38.

5.8K 565 46
                                    

Al día siguiente, una vez que estoy completamente despierta, duchada y lista para ir a clases, me encuentro con la seria mirada de Tobías observándome cuando llego al comedor. Su ceño está fruncido e inmediatamente noto que él está pensando en otra cosa, puesto que cuando nota mi presencia, toda la sombría escena cambia drásticamente.

—Estás hermosa —dice, sin siquiera dudarlo. Una sonrisa se dibuja en su rostro y su atención está completamente sobre mí. Está desayunando solo e inmediatamente me pregunto dónde se encontrará Cameron—, ¿a qué hora será tu última clase hoy?

—No tengo idea —digo, sentándome junto a él, luego de dejar un beso en sus labios—¸ tenía pensado en salir con Andrea y Alexa después de clases. Dicen que necesitan comprar ropa y esas cosas, pero si tienes planes para nosotros puedo volver a casa temprano.

Niega divertido, para luego removerse un poco y sacar de los bolsillos de su pantalón su billetera y, con determinación en estado puro coloca una tarjeta dorada sobre la mesa y dice—: Te la iba a dar la noche del compromiso, pero todo fue una locura.

Mi ceño se frunce y tomo la tarjeta, un poco atónita.

—¿Para qué quiero una tarjeta?

—Eres mi mujer, Drea —dice, como si fuera lo más obvio del mundo—, no quiero que te haga falta nada, mucho menos cuando yo puedo darte todo lo que desees.

Suelto un suspiro.

Tendría una dura pelea con Tobías con respecto al dinero, mucho más cuando sabía cuán terco es el hombre que amaba. Sin embargo, tomo la tarjeta, sabiendo que por ahora era imposible empezar una pelea con él. Su mente estaba en otro lado, aún cuando se empeñaba en enfocarse en mí.

Cameron es el siguiente en ingresar al comedor, lleva un par de jeans y una camisa oscura, su cabello está despeinado, pero en él lucía encantador, saluda a su padre con un golpe suave en el hombro y se sienta frente a mí.

—Necesito dinero —dice, sin más y no puedo evitar poner los ojos en blanco. ¿Por qué hacer algo como eso era mucho más fácil para los hombres? —, y no, no necesitas saber con quién saldré.

—Tal vez tu padre no, pero yo sí —. digo, arqueando mi ceja, Cameron entrecierra los ojos en mi dirección.

—Tampoco necesitas saberlo —cuestiona, sin darle mucha importancia—, Drea, te aprecio mucho, pero he crecido conociendo la diferencia entre lo bueno y lo malo, cuando conocí a Tobías —se detiene, sintiendo la fulminante mirada del moreno y, con una risa nerviosa, corrige—: Cuando conocí a papá le prometí que no le daría problemas y no he roto mi promesa.

Tobías deja de lado el periódico y centra su atención de Cameron.

—Eres mi hijo, y me casaré con Drea, Cameron —dice, con tono suave—, ya no tienes que hacerlo todo por tu cuenta.

Se levanta, sin más, sacando unos cuantos billetes de su bolsillo trasero y entregándoselos al castaño, luego se acerca a mí y deja un beso en mis labios antes de agregar—: Tal vez la diferencia de edades que ustedes tienen no es tanta, pero estoy seguro de que Drea quiere que cuentes con ella, no sólo como una amiga, sino como tu madre.

Y, sin más, se marcha.

Dejándonos tanto a mí como a Cameron un poco confundidos.

Ambos estamos en silencio, hasta que Cameron suelta una risa, algo nerviosa, pero con un toque de diversión.

—Pensé que nunca lo diría —dice, con suavidad.

—¿Qué?

—Ustedes —dice, observándome con atención—, amo a mis abuelos, pero en todos los años que pasé con ellos no llegué a sentirme cómodo... nada fue igual después de la muerte de mi madre...

WildFire ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora