Las tres escobas

155 15 0
                                    

Sophie, malhumorada, salió de la Sala de los Menesteres.

Maldito Malfoy. Le dolía la cabeza y había perdido el libro. Y todo por espiarle. ¡Como si a ella le importara lo que ese desgraciado hacía! Ya se comportaba como Harry. Y encima, ¡le había besado! La cachetada había sido quedarse corta. Debería haberle dado otro puñetazo.

Mientras seguía maldiciendo y murmurando, se dirigió a su habitación a por su varita. Tenía que acostumbrarse a no salir sin ella. Antes le hubiera venido tan bien...

- ¡Sophie! - le gritó alguien a sus espaldas, sacándole de sus pensamientos.

La chica, al ver a Harry correr hacia ella, sonrió.

- Hola. Pensé que estabas con Dumbledore.

-Si, acabo de salir. Ha sido un día muy agitado.

Al pensar en lo que le acababa de pasar y en el beso, le da un escalofrío.

-Pues vamos a algún sitio y me lo cuentas todo, ¿vale? - le dijo.

Sentados bajo el mismo árbol de esa mañana, Harry comenzó a contarle a su compañera todo lo que le había pasado ese día. Sophie, atenta, escuchaba como Harry le narraba todos los recuerdos de Tom Riddle que Dumbledore le había mostrado.

-Así que... ¿Slughorn fue profesor de Voldemor? - preguntó. El chico asintió-. Y modificó el recuerdo.

-Sí.

-Lo que no entiendo... es por qué quiere Dumbledore que le convenzas tú. ¿No puede hacerlo él mismo?

-No lo sé. Si quiere que lo haga yo, tiene que ser por algo, supongo... ¿Qué has hecho tú hoy?

Sophie, que se encontraba tirada en el césped jugando con unas flores silvestres y de espaldas a Harry, abrió los ojos cuando su amigo le preguntó. ¿Qué le iba a contar? ¿Que había besado a Malfoy después de que casi la matara estrellándola contra la pared al haberle seguido a la Sala de los Menesteres a Merlín sabía qué narices? Posiblemente el que mataría entonces a alguien sería Harry a Malfoy. Y tampoco quería que nadie supiera lo que había pasado. Ni que Harry empezara con alguna de sus paranoias. Se giró hacia Harry y puso su mejor cara de suficiencia.

-Pasear por Hogwarts y leer un libro de "fantasía", como lo llaman los muggles.

-¿Y dónde has dejado el libro?

-Pues... me lo habré olvidado en algún rincón - dijo. En realidad, no era una mentira en toda regla.

-¿Quieres que lo busquemos?

-No, no. No importa, no le tenía especial cariño. Hablando de libros, ¿ya le has hablado a Hermione y Ron de ese libro?

-Pues...no.

-Pues vas a hacerlo. Te pasas el día con él encima. Lo justo es que tus mejores amigos conozcan su existencia.

Agarró a Harry por la mano y tiró de él. Se resistió un poco y comenzó a jugar con ella, tirando de su brazo y empujándola. Recordó el día anterior, cerca de donde estaban ahora, cuando se escaparon en medio de la noche. Como si Harry hubiera pensado lo mismo, cogió a Sophie en su espalda y comenzó a correr con la chica encima. Ella, chillando y riendo, soltó sus manos y las abrió, como si fuera un pájaro. Harry, para que no se cayera, la agarró más fuerte y comenzó a dar vueltas en círculo. Ella reía cada vez más fuerte. Varios alumnos cercanos a ellos comenzaron a mirarlos, pero no le dieron importancia. Siguieron así.

Sophie se bajó de su espalda y corrió hacia la orilla del lago. Harry le persiguió e intentó cogerla, pero Sophie se defendió, lanzándole agua a Harry. El chico se la devolvió y empapó a Sophie, que rio mientras intentaba, sin éxito, cubrirse. Ella intentó salir corriendo, pero él le agarró por la espalda y le rodeó la cintura con las manos, levantándole en peso y dando vueltas sobre sí mismo. Ella le gritada, divertida. Harry, a causa de las incontables vueltas, cayó mareado, llevándose a Sophie consigo al agua.

La historia de la serpiente y la leonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora