capítulo 1: la llegada

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No recordaba que mi cuarto estuviera tan desordenado, tengo la manía de guardar cosas sin importancia sólo porque pienso que en un futuro las necesitaré. Pero ahora tengo que deshacerme de muchas de ellas, para tener mayor espacio en casa sólo por la llegada de "ellos".

Yo sabía que mamá salía con Leonard y que ella era feliz, pero, ¿porqué mudarse? ¿Porqué querer jugar a ser una familia? .

Conocía a Leonard, lo vi muchas veces pasar por mamá y traerla del trabajo. Leonard era un buen tipo, alto, apuesto, con algunas canas, pero eso lo hacía ver elegante, tenía su propio despacho de abogados, muy detallista y que hacía sonreír como tonta a mamá. Se los juro que yo fui la más contenta de que mamá saliera con él después de divorcio con papá, pero el problema no era Leonard, si no su hermosa y atenta familia, nótese el sarcasmo en esta frase.

Sólo una vez los vi, nuestros padres quisieron que comieramos todos como una familia, ella una muchachita de 16 años muy maquillada para su edad, se le veía lo mimada a kilómetros, con ella sólo intercambie unas miradas y dos sonrisas falsas de saludo y despedida. Y él, un muchacho de unos 22 o 23 años (no sé, soy mala calculando edades) muy apuesto, elegante y serio; vestía un traje, vestía muy formal para mi gusto, pero bueno un joven abogado futuro heredero de el despacho de su padre como iba a vestirse si no es así.

La comida fue un desastre, una hora de silencio incómodo por nuestra parte. ¡Y aún así decidieron querer vivir juntos!.

Yo soy hija única y nunca he compartido mi cuarto, y ahora mientras conseguimos una casa más grande, tendré que compartir mi cuarto con Chantal, esa niña mimada compartirá mi lugar favorito en toda la casa, detesto esta situación.

-Darla, ven cariño, ya llegaron- los gritos de mi mamá interrumpieron mis pensamientos.

Más a fuerzas que por ganas baje, ellos ya estaban en la puerta, traían muchas maletas. Leonard y mamá se besaban entre risas, ellos estaban en su celular. Yo bajé las escaleras y dije un tímido hola, al cual nadie respondió.

-hola Darla- respondió Leonard, después de dejar de besuquear a mi madre - creo que ya conoces a Chantal y a Dilan, chicos saluden-

-Hola Darla- contestaron con un tono de saludo forzado y sin dejar de ver sus celulares.

- Darla, Cariño, muestrale a los chicos sus habitaciones para que se acomoden y se pongan cómodos para la primera cena en familia- dijo mientras soltó una sonrisita tonta y volvió a besarse con Leonard.

Yo les indique que me siguieran, ellos lo hicieron, Dilan cargo sus maletas y las de Chantal, que eran muchas, no se donde piensa poner tantas cosas.

- Chantal, tú compartiras el cuarto conmigo- ella rodó los ojos al oír eso- bueno sólo será un tiempo, sólo mientras nos mudamos a la nueva casa-.

Ella se metió a mi habitación y la inspeccionó, Dilan dejó las maletas en la entrada, Chantal no se veía nada contenta, pero igual comenzó a desempacar.

-bien y ¿donde esta mi habitación?- dijo Dilan, y noté que me puse nerviosa, no se porqué, pero su voz fue como electricidad en mi piel.

-si... sigueme- apreté los ojos y me dí la vuelta, que tonta ¿porqué tartamudie?

Llegamos a su habitación, estaba junto al baño, no muy lejos de la mía, abrí la puerta y le indique que pasará, el lo hizo e igual que Chantal inspeccionó la habitación, hermanos tenían que ser.

No había notado lo parecido que es a Leonard, es muy atractivo y tiene un cabello un poco largo, nunca me había gustado como se le veía a los hombres ya que siempre me había gustado los hombres con cabello corto, muy corto, pero en él se veía muy bien. Cuando reaccione, él me estaba mirando, estaba muy serio con mirada molesta.

-oye, Darla ¿Cierto?- dijo acercándose- si no te molesta quiero descansar y ponerme cómodo como dijo Elecctra, tú madre, así que si no te molesta...- dijo esto y acercándose más a mi, me tomó de los hombros me encamino dando unos pasos, mirándome fijamente. No sé que me pasó sólo me quedé pasmada ahí, hasta que Dilan me soltó y cerró la puerta en mis narices.
¡Menudo pelmaso!.


Nota: Darla en Galería

Mi Nuevo HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora