Capítulo 45: Rivalidad

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-Ahora que Johan ha vuelto, ¿ya no podré dormir aquí?

Lillian hizo aquella pregunta desde la cama de mi antiguo compañero de habitación. Cómo la Academia aún no me había asignado ningún nuevo compañero y las normas para los residentes eran bastante laxas, la chica solía dormir en mi habitación, hasta el punto que casi la consideraba mi nueva compañera.

 -No creo que tengas ningún problema. Los Capanegra tienen su propia habitación en Residencias -expliqué.

La verdad es que me había sido imposible hablar con Johan. Ahora que Knox no estaba yo ya no tenía permiso para entrar en el edificio de los maestros. Intenté contactar con Madeos, pero aparentemente el mayordomo había seguido al antiguo Capanegra.

 -Me alegro. ¿Tú no? –dijo Lillian con una sonrisa pícara.

Simplemente me levanté de mi cama y salté encima de ella, que empezó a reír e intentó deshacerse de mí.
Pero la alegría no duró demasiado, ya que a la mañana del día siguiente alguien llamó a mi puerta.

 -¿Hola? ¡Voy a entrar!
La puerta se abrió poco a poco y la cabeza de un chico asomó por el resquicio. Lillian dejó ir un gritó y se tapó hasta el cuello con la manta mientras yo recogía lo más rápido que podía mi ropa desperdigada por el suelo.

 -Oh, ¡lo siento! Volveré dentro en un rato-dijo cerrando la puerta.

 -¿Quién era ese tipo?-preguntó Lillian-. Su voz me era familiar.

 -No tengo ni la más remota idea-confesé. Aunque a mi también me había parecido escucharla antes.uk

No tuvimos que esperar mucho más para adivinar de quien se trataba. Cinco minutos más tarde volvieron a llamar.

 -¿Necesitáis más tiempo?-exclamó la voz a través de la puerta.

Lillian me miró sin entender nada y yo fui a abrir la puerta.

 -Siento haberos molestado –dijo Ragelis con una sonrisa en los labios-. No sabía que estarías aquí-dijo a Lillian.

 -¡Ragelis! ¿Qué quieres?-preguntó con el ceño fruncido la Capaverde.

 -Mi cama. Me mudo a esta habitación.

Ragelis tiró de un baúl llenó con sus cosas y lo colocó a los pies de la cama de Johan.

 -Estas de broma –dije poniéndome en pie-. No puedes quedarte aquí.

 -Díselo a Holen. El maestro me ha dado permiso para cambiarme de habitación-informó el Caparoja.

Holen de nuevo. ¿Por qué me tenía tanto odio?¿Que ganaba él con todo esto?

 -Ragelis, no hagas esto por favor –pidió Lillian-. No seas de esta manera.

 -¿Acaso ahora te importa como soy? Estoy seguro de que Balwind y yo seremos buenos amigos-dijo sentándose en la cama en frente de mí.

 -Vámonos –dije cogiendo de la mano a la chica.

 -Hasta luego, nuevo compañero-dijo Ragelis tumbándose en la cama y descalzándose con los pies.

Por desgracia, aquel no fue el único cambio. Con los cambios en la jerarquía de los maestros, lord Korver tuvo que dejar de entrarme, y en su lugar vino el maestro Darrin. Gilchrist estaba encantado con el cambio, pero yo no estaba tan contento. El veterano maestro era tan o más exigente que lord Korver, solo que lo camuflaba con juegos, pruebas o concursos absurdos. Pese a que los entrenamientos eran algo más entretenidos, al final se necesitaba un nivel más alto de esfuerzo y concentración que poco a poco iba haciendo mella en mí. Esperaba que aquella experiencia la compensara relajando un poco mi presión en sus clases normales, pero el maestro hacía como si los duros entrenamientos nocturnos no existieran para él.

Crónicas del aprendiz de Mago: El temor del hechicero oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora