Capítulo 9: Las montañas del Norte

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Paramos ante la afirmación de Mia y nos miramos consternados, aunque a sus hermanas aquello les pareció algo divertidisimo.
 -Que diablos...¿sois Khayam?¿Como habéis podido llegar hasta aquí?-pregunté con una mezcla de sorpresa y miedo.
 -¿Somos Khayam?-preguntó Mia a sus hermanas con tono de burla.
 -¡Noooo!-respondieron al unísono las chicas, cómo si eso fuera lo último que pudiera pasar en el mundo.
 -Ya lo veis. No, no somos Khayam. Como mínimo no como tal.
 -¿A que te refieres?-pregunté.
 -Os lo contaré, pero debemos seguir andando o no llegaremos nunca a nuestro destino. Esta es la primera vez que lo cuento, así que ahí va...

“En las montañas del Norte hay una única y enorme ciudad, nombrada Sulena, fundada y gobernada por Garïn y los Khayam. Es una ciudad grande y bonita, con grandes casas hechas de piedra blanca, preciosas fuentes de donde brota agua fresca en mitad de las plazas y amplios caminos de piedra donde no hay murallas ni fosos alrededor. Sulena cuenta además con tecnología avanzada, ya que los Khayam siempre han sido muy trabajadores,. Junto a los conocimientos de Garïn han construido grandes inventos, como algo llamado “acueducto”, o  algo que llaman “sistema de evacuación”, por donde van todos los desechos por debajo de la ciudad hasta llegar a un foso cavado lejos de la ciudad, cerca de los campos de cultivo, y donde se les da uso como abono.
Sulena se encuentra en mitad de un valle, rodeada de enormes y bonitas montañas, además de enormes prados verdes y tierras de cultivo. Los inviernos son duros, mucho más que aquí, pero la pureza de esas tierras hace que durante las primaveras sea uno de los lugares más hermosos del mundo entero. No hay un gobierno, ni un alcalde, ni guardias ni soldados. Solo estamos sus habitantes, si es que podéis imaginar algo así.
 Tampoco existen los oficios como tal, sino que allí desde pequeños enseñan a los niños un poco de todo: enseñan a cultivar los campos, a tratar con los animales, enseñan a leer y a escribir... y magia, claro. Casi siempre es el propio Garïn quien enseña, pero si esta de viaje o esta ocupado cualquiera de los Khayam se presta a enseñar a los niños.
Los niños crecen hasta que llegan a madurar, y cada uno decide cuando cree que ese momento ha llegado.
 Entonces los sacrifican.
Los jóvenes que creen haber llegado a la edad adulta se presentan ante Los Cuatro, que son los Khayam que acompañaron a Garïn a las montañas; dos hombres y dos mujeres.
Ellos realizan unas cuantas preguntas, y si el joven responde correctamente lo matan para luego resucitarlo.”

 -¡¿Los Khayam matan a sus propios hijos?!-interrumpió Nolan.
 -Cállate estúpido-exclamó el viejo Owen dándole un fuerte coscorrón en la cabeza. Nolan  grito de autentico dolor, aunque ya tenía la herida completamente cerrada- Continua Mia, por favor.
 -Esta bien...-dijo la chica soltando un pequeño bufido.

“Garïn y el resto llevan muchos años practicando su magia. Sé que aquí algunos lo llaman magia oscura, o “magia diabólica” entre los Leridian, pero en Sulena es considerada como magia sagrada. Se cuenta que Garïn y sus discípulos practicaban con animales, hasta que Garïn afirmó haber encontrado la perfección, pero que no podíamostrarlo solo con esas criaturas. Una de sus discípulos se ofreció a hacer de conejo de indias, y así fue.
 Garïn la rodeo con un aura oscura, la mató y la resucitó.
 Al principio parecía que había sido un fracaso, puesto que la renacida actuaba igual que en las primeras y antiguas prácticas: no parecía tener conciencia, ni siquiera podía hablar o comunicarse, y se movía lentamente, pero Garïn la volvió a rodear con esa aura y la chica recuperó su ser.
 Con el paso del tiempo se descubrió que una vez revivido, el cuerpo se reactiva de nuevo, como si volviera nacer. O lo que es lo mismo: juventud y vida eterna.
Por eso cuando los jóvenes Khayam consideran estar en su plenitud física y mental, son sacrificados para ser traídos de vuelta a la vida.
El dominio total de ese hechizo conlleva muchos años de aprendizaje y práctica, por lo que de momento solo Garïn y sus cuatro discípulos son capaces de devolver la vida tal y como la conocemos. Los otros Khayam conocen los principios básicos, y son capaces de devolver la capacidad motriz a los cadáveres, pero aún no son capaces de devolverles la conciencia.
Aún así, hay gente que intenta plantar cara a Garïn, o que dicen querer irse de ahí y ver mundo. Cualquier ejemplo de rebeldía es perseguido por los demás Khayam hasta la muerte. Los “ancianos”, si es que se pueden llamar así, dicen que los desagradecidos que no puedan apreciar los verdes pastos, la libertad y el clima de las montañas no merece vivir, por lo que los matan para que luego los jóvenes Khayam practiquen su magia. El resto esta totalmente de acuerdo con ese pensamiento, por lo que nunca  a habido ningún problema en Sulena, pese a la enorme cantidad de jóvenes que han querido irse de allí.”

 -¿Y como habéis conseguido llegar hasta aquí?-interrumpió de nuevo Nolan. Owen volvió a intentar darle un coscorrón, pero esta vez el chico lo esquivó dando un salto hacía atrás, solo para que Johan le diera una sonora colleja.
 -¿No ves que esta contando la historia? Ya llegará a esa parte, estúpido-espetó Johan. Dio una pequeña señal de asentimiento a Mia, que continuó con su historia.

Al principio, durante años, en Sulena solo habitaban Garïn y los Khayam, pero  habían algunas personas, tanto Selki como Eorian, que se sentían atraídos ante la idea  de una vida eterna, y quedaban aún más fascinados al descubrir la enorme ciudad de Sulena. Al principio Garïn y los demás los mataban en cuanto se acercaban, pero los Cuatro reflexionaron y dijeron entenderlos, puesto que ellos habían sentido lo mismo cuando llegaron a Someland. Así pues creyeron que ahora era injusto hacer lo mismo que hicieron los antepasados Selki, por lo que a partir de ese momento cualquier Selki o Eorian que quisiera podía pertenecer a Sulena, siempre y cuando aceptaran no volver a salir de allí. Excepto que Garïn lo ordenara, por supuesto.
 Así pues, Eorian y Selki fueron llegando a las montañas del Norte, y más tarde también unieron varios Monardos. Al principio querían formar sus ciudades y pueblos alrededor de Sulena, pero Garïn se negó, arguyendo que precisamente eso era lo que quería evitar. Finalmente construyeron más casas, engordando la ciudad, y los Monardo, Selki, Khayam y Eorian empezaron a vivir en armonía, aunque en realidad los recién llegados dejaban atrás su identidad para convertirse en un Khayam.
Los Selki de Someland se asustaron al saber de eso, y grandes ejércitos fueron a la guerra contra Sulena, pero se dice que el poder de Garïn a crecido tanto que los liquidó con un par de ataques. Una completa mentira, pues aunque Garïn es realmente poderoso tuvo que contar con la ayuda de los Cuatro y el poder de Sulena. Los consejeros de Someland decidieron entonces levantar la enorme muralla que hay en el Norte, sitiando así las montañas, pero a Garïn no le importó puesto que  él ni siquiera había empezado la
guerra.
Un día llegó un Varion a la ciudad. Llevaba una especie de carretilla consigo, e iba vestido con una larga chaqueta roja y armado con una de las legendarias espadas orichalcum.
A Garïn los Varion le repugnan y le asustan por igual. La vida de los Varion consiste en disfrutar la vida cada segundo, y a vivir y morir por ella.
Los Varion, por contra, consideran a la muerte como la recompensa por vivir una vida llena y satisfactoria, puesto que si no hay metas ni limites en la vida ¿Qué sentido tiene seguir en pie? Ellos repudiaban los ideales de Sulena, puesto que implicaba una vida larga y vacía, carente de sentido y emoción.
Por eso todos en Sulena se sorprendieron al ver llegar a uno.
 Numerosos ejércitos de Khayam habían partido contra los Varion con el favor de Garïn hacía tiempo, rodeando las altas montañas hasta llegar a las cordilleras del Oeste, pero nunca ninguno había conseguido volver.
El Varion llegó hasta el centro de la ciudad arrastrando su carretilla, seguido por todos sus habitantes. Bebió un sorbo de la grande y bonita fuente que allí había y respiro hondo, saboreando el dulce olor que la limpia agua de la fuente emanaba.
 -¿Tu eres Garïn, verdad?
 -Así es-respondió el mago, que había seguido a ese extraño personaje junto al resto de su pueblo- ¿Que hace un Varion como tú aquí, si se puede saber?
 -Os dejasteis algo en mi hogar.
El espadachín levantó una manta que cubría la carretilla y dos hermosas niñas y un bebé aparecieron en él.
 -Al parecer una de nuestras mujeres y uno de los tuyos se enamoraron y tuvieron hijos, viviendo clandestinamente en la frontera entre nuestras montañas. Una historia preciosa, pero tuvimos que matarlos. En nuestras montañas no queremos sangre de vuestra escoria-espetó el extranjero.
La gente de Sulena empezó a murmurar ante tal ofensa. Garïn levantó una mano y todos callaron. Pese a que su expresión era relajada, su voz escupía veneno al hablar.
 -¿Y tú quien eres, si se puede saber?
 -He oído varios nombres sobre mi persona, algunos terribles y otros inmerecidos, pero creo que me quedaré con el original. Me llamo Ryu.
La mayoría de los Khayam dieron un paso atrás. Incluso Garïn parecía sentir respeto por ese hombre. Ryu había sido la leyenda que había abatido los ejércitos que Garïn había enviado contra los Varion.
 Ya no era tan ágil ni enérgico, puesto que sobrepasaba la cincuentena, pero su mera presencia era imponente. Era de piel morena y alto, tenía la piel y los músculos curtido y tenía el pelo largo de un intenso color rojo con un toque blanco por las canas, al igual que una corta barba mal afeitada que envolvía su cara.
 Estaba sentado en la fuente con total tranquilidad, como si esa ciudad fuera suya y esa situación se diera cada día. Como si fuera dueño del todo.
 -¿Y por que has traído a estas criaturas hasta aquí?-quiso saber Garïn. Como siempre, el nigromante había sabido conservar la cabeza fría y había hecho la pregunta adecuada.
 -Porque como ya he dicho, tienen vuestra asquerosa sangre, pero aún son unas criaturas. Podéis hacer lo que os de la gana con ellas, pero más os vale no matarlas.
Como mínimo no hasta que sean mayores y puedan pelear por su vida.
Ryu se levantó y la gente de Sulena abrió paso.
 Toda Sulena esperaba la orden de Garïn para atacar, pero él se limitó a acercarse hasta las niñas. El Varion pasó por en medio sin mirar a nadie y desapareció de allí tal por donde había venido.
Inmediatamente todos se giraron hacía la carretilla con las niñas y Garïn. La mediana empezó a llorar débilmente, y su hermana mayor la arropó entre sus brazos, devolviendole la mirada a cada uno de ellos.
 -Cogedlas y llevadlas hasta el puerto de los Eorian. Una vez allí obligad a cualquier familia a encargarse de ellas. No quiero volver a verlas nunca más.-ordenó Garïn mientras se separaba del carro.
Seguidamente se dio la vuelta y unos voluntarios se encargaron de llevar a las niñas hasta el puerto.
 Una vez allí corrió el rumor de que unas protegidas por los Varion y Khayam iban a ser entregadas a cualquier familia, por lo que gente poderosa y con dinero intentó aceptar las chicas para poder contar con la protección de Garïn. Pero los Khayam entregaron las niñas a una pareja de mediana edad normal y corriente, intentando así por todos los medios dejar el tema zanjado.
Por desgracia esa pareja no eran más que un par de desgraciados, unos pobres drogadictos que habían aceptado para poder explotar a las chicas, puesto que en los puertos de Lotz siempre hay lugar para un par de prostitutas más, sin importar la edad ni el sexo...”

 -Hasta que nos salvasteis por casualidad la otra noche-concluyó Mia con alegría.
 -Es terrible-murmuró Nime.
 -Entonces, si no sois Varion ni Khayam, ¿que sois?-pregunté.
 -Nosotras. Somo nosotras, no hay más respuesta que esa.
 -Todo lo que contáis es realmente increíble-dijo Kachess con la boca medio abierta. Había estado atento durante toda la historia, y ahora parecía algo confundido- Pero si todo lo que contáis es cierto... eso cambia la percepción sobre ellos. Sobre los Khayam, digo. ¿Por qué los Selki los han estado atacando durante siglos? Dudo que sea cierto eso de que teman que Garïn rompa el ciclo de la vida, y más ahora que Someland es una pocilga moral.

Crónicas del aprendiz de Mago: El temor del hechicero oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora