La habitación de los chicos

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La habitación de los chicos no era muy diferente a la de las chicas, solo un poco más desordenada. Y olía un poco mal. Harry se percató y abrió la ventana, ventilando la habitación. Sophie se acercó a la cama que tenía a los pies el baúl con las iniciales de Harry. No había hecho la cama y aún estaban revueltas de anoche.

Sophie, mientras Harry quitaba un par de cosas del suelo, intentando ordenar un poco la habitación, se acercó a la mesilla y cogió el libro que había en ella. "Quidditch a través de los tiempos" leyó. Se giró y le sonrió al mago, sosteniendo el libro en alto.

- A Hermione le va a encantar lo que está "estudiando", señor Potter.

- No te chivarás - contestó el chico, acercándose a Sophie.

- Mmm... ¿por qué no? - le contestó, pícara.

- Porque si lo haces... - empezó el mago, parándose delante de Sophie - ¡te haré cosquillas hasta que explotes! - gritó, riendo, mientras se lanzaba sobre la chica, haciéndola caer en la cama. La chica se retorcía y gritaba entre risas, mientras él no paraba de hacerle cosquillas. Sophie logró agarrarle las manos y, con un impulso, giró al chico, poniéndole boca arriba y sentándose sobre él. Sin soltarle las manos, le miró fijamente con los ojos entrecerrados, pero sin parar de reír.

-Como vuelvas a hacerme cosquillas te mataré, Potter.

-Vaya, ¿ahora me llamas por mi apellido?-le picó el chico-. Ponte a la cola, hay mucha gente que quiere matarme antes que tú.

Sophie le dió un puñetazo suavemente en el hombro.

-No me gusta que bromees con esas cosas.

-¿Con las cosquillas?

-Sabes perfectamente a lo que me refiero - dijo, seria la chica, soltándolo y sentándose en el borde de la cama.

Harry se incorporó y se sentó a su lado. Apoyó la cabeza en su hombro, rozándolo apenas, evitando hacer fuerza.

-Sof, sabes que es broma - le dijo, apretando la mano de la chica-. Además, te tengo a ti para que me los quites a todos de encima. ¿No te has planteado ser guardaespaldas de brujos importantes? Se te da bien.

-Cállate - le contestó, sonriendo y empujándole con el hombro. Después volvió a bajar la cabeza-. No quiero tener que volver a salvarte la vida, Harry.

-Ni yo que tengas que hacerlo. No quiero que te pongas en peligro, Sophie - murmuró, agarrándole la barbilla y girándola hacia él, cariñosamente -. Si algo te pasara yo... Yo no me lo perdonaría.

Se miraron fijamente, a escasos centímetros el uno del otro. Notando la respiración de Harry, se puso algo nerviosa.

Entonces alguien tosió desde la puerta, haciendo que se separaran.

Neville.

-Per-perdón -titubeó-. Vengo a buscar mi abrigo. Ya me iba-. Agarró su abrigo rápidamente y salió. Se le escuchó gritando perdón desde la escalera.

Harry se aclaró la garganta y destensó los hombros.

-Supongo que estarás cansada - le dijo, amablemente-. Anda, no quiero que mueras de sueño por mi culpa. Duerme, te despierto para ir a comer.

Sophie le sonrió y se metió en la cama, sin pensárselo dos veces. Las sábanas estaban frías, pero enseguida se calentaron. Era muy cómoda, y estaba llena de cojines. Muy acogedora. Sophie cerró los ojos y el último pensamiento que recordó fue el olor de las sábanas, que olían a Harry.

Soñó que estaba en el Bosque Prohibido. Era de día y el sol se colaba entre los árboles. Paseaba, sola. Se sentía bien. A lo lejos, vio a alguien. Harry. Le saludaba y le hacía gestos con la mano, para que se acercara. Llevaba una camisa blanca con las mangas recogidas y algunos botones abiertos con un pantalón beige. No llevaba las gafas, y sus ojos verdes brillaban mucho. Le sonrió cuando Sophie se acercó y le agarró de la mano. Con la otra, le acarició la mejilla. Tenía la mano cálida, era reconfortante. La expresión de Harry cambió, dirigiendo su vista hacia la espalda de Sophie. Ella también se giró y vi oa Malfoy. Parecía todo lo contrario a Harry, con una camisa negra abrochada hasta el cuello, donde caía una corbata negra también. Metió las manos en un pantalón negro con la chaqueta a juego. Su piel pálida y su pelo rubio destacaban bajo esa ropa negra, que caía sobre su cuerpo como hecha a medida. Posiblemente fuera hecha a medida. Era increíblemente atractivo. Parecía un ángel. Un ángel oscuro que la miraba con sus fríos ojos grises, invitándola a acercarse a él. Y Sophie sentía el impulso de hacerlo. Empezó a caminar, pero algo la detenía. Harry seguía agarrándola y la miró, suplicándole con la mirada que no se fuera, que se quedara a su lado. Sophie le miró, Draco parecía un ángel oscuro, pero Harry parecía un ángel, uno de los buenos, con esa ropa clara y su mirada dulce. La chica los miró a los dos. De repente había anochecido. Draco se había acercado y le sujetó por el codo izquierdo. Harry le acarició la muñeca izquierda. La bruja se sintió confusa. Entonces, Harry la soltó y Draco la agarró fuertemente entre sus brazos. Oyó a Harry llamándola pero, al girarse, no lo vió por ninguna parte. Harry siguió llamándole y, por aluna razón, sabía que estaba en peligro. Pero Draco no le dejaba que se moviera, aunque ella tampoco lo intentara.

Se despertó, algo sobresaltada. Estaba apoyada en el hombro de Harry, que se había quedado dormido leyendo.

No se oía nada. Seguramente seguirían solos. Se incorporó y miró el reloj. Era la una, había dormido lo suficiente. Miró al mago, dormido profundamente con la boca ligeramente abierta, y le resultó gracioso. Se acercó a su cara y, muy despacio, le agarró la nariz. Harry abrió los ojos de golpe y miró a Sophie, que se reía a su lado.

-Buenos días dormilón.

-Se supone que era yo quien tenía que despertarte a ti -se burló el mago.

-Si esperamos por ti, llegamos a la comida de mañana. Anda, vamos. Tengo hambre -dijo, pellizcándole un cachete.

Sophie, desapareció un momento a su habitación, para cambiarse de ropa. Cuando bajó, Harry le esperaba en el salón, mirando el tablón de anuncios. Al ver a la chica, le sonrió y salió al pasillo, bajando las escaleras en dirección al Gran Comedor.

La historia de la serpiente y la leonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora