XXVI.

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Me gustan las cosas simples como la lluvia, el viento, los libros, el cielo, una taza de té. También estar solo o simplemente con alguien que me entienda.

Es tan fácil.

Pero nos complicamos tanto la vida.

El padre de lux estaba sentado en un sofá individual de la casa de Lux. Tenía a Stuart en frente.

Lux y su madre estaban en la cocina.

Stuart no estaba nervioso, no era nada del otro mundo, el solo era como es y ya, así de simple, no mostraba acción alguna ante la mirada acusadora del padre de lux, solo sonreía de vez en cuando, haciéndolo con aire de superioridad, como sólo él sabía hacer.
Pasaron como 10 minutos en los que se miraban y ya, hasta que el padre decidió hablar.

—Chico, la verdad no sé qué debo hacer— el padre de lux fue sincero—nunca he hecho esto, solo la ves que tuve que conocer al padre de Rosie.

—¿Y como se sintió?— pregunto stu, sacando algún tema de conversación.

—Asustado, nervioso, me sentía jodido— confesó— Pero por lo visto no soy lo suficientemente temible como para provocar eso en ti.

—Soy muy inexpresivo, la verdad— se encogió de hombros.

—Me he dado cuenta— bebió de su taza de café— ahora, la pregunta del millón— dijo el padre de lux, haciendo que Stuart riera ligeramente— ¿Porque Lux?

Stuart sabía que el padre de lux sabía que ellas estaban escuchando a través de la puerta.

—¿Porque Rosie?— el chico era astuto.

—Yo hice la pregunta primero— dijo el señor.

—Pero yo la hice después— contesto el chico.

—Primero fue sábado que domingo

—De hecho, en el calendario gregoriano, se refiere al domingo como el primer día de la semana, no el último, así que Fue primero domingo que sábado— "Stukipedia".

Lux reía en la cocina por el comentario de Stuart, mientras la madre de lux decía lo iguales y a la vez opuestos que eran.

—Ya no más rodeos, habla— exclamó el padre, ya exasperado por sus comentarios.

—Solo le diré una cosa— se acercó a él— ¿Como dejar de querer lo que empezaste a querer sin querer?

El padre de lux se quedó sin palabras.

—Diría que eres como el hijo que nunca tuve pero la tuve a ella— señaló la puerta.

—¡Papa!— se escucho detrás de esta.

Se acercó lo suficiente como para susurrarle al oído.

—Solo te pido que no le rompas el corazón— se alejó y se volvió a acercar— otra vez.

—No lo haré, señor.

—Más te vale, por qué se usar esto— y tomó una cuchara de la mesa— y no quieres saber cómo.

Rieron.

El sabía que se iban a llevar bien pero, ¿quién sabía?

Nerdy tipe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora