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Él se revuelve, y yo cierro los ojos para fingir estar dormida. Pero él solo continúa durmiendo después de un gruñido perezoso y se desparrama en la cama, soltando un brazo sobre mi cadera.

Me dan ganas de despertarlo y decirle que vaya a dormir a su casa.

En cambio, me levanto despacio y voy al baño. Lavo mis dientes rápidamente y me lavo la cara. Cepillo mi cabello y lo dejo suelto.

Salgo al cuarto y encuentro a Zaid en la cama. Sí, aun dormido. Compruebo el reloj. 8:25am. Entonces se me ocurre una idea.

Voy de vuelta al baño. Cojo mi bolso de cosméticos, la pasta dental y un talco picante. Asomo mi cabeza a la habitación. Dormido. Genial. Me acerco con suma cautela y pongo todo en la mesita de noche. Quito su brazo de mi camino, que está sobre su rostro ahora, y un poco de sabana para no ensuciarlas.

Saco la primera cosa importante de mi bolsa: labial.

Bien, ahora a hacerle un pequeño arreglo a la deliciosa boca de Zaid, me digo. Destapo un Baby Lips y con parsimonia le pongo a sus labios. Luego rubor, sombra, y el toque final. Pasta dental.

Por toda la cara.

Devuelvo todo a su lugar en un santiamén y me vuelvo a acostar a su lado. Dentro de poco empieza a moverse en su lado. Volteo la cara por si abre los ojos, no me vea sonreír.

Suspira suavemente hasta que siento como se incorpora, y cierro los ojos, nuevamente. Lo siento moverse sobre la cama hasta que ya no lo hago, se ha puesto de pie. Con mucho cuidado abro un poco el ojo izquierdo y veo su expresión, frunce el ceño y después me mira inquisitivamente. Ay, Dios...

Aquí vamos.

Entonces escucho como el agua golpea la loseta de la bañera. No aguanto más y empiezo a reírme. ¡Es lo más raro y divertido que he visto! Es que debí grabarlo.

Me levanto de la cama más despierta y entonces es cuando me doy cuenta del desastre que hay en mi habitación. No. Hay trozos de emparedado y envases de Coca-Cola por todo el piso y sobre las sabanas. Veo la remera de Zaid tirada en el piso. También sus zapatos y sus calcetines.

Me siento sumamente extraña con toda la basura rodeándome, así que empiezo a recoger todo bien rápido. Busco una escoba y barro el piso, recojo la ropa del pelmazo, hago la cama y doblo su remera sobre esta.

Busco las bolsas de Doritos, que están debajo de la cama, cuando escucho más que veo como la puerta del baño se abre. Estoy inclinada y solo con una remera no tan larga puesta. Mi trasero está expuesto... con lentitud, me incorporo y lo miro.

Él me mira con la ceja alzada y las comisuras curvadas. Lleva mi toalla blanca en su mano. Y el pelo esta húmedo y se ve más oscuro con el agua, también tiene un gran flequillo cayéndole sobre la frente. su rostro esta limpio. sus vaqueros están ligeramente caídos y veo esa V en su pelvis.

—Ni siquiera durmiendo tienes esas manitas tranquilas, ¿Eh?

—¿De qué hablas? —digo fingiendo extrañeza.

—Ah, no lo sabes —asiente y se dirige a mí—. Es que he despertado de una manera muy extraña hoy. maquillado y todo.

—¿Así te acostumbras a despertar?

—Fíjate que no. Es la primera vez —me mira.

No puedo aguantarlo más y le doy rienda suelta a mis labios, que estaban prisionero en mis dientes, y me rio como una demente. Él se queda mirándome. No parece enojado, pero tampoco que este muy feliz al respecto.

Always MyselfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora