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N/a:

Espero que les guste el capítulo<3 

Pd: Santiago en multimedia. 


Tuve que volver a publicar el capítulo, por alguna extraña razón lo mandó a borradores ;-; Siento eso<


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La tarde había pasado con rapidez, y ahora estaba en el patio trasero junto a Tobías, sentados uno junto al otro en completo silencio. Él no intentaba acercarse, y lo agradecía. No quería perder los estribos con mis padres a unos cuantos metros.

—¿Dónde te quedarás?

—Tengo un departamento aquí —No me mira, y pienso en la conversación que tuvo con mi padre. ¿Qué diablos habían hablado? —. Mañana vendré por ti para ir a tu departamento.

—Puedo ir con Andrea —Lo observo, y por primera vez desde que entró a la casa luego de la conversación con el general, puedo ver síntomas de molestia apoderándose de sus rastros—. No es necesario que vengas, Tobías.

Se inclina en mi dirección, presionando sus labios contra los míos para luego levantarse. Su cardigán lo cubre del frío, y no me preocupo de ello.

—Vendré por ti mañana, Drea.

Lo observo alejarse de mí. Sus pasos son seguros mientras se dirige a la cocina, intercambia unas cuantas palabras con mi madre, y se marcha, dejándome con la palabra en la boca.

Él, en realidad, pensaba que iba a cumplir sus órdenes. No esperaría por él para ir a mi nuevo departamento, era mayor de edad y tomaba mis decisiones.

Con la aparición de Tobías en mi vida no tenía que ser diferente.

Una sonrisa se desliza en mis labios cuando papá camina hacia mí. Sus anchos hombros estaban cubiertos con el suéter que le había regalado en la última navidad.

Era horrendo, pero él lo usaba porque yo se lo había dado.

Un suspiro se libera de sus labios cuando ocupa el lugar vacío junto a mí.

—No me agrada —Sus palabras no me sorprenden. El que no dijera una sola broma durante la comida, me lo indicaba—. Tu madre me dijo que te gusta.

—Mucho —Soy sincera—, pero no estoy enamorada, no aun.

—Bien —Su hombro empuja el mío—, tienes tiempo de buscar un hombre que te ame realmente. No uno que te vea como un objeto.

—¿Qué?

—En toda la charla que tuve con él, pude darme cuenta de una sola cosa —Sus ojos cafés están sobre los míos, y espero atenta a que continúe—. Tobías solo te quiere como una esposa trofeo, no te ama, y no estoy segura de que algún día lo haga.

>>Tal vez me esté equivocando, pero conozco a un hombre enamorado y, él, ciertamente no lo está. Desear algo no siempre es amor, fosforito, me di cuenta como te ve, y esa no es la mirada de un hombre enamorado.

—Él no está enamorado de mí —Me río, pero mis propias palabras parecen cuchillas clavándose profundamente en mi pecho—. No es como si la relación durara para siempre, algún día terminará y continuaré con mi vida. Siempre lo he hecho. Tobías no será la excepción.

—No quiero que tu o Andrea sufra por un hombre que no las merece —Su gran brazo rodea mi hombro, atrayéndome hacia él mientras presiona sus labios contra mi frente—. Estaré feliz de dejarlas ir en cuanto el hombre perfecto para ustedes cruce esa puerta, no me interesa si tiene una mansión o vive bajo un puente.

WildFire ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora