Sophie se despertó sobresaltada. Se había quedado dormida en el aula de Pociones. Ya era de día y la luz le molestaba. Se incorporó y miró extrañada la túnica que le cubría. En frente a ella, Draco la miraba desde el mismo sitio donde anoche se había visto.
-Estabas temblado - explicó -. Era molesto notar tus dientes castañear.
Sophie obvió el comentario. Estaba claro que el Draco que odiaba había vuelto.
-¿Ya podemos salir?
-Sí.
Le miró, extrañada.
-Entonces, ¿por qué sigues aquí?
-Solo quería esperar a que te despertaras, para dejarte un par de cosas claras.
La chica se levantó y esperó a que Draco comenzara a hablar.
-Todo eso que te dije anoche, olvidalo.
-¿A qué te refieres?
-A que tenía sueño y frío y dije la primera gilipollez que se me pasó por la cabeza. Pero no creo que seas diferente, Slumber. No eres más que otra Gryffindor estúpida. Si dije todo lo que dije, era porque intentaba echar un polvo. Eran muchas horas las que nos quedaban y algo había que hacer. Pero me di cuenta de que ni para eso me podría interesar una Gryffindor. Y menos una como tú, un bicho raro amiga de una sangre sucia y compañía. Asi que hazte un favor a ti misma y haz como si esta noche no hubiera sucedido.
Sophie se acercó a la mesa donde estaba el té (ya helado) y el jugo de calabaza. Lleno un vaso con el líquido naranja y se acercó a Malfoy. Le derramó el contenido en la cabeza y le susurró:
-Olvidado, Malfoy.
Se dirigió hacia la puerta y se paró antes de salir. Se giró hacia el chico, que la miraba mientras se retiraba el líquido de la cara, con expresión de asco.
-Ah, tampoco creas que para mi tuvo mucha importancia toda esa sensiblería. Tú mismo lo dijiste, soy así con todo el mundo. Está en mi naturaleza ser agradable, incluso con imbéciles como tú.
Y diciendo esto, le tiró la túnica al suelo y desapareció por el pasillo. Deseando llegar al séptimo piso y meterse en la cama.
Cuando llegó al cuadro de la gorda, miró el reloj. Era ya las ocho de la mañana así que, posiblemente, muchos Gryffindor ya estuvieran levantados. Se arregló como pudo el pelo y entró. No se equivocaba. La sala común estaba llena de alumnos vestidos de calle. Al ser fin de semana, seguramente fuera a Hogsmeade a pasar el día. Algunos la saludaron mientras que otros la miraron, conscientes de que acababa de llegar y que había pasado la noche fuera. Antes de que pudiera maldecir por los rumores que eso traería, Ginny apareció.
-¡Sophie! No me puedo creer que McGonagall te mantuviera toda la noche castigada - dijo, lo suficientemente alto para que todo el mundo lo escuchara -. ¿Qué castigo os puso?
-Ordenar de arriba abajo toda el aula de pociones sin magia. Ha sido agotador.
-Y con Malfoy, ha tenido que ser horrible.
Ginny no podía hacerse una idea de lo que había sido.
-Hermione, las gemelas, Katie y yo vamos a ir a Hogsmeade. ¿Te vienes?
-La verdad es que me apetece dormir, estoy agotada.
-Bueno - le sonrió Ginny-, descansa y vente por la tarde un rato, ¿vale? Harry se pasará por la tarde, avísalo para salir juntos.
Sophie le dedicó una última sonrisa cansada y subió a su dormitorio, donde las otras chicas estaban de un lado para otro, terminando de prepararse. Lo bueno era que el caos duraría poco y podría descansar todo lo que quisiera.

ESTÁS LEYENDO
La historia de la serpiente y la leona
FanficUna historia de amor, donde todo se mezcla con el futuro del mundo mágico. Sophie Slumber Una Gryffindor que siempre ha pasado desapercibida. Hasta que le salva la vida a Harry Potter, el famoso mago. Desde entonces, su vida cambia, convirtiéndose e...