El campo

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Ahora.
Sophie estaba confusa. ¿Acaso le estaba ayudando? Escuchó la risa de Bellatrix. Más cerca de lo que antes estaba.
-Vete - insistió el rubio, acercándose un poco a la bruja.
-No voy a irme a ninguna parte sin Harry - dijo, sin bajar la varita.
-¿No lo entiendes? Hoy no les interesa el maldito Potter. Vienen a por ti. Quieren matarte, Sophie. Y como me encuentren aquí contigo también me matarán a mí.
Sophie no entendía nada. Cada vez estaba más confusa. Draco miró hacia la derecha. Bellatrix se acercaba.
-Por favor... Sé que no confías en mi pero tienes que intentarlo. Por lo menos esta vez. Por favor...
La chica, poco a poco, bajó su varita y asintió. Después de todo, si se quedaba ahí, le encontrarían igual. Draco suspiró como si se hubiera quitado un gran peso de encima y agarró a Sophie de la mano, comenzando a correr. De repente se paró en secó y le indicó a Sophie que guardara silencio. Delante de ellos, a pocos metros, había un gran claro. Al cabo de unos segundos le soltó la mano y le agarró la cara.
-Escuchame bien. La casa está a unos 50 metros, justo detrás de ese claro. Tienes que correr y no parar. Por lo que más quieras tienes que atravesar ese claro. En cuanto empieces a correr, lanza una chispa al aire, que los Weasley sepan que estás ahí, pero en ningún momento te pares porque desde que aparezcas en el claro te localizarán y comenzarán a seguirte. Corre. Pase lo que pase, corre Sophie. ¿Lo has entendido?
Ésta respondió con un gesto de la cabeza, sin dejar de mirar fijamente al gris de esos ojos. Su corazón estaba a mil. Draco, a su vez, también asintió con la cabeza y cerró los ojos, bajando la cara. Suspiró y volvió a abrirlos. Torció la boca, a modo de sonrisa y le acarició la mejilla a Sophie. Abrió la boca, como si se dispusiera a decir algo más, pero volvió a cerrarla, negando con la cabeza.
-Vale. Corre - dijo, soltándola.
Sophie comenzó a correr lo más rápido que pudo en la dirección que Malfoy le había indicado. Sacó su varita y lanzó chispas blancas al aire, avisando al resto de que estaba ahí. Notó como alguien corría detrás suyo, persiguiéndola. A su derecha vio Aparecerse una figura negra muy cerca de ella, pero consiguió esquivarla. Siguió corriendo y entonces escuchó como alguien gritaba su nombre. Era la voz de Harry. Harry. No podía dejarle solo. Se giró y lanzó un Expulso lo más potente que pudo, haciendo que el mortífago que le seguía saliera volando. Corrió en la dirección que había escuchado gritar a Harry, llamándolo.
Nota como alguien detrás suyo le lanza una maldición y, rápidamente, contraataca con un Impedimenta. Sigue corriendo. No ve a Harry. Entonce se choca con alguien y casi cae al suelo, pero le sujetan.
-¡Sophie!
-¡¡Harry!! Corre, tenemos que salir de aquí.
Comienzan a correr de nuevo, esquivando los ataques. Están de nuevo en el claro. No se detienen, corren lo más rápido que pueden hasta que ven, a lo lejos, La Madriguera.
Justo cuando están a punto de salir del claro, Harry suelta un alarido y cae al suelo. Un hechizo le ha alcanzado y su pierna está sangrando. Sophie le agarra como puede e intenta seguir caminando. Y entonces Bellatrix aparece delante de ellos, con una sonrisa psicópata y enrollándose un rizo en la varita.
-Vaya, vaya. Que niñata más escurridiza estás hecha. Casi te perdemos. Lástima que seas tan estúpida como para volver a por este traidor a la sangre.
Harry y ella le apuntaron con la varita, dispuestos a atacar. Bellatrix, en respuesta, se rio a carcajadas.
-Qué valientes. Veo que queréis acabar como Sirius. ¿Creéis que tengo miedo a un par de críos?

-No, pero sí deberías pensártelo dos veces ahora, teniendo en cuenta que estás en desventaja - dijo Lupin, apareciendo detrás de ella junto a Tonks, Nick y el señor Weasley.
Bellatrix les miró, mostrando su enfado y después de mirar a Sophie y a Harry con los ojos llenos de venganza, se Desapareció.
Nick corrió hacia Sophie y le abrazó.
-¿Estás bien?
-Yo sí. Su pierna, Nick... - dijo, refiriéndose a Harry.
La tenía totalmente encharcada en sangre.
Entre Remus y Sophie, llevaron a Harry de vuelta a La Madriguera, viendo como, en el cielo, el resto de mortífagos se iban.
La señora Weasley insistió en que pasaran la noche allí y, después de que terminaran de curar a Harry, Sophie fue a verle.
-¿Te duele? - dijo, desde la puerta.
Harry, al verla, le sonrió y, haciéndole un gesto con la mano, le indicó que entrara.
-Un poco. Pero es soportable.
Sophie se acercó a él y se tumbó a su lado.
-Harry... Lo siento.
-¿Tú? ¿Por qué lo sientes? Fui yo quien salió corriendo detrás de esa bruja loca. Puede que si tú no hubieras ido tras de mí, ahora estaría peor.
Sophie pensó en las palabras de Malfoy. "Vienen a por ti, no a por Potter. Quieren matarte". Pero no dijo nada. Había decidido no contarle a nadie lo que había pasado.
-El que tiene que pedirte disculpas soy yo, Sophie. Te he puesto en peligro.
-Harry... Déjalo. No tienes que disculparte por nada.
-No quiero que te pase nada malo.
-Eso ya lo sé -. Y le abrazó.
El chico comenzó a acariciarle el pelo y Sophie cerró los ojos. No dejaba de pensar en el encuentro con Malfoy. ¿De verdad le había intentado salvar la vida? Era la primera vez que se veían desde la pelea que tuvieron. Y ahora Sophie no podía dejar de pensar en él.
Cerró los ojos más fuerte y tocó el colgante que Harry le había regalado.
Al poco rato se quedó dormida y, por primera vez en muchas noches, no tuvo uno de sus horribles sueños. Simplemente soñó con una gran sala de color blanco llena de cristales en la que bailaba con Draco totalmente vestidos de negro.
***
Esa misma noche, lejos de La Madriguera, Draco junto al resto de los mortífagos, estaban siendo torturados por Lord Voldemort por haber fracasado.
-Confié en vosotros. ¡Y LA CHICA SIGUE VIVA! - bramó -. ¡¡¡Crucio!!!
Draco aguantaba la tortura lo más callado posible. No quería enfurecerlo más de lo que estaba. Al fin y al cabo, estaba valiendo la pena. Sophie seguía viva.

La historia de la serpiente y la leonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora