio me estaba empezando a dar miedo—. ¿Qué las tiene ocupadas?

—Tenemos que terminar el modelo de una antena —Respondo, aceptando los cafés que tiende en nuestra dirección. Dejo uno sobre el escritorio para Ariana, y bebo un sorbo del mío—. No pensé que hacer algo como esto era tan difícil.

WildFire ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora