30.

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No tienes que preocuparte es una invitación abierta.

Estaré sentada justamente aquí con mucha paciencia. 

Todo el día y toda la noche estaré esperándote.

No te detengas porque me encanta, y odio la forma en que te amo. 

Todo el día, toda la noche, quizás sea adicta de por vida, no te miento. 

No soy demasiado tímida para mostrarte que te amo, no tengo remordimientos.

~Selena Gomez - Come & Get It

Para cuando volvemos, las luces de la casa están completamente apagas, las únicas encendidas eran las del enorme salón. Camerón se encarga de cerrar el auto correctamente en cuanto le entrego las llaves y, cuando nos acercamos a la entrada principal, la puerta se abre frente a nosotros. Tobías está de pie en el marco, observándonos con el ceño fruncido.

—Pensé que habían escapado.

—Estuvimos a punto de hacerlo —bromeo, revolviendo el cabello de Cameron—, pero este chico quiso volver por un pizza y ya no pudimos hacerlo.

—Iré a mi cuarto —Cameron se despide de mí y de su padre con una simple mirada, se pierde en el interior de la casa luego de entregarle las llaves del auto a Tobías. Los ojos azules del moreno están sobre mí, su ceño ligeramente fruncido me indica que está pensando en algo.

—¿Qué ocurre?

—Deberías entrar, hace frío —Con una sonrisa, obedezco sus palabras. Tobías se encarga de colocar su mano en mi espalda, empujándome con suavidad hacia el interior de la gran casa. La puerta se cierra detrás de nosotros y suspiro aliviada cuando el calor envuelve mi cuerpo—. Todos fueron a dormir —murmura, tomando mi mano para guiarme escaleras arriba. Sabía dónde quedaba su habitación, por lo que camino detrás de él, lista para lo que venía—, el señor Midas está en la habitación de Cameron y Preston, dormirá con Tigre.

—Por mi está bien —Tobías se detiene frente a la última puerta del pasillo del lado izquierdo. Éstas se abren dejándome ver nuevamente la enorme habitación. Ciertamente, podría verla mil veces y terminar completamente sorprendida cada una de ellas—. ¿No es demasiado grande para una sola persona?

Ingreso, dando unos cuantos pasos hacia la cama para luego girarme hacía Tobías, él está en la puerta, encargándose de cerrarla, sin llegar a quitar los ojos de mí.

—No lo sé —musita—, supongo que sí. —Su ceño nuevamente se frunce, ésta vez captando toda mi atención—. ¿Estás enojada?

—¿Por qué estaría enojada? —No dudo en acercarme a Tobías. Él tira de mí, envolviéndome en un abrazo mucho más íntimo de lo que alguna vez lo había hecho—. ¿Quieres que me enoje contigo?

—No —ríe, haciendo que una sonrisa aparezca en mi rostro—, pensé que estarías enojada por lo ocurrido en la cena.

—En realidad no —Me inclino un poco, tratando de llegar a sus labios, sin embargo las pesadas manos de Tobías se detienen en mi trasero, impidiendo que pueda llegar a él—, creo que he vivido cosas mucho más impactantes, pero mira el lado bueno, sigo aquí.

El sonido del cierre de mi vestido invade la silenciosa habitación. Los dedos de Tobías están tibios, enviando corrientes a mis terminaciones nerviosas.

—Debes dormir —Él susurra, deslizando el vestido fuera de mi cuerpo. Aún estoy vistiendo la lencería que él mismo me había regalado. El jadeo que el moreno libera, solo hace que el deseo se encienda en mi torrente sanguíneo.

WildFire ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora