Al día siguiente decidieron ir al partido de Quidditch. Aunque realmente no tenían mucha relación con alguno de los jugadores, la apuesta entre Harry y Sophie había ido a más y Ron y Ginny se habían apuntado. Lo único que necesitaron para convencer a Hermione fue decirle que Lavender no iría al partido (odiaba el Quidditch y solo iba a los de Gryffindor por ver a su "Ro-Ro").
Se reunieron con Luna en las gradas, que les había guardado un sitio. Se sentaron mientras discutían de nuevo por las apuestas. Ginny opinaba igual que Harry, mientras que Ron pensaba como Sophie. Hermione, al no sentir mucha pasión por el deporte, se había limitado a recoger el dinero de la apuesta, que había subido a galeones por cabeza. Luna les miró muy interesada.
-Oh, ¿estáis apostando? ¡Qué divertido! - exclamó con su tono habitual. Sacó 15 galeones del bolsillo y se los tendió a Hermione -. Apuesto 15 galeones por Ravenclaw, claro.
Por desgracia para Luna, Ron y Sophie, Cho chang perdió la snitch de vista en el último segundo y Summerby aprovechó su descuido para atraparla, finalizando el partido con una diferencia de 50 puntos a favor de Hufflepuf. Después de regodearse de la victoria, Harry y Ginny acordaron invitar en la próxima visita a Hogsmeade a cervezas de mantequilla con sus ganancias a todos sus amigos, consiguiendo así una tregua entre ellos.
Entran en la sala común y Sophie sube a la habitación a quitarse la ropa húmeda y fría y ponerse algo seco. Entra en el baño y decide darse una pequeña ducha, para calentar el cuerpo. Se quita la ropa y espera que el agua se caliente. Se recoge el pelo con una pinza, dejándolo enrollado por encima de su nuca. Sophie se mira al espejo. Estando desnuda se percata mejor del cambio que ha pegado desde el incidente con el collar. Siempre había sido de tez bastante pálida, pero su cuerpo había adquirido un tono grisáceo, casi imperceptible, pero que ella podía observar al tratarse de sí misma. Además estaba más delgada de lo que le gustaría admitir. Si su madre le viera… Se giró, para observarse totalmente. Mierda. Había perdido culo. Encima que ya tenía poco. Se metió debajo del agua ya caliente y se relajó. Se dijo a sí misma que empezaría a comer más. Entonces, y sin saber por qué, pensó en que no había visto a Malfoy en todo el día. No habían tenido clases juntos, cierto, pero tampoco lo había visto en las comidas, ni por los pasillos. ¿Es que había estado atenta a ver si lo veía y todo? Claro que no. Posiblemente sí que se hubieran cruzado, pero no lo habría visto. Además, aunque no lo hubiera visto en todo el día, ¿qué más le daba a ella?
Cerró el agua y salió de la ducha, envolviéndose en una toalla. Rápidamente, se vistió y salió del cuarto de baño. Se había entretenido más de la cuenta. No pudo evitar soltar un gritito de sorpresa al encontrar a Ginny, Parvati y Hermione sentadas en la cama de la última. Al verla salir del baño, las tres sonrieron y algo le dijo a Sophie que tenía que ver con ella.
Y no se equivocaba.
-Sophie… - dijo Parvati. Viniendo de Parvati lo más seguro es que fuera algún cotilleo.
-Ajam… - contestó, distraída la chica mientras se peinaba la melena en una trenza simple.
Y, de nuevo, no se equivocaba.
-He oído que vas a ir con Harry a la cena de Navidad…
Sophie levantó la ceja y las miró. Las tres tenían la vista fija en ella, esperando su reacción, divertidas. Malditas cotillas. Deberían trabajar para El Profeta. No se les escapa una.
-Sí.
-¿Y…? - preguntó, en esta ocasión Hermione.
-Y nada. Solo vamos a ir juntos, como tú vas a ir con… ¿con quién vas a ir, por cierto?
Hermione se puso roja.
-No estamos hablando de eso ahora. ¡Cuenta los detalles!
Correjía. Deberían trabajar en Azkaban. Realizando los interrogatorios.
-Es que no hay detalles. Ayer decidimos ir juntos - dijo, haciéndose de rogar. Sabía perfectamente qué querían oír, pero iba a hacerles sufrir un rato. Al menos se divertiría con la situación incómoda que estaba viviendo.
-¡Eso ya lo sabemos! ¿Quién se lo pidió a quién? - insistió Parvati.
La chica suspiró. No, no iba a hacerse de rogar. Quería terminar con eso cuanto antes.
-Se lo pedí yo a él. Pero solo cuando vi que él me lo iba a pedir a mí y que no se atrevía.
-Típico de Harry - dijeron las tres, casi al unísono.
-Y eso es todo. Además, ¡no seáis cotillas! ¿Acaso yo te he preguntado a ti, Ginny, sobre mi hermano?
-No, porque ya te lo cuenta todo él. Y si quieres te lo cuento todo encantada. Tu hermano es un encanto y me encanta. Fin. - dijo, riéndose.
Sophie puso los ojos en blanco y se encaminó hacia la puerta. Pero, antes de bajar, se giró, sonriendo con malicia.
-Hermione, aun no has respondido… ¿Con quién irás tú?
La chica se puso más roja aún que las cortinas de la habitación y balbuceó que era una sorpresa, desapareciendo por las escaleras más rápido que un centauro corriendo por el bosque.
-¿Quién será que no quiere contarlo? - dijo Parvati. Las otras dos se encogieron de hombros. No tenían ni idea pero, aunque la tuvieran, tampoco lo dirían delante de Parvati si Hermione había decidido no contarlo.
En el piso de abajo, Lavender ya se había pegado a Ron como una lapa y Hermione había desaparecido. Harry esperaba a las otras dos chicas apoyado en un escritorio, hojeando el dichoso libro de Pociones.
Ginny se lo arrancó de las manos y se lo pasó a Sophie, como hacían siempre que le veían con él. Sophie usó su varita para hacerlo flotar por encima del alcance de Harry y cuando el chico se encontraba a una distancia prudencial, lo mandó a un cajón que cerró mágicamente.
-Venga, vamos a cenar - concluyó -. Ron, ¿vosotros dos os venís o ya os dais por cenados después de…esto? - bromeó, refiriéndose a la nueva sesión de morreos que habían tenido la pareja.
Lavender se quedó con Parvati un rato en la habitación, mientras que el resto se dirigía al Gran Salón. Hermione apareció un par de minutos después, argumentando que se había ausentado por ir a buscar un libro a la biblioteca aunque todos (menos Ron) sabían que era porque no soportaba ver al pelirrojo con Lavender.
Mientras se tomaba un pedazo de pudding que se había obligado a comer, lo vio. Draco entró en el Gran Comedor, con ese paso elegante y esos aires de superioridad con los que iba siempre. Sus miradas se cruzaron apenas dos segundos y después Sophie apartó la mirada. ¿Eran cosas suyas o Malfoy tenía los ojos hinchados y rojos? Era como si… como si hubiera llorado. Pero eso es imposible. Era Malfoy. Dudaba que supiera llorar siquiera.
Aun así, no logró quitarse la idea de la cabeza en toda la noche. Ni siquiera cuando Seamus hizo explotar un pájaro de papel que intentaba simplemente prender. Ni siquiera cuando Ron se atragantó al meterse en la boca siete pastas a la vez. Ni siquiera cuando Harry le preguntó si estaba bien y ella, casi involuntariamente, dijo que sí. Por algún motivo no dejaba de pensar en qué narices había hecho a Draco Malfoy llorar, si es que eso era posible.
Por eso, cuando terminó la cena, no dudó un segundo en esperar pacientemente a que él se levantara. Finalmente lo hizo, solo. Harry ya había ido a la Sala Común con Ginny. Y Ron y Hermione tenían que vigilar esta noche junto con Ravenclaw. Sin dudarlo, se levantó y caminó unos cuantos pasos detrás de Malfoy. Algo le decía que no iría directamente a su sala común. Aunque dudo un momento cuando Malfoy bajó las escaleras a las mazmorras. Aun así, continuó siguiéndole hasta que, en lugar de torcer hacia su sala común, se dirigió al otro lado y desapareció detrás de una pequeña puerta de madera. "Ya he llegado hasta aquí. Si me pillan, al menos que me pillen después de ver qué se trae entre manos" se dijo, cogiendo fuerzas. Caminó hasta la puerta y escuchó. No se oía ninguna voz. Agarró el pomo de la puerta y entró, cerrándola tras de sí.
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La historia de la serpiente y la leona
FanficUna historia de amor, donde todo se mezcla con el futuro del mundo mágico. Sophie Slumber Una Gryffindor que siempre ha pasado desapercibida. Hasta que le salva la vida a Harry Potter, el famoso mago. Desde entonces, su vida cambia, convirtiéndose e...