Capítulo 20: Selkis y Monardos

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La mañana del día del día siguiente continuamos intentando encender las velas en la clase de comunes. Ese día no hubo mareos ni desmayos, lo que desanimó bastante al grupo. Después de que Je’Lad pudiera encender una vela con la energía de su cuerpo muchos creían que más alumnos experimentarian algo similar. Pero la realidad era que nadie había conseguido aún canalizar nada, ni siquiera para crear pequeñas volutas de humo.
Ni siquiera la propia Je’Lad consiguió nada. Al parecer quería hacerlo bien, sin filtrar nada de su propia energía, pero pronto quedó claro que aquello era mucho más complicado.
Así que cuando sonaron las campanas del mediodía la frustración en el aula era más que palpable.

-No os preocupeis, estais llendo por el buen camino-intentó tranquilizarnos Gerald mientras salimos del aula-. Si dejáis que la frustración os invada va a ser peor, creedme.

Aquello era fácil decirlo. Secretamente todos sabíamos que no iba a ser fácil, y que todos los alumnos habían pasado por el mismo proceso. Pero por otro lado todos queríamos destacar, ser los primeros en conseguirlo y poder cuanto antes empezar a demostrar nuestra gran potencial. Pero por el momento eso parecía que no iba a suceder.

-¿Cómo lo conseguiste?-pregunté a Je’Lad al salir del aula-. Confieso que he intentado utilizar mi propia energía, pero ni con esas puedo hacer nada.
La chica parecía sorprendida de que le hablara, pese a sentarme junto a ella en esas clases e ir juntos en la misma rama.
-¿Tu eres quien me llevó hasta Enfermerías, verdad? Fe’Nam estuvo a punto de ir a buscarte y matarte  en cuanto se enteró-respondió con una sonrisa burlona.

-¿Fe’Nam? ¿Aquél monstruo es tu novio?-dije sorprendido. Por algún motivo también había algo de desilusión en mis palabras.

-Solo somos amigos de la infancia. Pero entre los Monardos salvar o ayudar a una mujer significa que ésta no se puede valer por sí sola, y por tanto, que necesita del hombre que la ha ayudado. Y Fe’Nam me mataría si saliera con un Selki.

-¿Acaso cree que somos inferiores?-dije con escepticismo.

-No lo cree. Lo sabe. Él está seguro de que nosotros somos más fuertes, más inteligentes y más valientes por haber sabido sobrevivir a los peligros del desierto.

-Ya, claro. Y supongo que tu también estás de acuerdo-dijo en tono sarcástico.
-Más o menos-confesó-. Pero reconozco que hasta ahora apenas me había relacionado con otras culturas. El otro día, durante el torneo, vi a algunos de tus amigos luchar con la misma furia y pasión que los Monardos. Estoy segura de que ellos también habrían sido buenos Monardos.
-Dudo que Nime hubiera aceptado esa norma sobre los chicos. Aunque Johan hubiera estado en su salsa.
-¿Johan es el que le cortó el brazo a Fe’Nam?

-Ese fue Nolan-aclaré-. Johan es al que Fe’Nam le partió el brazo.
A Je’Lad aquello le pareció muy divertido.

-Vaya idiota. ¿Quién se deja romper el brazo dos veces, y por la misma persona?

-¿Quién tiene la mala sangre de partir el brazo dos veces a la misma persona?-defendí a Johan.
-Cualquier Monardo con un poco de orgullo. Ya verás como ese tal Johan no le molestara más. Eso sí, intenta que tu otro amigo no se interponga demasiado en el camino de Fe’Nam-advirtió-. Puede que solo le quede un brazo, pero estoy segura de que aquél chico lo va a acabar pagando. ¿O acaso esperaba que Fe’Nam lo dejaría correr.
-Él se lo buscó. Si cree que Nolan va a esperar sentado estas completamente equivocado-repliqué con enfado-. Deberíais rebajar vuestro estúpido orgullo
-Tal vez me equivoqué. Debí dejar que Fe’Nam te hubiera destrozado-Y dicho esto, se fue.
Me sentía frustrado y enfadado a partes iguales. Ni siquiera era del todo cierto que quisiera preguntarle por cómo había logrado encender una vela. Todo aquello no era más que un mal pretexto para poder mantener una conversación con ella. ¿Por qué había acabado de esa manera?

Crónicas del aprendiz de Mago: El temor del hechicero oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora