La mañana previa a las vacaciones de Navidad fue un caos. Los alumnos estaban demasiado inquietos por las fiestas como para atender a las clases y los profesores solo querían un descanso.
Pero los alumnos de sexto aún eran civilizados en comparación con lo que se encontró Sophie cuando entró en la clase de Transformaciones de primer año.
Los alumnos hablaban y reían a voz en grito, sin prestar atención a la profesora McGonagall, que ordenaba silencio una y otra vez mientras Malfoy miraba la escena divertido desde detrás de esta.
-Esto es imposible - le dijo la profesora cuando Sophie se acercó -. ¡Son unos salvajes!
-¿A que ahora ya no parecemos tan malos, profesora? - dijo Malfoy, provocando una risa sostenida de Sophie que disimuló tosiendo.
-Muy gracioso, señor Malfoy - le reprochó la profesora.
A Sophie se le había ocurrido la forma de poner orden después de escuchar como hablaban de las vacaciones y de la navidad los niños.
-Profesora… - empezó, dispuesta a ofrecerle ayuda.
-Ahora no, señorita Slumber - le interrumpió, suspirando -. Tengo que encontrar la forma de que estas fieras me obedezcan.
-Es que se trata de eso - insistió -. Están alterados porque es Navidad. Son niños. ¿Qué tal si prueba a distraerles con eso? - propuso -. ¿Puedo intentarlo?
-Por supuesto. Cualquier idea me sirve.
Sophie, poniéndose en el centro de la tarima, sacó su varita y realizó un hechizo no verbal que había aprendido de su hermano.
Entonces en la clase empezó a nevar y poco a poco todos los chicos fueron callándose y observando cómo nevaba.
-¡Está nevando! ¿Por qué? - dijo un chico de Ravenclaw.
-Porque yo he hecho que nieve - dijo Sophie -. Y si me hacéis caso os puedo enseñar a hacer cosas parecidas.
La idea les resultó agradable, pues al momento todos ocuparon sus asientos y prestaron atención a la Gryffindor.
Draco miraba la escena algo divertido. Era increíble. Había logrado domar a las fieras ella sola. Debería plantearse el dedicarse a la política o a la enseñanza con ese poder sobre las masas y dejar la idea de ser aurora a un lado. Aunque, mirándolo mejor, también se le daría bien. Sería capaz de convencer a cualquiera de abandonar el lado oscuro. Al menos, a él le convencería. McGonagall le dedicó una mirada, incitándolo a que ayudara a Sophie y, poniendo los ojos en blanco, se acercó a la chica. Esta les explicaba a los mocosos cómo convertir un perchero en un árbol de Navidad y objetos pequeños como plumas o tinteros en pequeños Papá Noel muggles que caminaban y deseaban una feliz navidad.
-Slumber - le llamó. La chica levantó la mirada, preguntándole qué quería -. La profesora dice que te ayude.
-Vale. ¿Sabes hacer esta clase de encantamientos?
-Si la pregunta es si alguna vez me he puesto a hacer estas tonterías, la respuesta es no. Pero supongo que me lo puedes explicar rápidamente y yo explicarle a los críos.
-O también puedes enseñarles tú algo. Esta asignatura se te da, algo sabrás, ¿no?
-Sí, pero no creo que a estos niños les interese aprender cómo hacer aparecer muérdago, y el resto de trucos McGonagall no los aceptaría.
-Pues ala, explícale a esas chicas de Ravenclaw lo del muérdago. Seguro que les resulta interesante, galán - dijo, sarcástica.
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La historia de la serpiente y la leona
FanfictionUna historia de amor, donde todo se mezcla con el futuro del mundo mágico. Sophie Slumber Una Gryffindor que siempre ha pasado desapercibida. Hasta que le salva la vida a Harry Potter, el famoso mago. Desde entonces, su vida cambia, convirtiéndose e...