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Hola.

Me vuelvo para encontrar una chica menuda detrás de mí. Su cabello es muy negro, sus ojos exageradamente celestes y muy pálida. Su rostro muestra preocupación y mira mucho a Ansel, luego a mí.

—Uh... Hey.

—Soy Emma, la chica que llamó.

Ella me tiende una mano dudosa, la estrecho.

—Ah, él no es mi novio. Es mi amigo.

Noto un leve sonrojo en sus mejillas.

—Oh, lo siento. Es que... él me dijo que te llamara y pensé...

—Sí, ya no importa.

Me vuelvo hacia Ansel, que la mira a ella.

—Oye, Ansel, ¿Por qué dices eso?

—Yo... lo vi, Lind. Vino directo a mí...

—Señorita, por favor, necesito que el chico guarde reposo —un hombre hace cosas con Ansel—. ¿Alguien vendrá con él?

—Yo.

La tímida chica da un paso adelante. La miro, alzando una ceja. Ella desvía la mirada, algo avergonzada, creo.

—Es que... pensé que es lo correcto, ¿No? yo llamé, yo lo vi. Pero si no quieres pues...

—Nah. No importa. Ven sube.

Me encamino a la ambulancia, donde terminan de subir a Ansel. La chica se sienta al lado de él, y decido sentarme del otro lado. Muero por saber más acerca de lo que le ha pasado, pero está grogui, y tiene los ojos cerrados, aunque está consiente.

—Y... ¿Cómo te llamas? —pegunta la chica de repente.

—Me llamo Lindsay.

Ella me sonríe, pero yo solo la miro, estudiándola.

—¿Por qué has decidido acompañarnos?

Ella mira a Ansel.

—Solo... ¿Me preocupo? Es que lo vi tirado en el piso, solo y herido, pensé que debía ayudarlo. Eso incluía acompañarlo, supongo.

Ella mira a Ansel con un deje de preocupación. Su rodilla izquierda se mueve incesantemente y veo como lucha por no tomar la mano de Ansel. Ella parece buena chica. Pero, ¿Cuántas personas parecen buenas y terminan siendo guardianes del demonio? Ella perfectamente podría estar fingiendo. Y si es eso, ella definitivamente sabe actuar.

Ella podría estar al tanto de lo que pasó, es decir, ser cómplice.

La observo. Ella no da indicios de eso. Pero no por eso bajaré mi guardia. Ella podría ser un ángel, o podría ser una perra.

—¿Cómo es que... estabas ahí en ese instante?

—Iba pasando y escuché unos gemidos. Alcé la vista de mi móvil y lo vi... estaba herido y lleno de sangre. Así que me acerqué y vi que estaba consiente. Le pregunté que le pasaba y solo me dijo que por favor, sacara su móvil del bolsillo y busque tu nombre para llamarte.

Yo la observo de arriba abajo. No da señales de nada. Ansel gime por milésima vez y el paramédico le inyecta algo a través del suero.

—¿Por qué lo preguntas? —cuestiona ella, sorprendiéndome.

Así que voy al grano.

—No te conozco. Podrías ser una de ellos.

—¿Una de ellos? —frunce el ceño.

Always MyselfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora