Sorbo el último trago de mi batido y pongo el vaso en la mesa, bajo la mirada insistente de Zaid.
—Dime, ¿Qué escondes?
—Está bien. Te lo diré. Acércate.
Duda, pero lo hace. Me inclino más en la mesa y le susurro al oído:
—Soy lesbiana.
Se separa de mí lentamente, mirándome con cara neutra. Luego se echa reír.
—¡Que graciosa!
—¿Dices que soy payasa? —frunzo los ojos.
—¡No! Sé que no eres lesbiana. Eso sí me dijo Ansel, has tenido novio. Siempre lo tiras como un trapo después de unas semanas.
—Bocón de mierda.
—Anda, cuéntame de tu vida.
—¿Para qué? ¿Qué quieres?
—Conocerte.
—Bueno, aquí estoy. Mira mi cara y conóceme.
—Lindsay —se queja.
—¿Qué? —alargo yo.
—Solo dime —me dice—. Solo lo que hay que saber.
—Soy Lindsay, tengo una tía y trabajo con ella.
Él solo me mirra con cara de póker.
—Bien —resoplo.
—Genial —sonríe y apoya un brazo en la mesa, poniendo su cara en las manos para mirarme.
—Soy de Londres, vine a vivir aquí con mi tía a los once. Mi hermano se quedó allá, tiene veintitrés años. No sé de él desde que vine a Los Ángeles.
—Lo siento —me dice en voz baja—. Así que... ¿Londinense, eh? Sabía que hablabas raro, pero no lograba distinguir el acento. Eres cada vez más exótica.
—Cállate.
—Sígueme contando de tu vida.
—Escribiré un libro de ella para que lo leas.
—Oh, eso también sería genial.
—Creo que te toca a ti hablar —le digo–. ¿Tu pelo es rojo natural?
Ríe.
—Sí.
—Bien. ¿De dónde se conocen tú y Ansel?
Esa pregunta ha estado rondando durante mucho tiempo en mi cabeza. Es hora de darle respuesta.
—Estábamos en el mismo equipo de natación.
—Oh. ¿Ya no estás? —pregunto.
—Para alguien que no habla de su vida, haces muchas preguntas.
—Está bien.
Me acomodo en mi asiento y saco mi móvil.
Rueda los ojos.
—Solo bromeaba.
—Típico.
—No, ya no estoy. Eso no es para mí.
—¿Qué es para ti?
—Me gusta más el boxeo.
—Ya. Dime de tu vida.
—Bueno, soy de Nueva York. Tengo veintidós años. Toco la guitarra en bares de vez en cuando. No tengo hermanos. Mi padre murió cuando era bebé y conoces a mi madre. ¿Qué hay de tus padres?
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Always Myself
Подростковая литератураElla estaba vacía y triste. llena de oscuridad. El era como la luz del alba, quien andaba iluminado todo a su paso.