Draco se sentó en la ventana mientras jugaba con su anillo. En el piso de abajo oí a su madre discutir con su padre y su tía sobre Lord Voldemort, como siempre. Los dos mortífagos estaban enfadados con Draco por haber fallado y su madre le defendía. "Es solo un niño" decía. Qué tontería. Draco sabía perfectamente donde se había metido. Y sabía perfectamente que ya no había vuelta atrás. Si fallaba, el Señor Oscuro le mataría. A él y a toda su familia. Aunque no le importaría que matara a su tía Bellatrix. Al fin y al cabo, ella tenía la culpa de todo esto al meter a su familia en este mundo en la Primer Guerra Mágica.
No pensaba bajar. Llevaba todas las vacaciones evitando estar con su familia el mayor tiempo posible. Los elfos domésticos le traían la comida a su habitación y él se excusaba diciendo que debía estudiar. Solo abandonaba su dormitorio cuando sus padres salían y él aprovechaba para pasear por los jardines de la mansión, cubiertos de nieve.
Era curioso, pero esos ratos en el jardín era el único momento en el que Draco se sentía un poco bien.
Pansy le escribía casi a diario, pero Draco le ignoraba. Al igual que a Crabbe, Goyle y Blaise. Con la única persona que había hablado era con Nott. Tal vez porque era el único imbécil que no le lamía el culo por un poco de atención. O tal vez porque fue el único que le habló de un tema interesante en su primera carta, informándole sobre una emboscada a la casa de los Weasley cuando estuvieran reunidos con la Orden del Fénix.
Al recibir esa noticia, Draco no pudo alegrarse más. Con un poco de suerte conseguían librarse de alguno de ellos. O de Potter. Cada día odiaba más a ese huérfano de mierda.
La emboscada sería el día de Navidad, por lo que era mañana. Sus padres no habían hablado nada aún. Tal vez ni lo supieran. Pero estaba seguro de que su tía no se perdería el espectáculo.
De repente, oyó como su familia dejó de discutir y guardó silencio. Un silencio sepulcral.
Eso solo podía significar una cosa.
El Señor Oscuro.
Draco, sin salir de su habitación, lanzó un hechizo para afinar su oído. Tal vez consiguiera enterarse de algo interesante. Después de todo, él estaba metido en el juego hasta el fondo.
-Llevaré a cabo la misión con mucho honor, mi señor - dijo su tía -. Y mataré a esa chica entrometida personalmente.
"¿Chica?" pensó Malfoy. No creía que se refiriera a la pequeña Weasley.
-Mi querida Bellatrix, siempre tan fiel - se oyó decir al Señor Oscuro -. Confío en ti para eliminarla. Debe morir. Al igual que sus padres lo harán en cuanto logre encontrarlos.
-Mi señor, si me lo permite, ¿por qué son tan peligrosos?
-El matrimonio no lo es, ni tampoco su hermano. Es la joven la que me preocupa. Tiene demasiado poder. Y debemos aprovechar ahora que aún no lo sabe para acabar con ella. El resto de su familia... Bueno, morirá porque me gusta hacer trabajos limpios, Lucius.
Estaba claro que no hablaban de los Weasley.
-Claro, mi señor.
-Bien. Bellatrix, tú y Greyback iréis a la casa de los Weasley mañana en la noche acompañados de un par de mortífagos y acabareis con ellos, ¿de acuerdo? No matéis a Potter. Traédmelo con vida.
Draco oyó el habitual sonido que producía el Señor Oscuro cuando se iba. Su tía y su madre murmuraban. Hizo un esfuerzo para escucharles.
-¿Por qué querrá matar a esa chica? - preguntó su madre.
-No lo sé, Narcissa. No pongo en duda las órdenes de mi señor. Y si él ordena que la mate, lo haré encantada. Mañana la pequeña Slumber estará muerta - masculló.
Había dicho Slumber. ¿Querían matar a Sophie? Pero ¿por qué?
Draco se estaba poniendo más pálido que de costumbre. Tenía que hacer algo. No podía permitir que la mataran.
Salió de la habitación y se pasó los dedos por el pelo mientras bajaba las escaleras. Intentó poner su cara de indiferencia habitual y entró en el salón donde estaban sus padres y su tía.
-¡Draco! - Le dijo su padre - ¿Qué haces aquí?
-Quiero ir - dijo, secamente.
-¿Ir a dónde, hijo? - preguntó su madre.
-A casa de los Weasley. Mañana. Quiero ir contigo, tía.
Bellatrix puso una sonrisa torcida y se acecrcó a él.
-¿De verdad? - Sonaba orgullosa - Sabía que dentro de ti corría la verdadera sangre de los Black. El Señor Oscuro estará muy complacido de que quieras ir, más deberíamos preguntarle...
-Pues hagámoslo.
Su tía le dedicó otra sonrisa rota, de esas que solía poner y le hacían parecer más desequilibrada de lo habitual. Sacó su varita y, despidiéndose con un gesto de la familia Malfoy, desapareció.
Hubo un momento de silencio y después su madre posó su brazo sobre él.
-Draco... ¿Por qué haces esto? No es necesario que...
-Lo hago porque quiero. Avisadme cuando Bella vuelva. Quiero darme una ducha.
Salió de la estancia sin mirar a sus padres y subió a su habitación. Entró en el baño y abrió el grifo. Sin siquiera esperar a que el agua se calentara, se metió dentro y apoyó los codos en la pared. Estaba algo mareado.
Ya se había asegurado un puesto en el asalto. Ahora podría intentar evitar que mataran a Sophie pero ¿cómo? Y, sobre todo, ¿cómo lo haría sin acabar muerto él o descubierto?
Tenía que pensar qué hacer.
Por el momento, se vistió con su habitual pantalón negro y camisa gris que solía llevar por casa y se sentó en la cama.
Muy lejos de allí, Sophie y su hermano salían de un bar de Sevilla llamado "Escobas y Dragones" donde habían estado tomando unas cervezas de mantequilla con los compañeros de estudio de Nick. Las vacaciones para ella no habían ido muy bien, pues volvía a soñar. Tampoco había hablado mucho con sus amigos. Ni con Harry. Pero ya mañana los vería a todos, así que eso le animaba un poco.
Entró en la habitación de la casa de Gary en la que estaba instalada y se quitó la ropa, sustituyéndola por un pijama y se metió en la cama, dispuesta a pasar la última noche en España.
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La historia de la serpiente y la leona
FanfictionUna historia de amor, donde todo se mezcla con el futuro del mundo mágico. Sophie Slumber Una Gryffindor que siempre ha pasado desapercibida. Hasta que le salva la vida a Harry Potter, el famoso mago. Desde entonces, su vida cambia, convirtiéndose e...