21.

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Nos guste o no.

Estábamos condenados desde el principio.

~Nothing would be better - Nick Jonas

~*~

—Drea, respira —Escucho la voz de Lucas, pero lo único en lo que puedo pensar es en la imagen que representaba Tobías con un adolescente llorando a sus pies.

Él lo había llamado papá, aun cuando el moreno no me había mencionado nada acerca de ello. Observo a Lucas, pero es como si no estuviera en la habitación. El olor a desinfectante y cloroformo me obligan a regresar a la realidad y es cuando noto las lágrimas corriendo por mis mejillas.

La presión en mi pecho amenaza con cortarme la respiración y el dolor de mis uñas clavándose contra la carne de mis palmas me hacen parpadear.

No sé qué ha ocurrido, pero mi garganta se encuentra seca, como si una lija estuviera raspándola hasta convertirla en rojo vivo. Trago duro, tratando de eliminar el malestar en aquella área de mi cuerpo, pero solo logro empeorarla.

—¿Dónde está Tobías? —Suelto, tratando de levantarme de la suave superficie, pero me veo detenida por Lucas, quien solo se limita a hacer una mueca.

—No te vas a mover de aquí, ¿entendido? —dice, observándome con seriedad—. Tobías está en buenas manos, Drea.

Gruño, alejando su mano de mi hombro para nuevamente tirar de mi cuerpo hacía arriba, pero un sordo dolor estalla en mi brazo. Me quejo, ganándome una dura mirada por parte del moreno.

Es cuando noto el dolor punzante de algo puntiagudo clavado en mi piel.

—¿Qué demonios es esto? —Intento deshacerme de la aguja incrustada en mi vena, pero Lucas me detiene, esta vez soltando una maldición por lo alto—. ¡Quiero ver a Tobías!

—¡Me importa una mierda lo que quieras ahora mismo! —grita, haciéndome sobresaltar. Venas aparecen en su cuello cuando noto como el enojo se apodera de su cuerpo y sé que algo ocurre cuando me observa con atención—. Tu no levantaras tu maldito trasero de esa camilla hasta que un medico lo autorice.

>>Te has descuidado con tus estúpidas píldoras diuréticas, tus padres vienen en camino y no quiero escuchar mierdas sobre Tobías.

Abro la boca para decir algo, pero el moreno me fulmina con la mirada, haciendo que me guarde mis palabras. El recuerdo de los días que había saltado mi medicina regresa a mi mente, haciéndome sentir algo de culpa.

Las había olvidado, y tal vez por eso no recordaba como llegué a una cama de hospital cuando me encontraba, segundos atrás, en mi departamento observando a mi novio mientras tenía un ataque cardíaco.

—¿Qué ocurrió? —Pregunto, esta vez sin llevarle la contraria a mi primo. Este me observa, como si estuviera a punto de lanzar sobre mí y golpearme contra la pared.

—Te desmayaste, Drea —suelta, enojado—. Ese mocoso llegó al departamento y no solo tuve que lidiar con Tobías inconsciente, sino que llegas tú y te desmayas en medio de la sala. Lo único que pude hacer es traerte al hospital en tu auto. ¡Estuviste a punto de tener un jodido ataque al corazón!

Guardo silencio, Lucas parecía a punto de tener un ataque en lugar de yo. Sus ojos cafés están más abiertos de lo normal, haciéndome saber cuan asustado estaba.

—Joder, me asustaste demasiado —dice, toma una lenta respiración mientras pasea una mano por su cabello y me observa—. Iré a cerciorarme sobre el estado de Tobías, ¿está bien? Enviaré a una enfermera.

WildFire ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora