Mark me mira.
—¿No te han dicho que las conversaciones ajenas no se escuchan? —espeto.
—No si es de ti o tu hermano de quien hablan —alza la barbilla y la ceja.
—Shannon... tranquilas, chicas, ¿Si?
—Quiero saber —exige.
—Louis y los chicos atacaron a un tío por una especie de cuenta no pagada.
—¡Lindsay!
—¿Qué? Ella ya está grandecita y sabrá callar si sabe que hay que hacerlo, ¿Verdad?
—¿De qué diablos hablan? —dice confundida.
—Pues eso, Louis no quería que lo supieras. Quizá para no preocuparte, supongo —murmuro.
—Pero, por favor, no le digas que lo sabes. Él confió en nosotros —Dice Mark mirándome y recalcando la última palabra.
—Tranquila, Shannon, si él quiere que lo sepas, te lo dirá.
Ella solo resopla y se va con los chicos.
—Últimamente estás más rabiosa que de costumbre, Lids. ¿Qué es?
—No te importa.
≈
Llego al local y veo a Zaid detrás del mostrador. Frunzo el ceño. Qué raro. Pongo mi bolso a un lado y me dirijo hacia él.
—Hola —me sonríe de lado.
—Hey.
Me mira.
—¿Cómo estás? —cuestiona con cuidado, evaluándome.
—De pie.
Rueda los ojos.
—En serio, Lind. ¿Cómo te ha ido el día de hoy? ¿Qué has investigado?
—Un amigo había investigado varias cosas, entre ellas, la supuesta dirección del usuario.
—¿Y? —pregunta intrigado.
—Era falso. Nos enviaron a un sitio súper lejos, en San Francisco —alza una ceja—. Era un lugar muy triste.
—¿Cómo es eso?
Empiezo a contarle con detalle lo que ha pasado. Él no para de hacer preguntas, pero al fin y al cabo no me importa, porque es agradable escuchar su voz. Sí, y también hablar con él.
—...y Shannon vino a meternos en problemas por ser tan imprudente.
Ríe.
—¿Y qué hizo esta vez esa chica loca? —pregunta.
—Un chico empezó a coquetearle y ella se ha aprovechado para sacarle comida a cambio de un paseo en su Harley.
—Vaya...
—Sí, pero no fue, se escapó. Y el hombre nos cayó a balazos.
—¿¡Qué!?
—Pues sí.
—Santa mierda.
Se pone de pie —estábamos sentados sobre el mostrador—. Y me coge del brazo para halarme con fuerza al piso y ponerme frente él. Yo lo miro espantada. Él se pone a ver todo mi cuerpo, como buscando algo. Luego pasa sus manos por mis brazos. Una calidez me invade.
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Always Myself
Teen FictionElla estaba vacía y triste. llena de oscuridad. El era como la luz del alba, quien andaba iluminado todo a su paso.