Capítulo 67: Un nuevo capítulo

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La voz de mi madre se quedó en silencio por un momento, y luego pude escuchar su suspiro al otro lado del teléfono.

-Querida, sé lo difícil que ha sido para ti toda esta situación -respondió con suavidad-. Aprecio que hayas considerado nuestras preocupaciones y que estés dispuesta a tomar esta decisión. -

Las palabras de mi madre me llenaron de alivio y también de tristeza. Sabía que había perdido a Dilan, pero al menos tenía el apoyo de mi familia.

-Gracias, mamá. Significa mucho para mí tener tu comprensión y apoyo -dije, tratando de controlar las lágrimas.

-Siempre estaré aquí para ti, mi amor. Ahora, debemos buscar una manera de reconstruir tu vida y encontrar tu felicidad nuevamente. ¿Tienes algún plan? - respondió mi madre al otro lado del teléfono.

Respiré profundamente antes de responder.

-Sí, mamá. Planeo regresar a casa y retomar mis estudios. Quiero enfocarme en construir un futuro para mí misma, independientemente de las relaciones pasadas. - dije con voz segura- También necesito tiempo para sanar y encontrar paz dentro de mí. -

Mi madre estuvo de acuerdo y me brindó su apoyo incondicional una vez más. Sentí un rayo de esperanza en medio de mi dolor. Ahora, tenía que comenzar a reconstruir mi vida y encontrar mi camino nuevamente.

Y así fue como regresé a casa, tratando de reconstruir mi vida, difícil en un principio no lo negaré, pero Leonard y mamá trataron siempre la forma de apoyarme, mamá sabiendo lo de mi amor prohibido, Leonard pensando que seguía en duelo.

Chantal se había estado comportando rara, no era mi amiga ni nada por el estilo, pero parecía comprender el dolor por el que había pasado, cada vez que nuestras miradas se encontraban, me miraba con cierta compasión mezclada con lastima. ¡Lo sé! Pensaba recurrentemente, sabia lo fatal que me veía, pero de verdad trataba de cada día estar un poco mejor.

-Ya no eres la misma amiga- me decía Violeta- se te fue la vida con ese hombre. De haber sabido que esto terminaría así, jamás te hubiera incitado a que empezaras con esto-.

- ¡¿Con que tú eres la culpable?!- decía, para tratar de con la gracia, amenizar un poco el ambiente.

Decidí volver a la escuela para concluirla y me concentré en mis estudios, estableciendo nuevas metas y persiguiendo mis sueños. Durante ese tiempo, conocí a nuevas personas y me adentré en diferentes actividades extracurriculares. Poco a poco, fui sanando y encontrando mi felicidad nuevamente.

A medida que el tiempo pasaba, Dilan se convirtió en un recuerdo distante, aunque debo admitir, que el amor que una vez sentí por él nunca desapareció por completo. Pero aprendí a valorarme a mí misma y a entender que merecía a alguien que luchara por mí de la misma manera en que yo luchaba por ellos.

Nunca volví a saber de él, ni una llamada, una carta, si quiera una señal de humo que me dijera que mínimo estaba bien. Leonard a veces lo mencionaba, siempre acompañado de un suspiro nostálgico, y de igual forma, la incertidumbre de su paradero parecía dolerle tan solo un poco menos que a mí. En una ocasión me acerque a la brujita para saber que mínimo está vivo.

-Se poco menos que tú- respondió secamente sin si quiera voltear a verme.

Asentí con la cabeza mirando hacia el piso, dirigiéndome a la salida de su habitación.

-Darla- dijo mientras me dirigía a su puerta- Ya no me preguntes por él, por tu bien, es mejor que sanes, él querría eso...-.

Nunca entendí a que se refería con eso y nunca más volví a preguntarle al respecto, ya que quizás tenia razón ¿Para qué saber de su paradero? ¿Cambiaria algo?

La vida continuó y, con el apoyo de mi familia y amigos, encontré un nuevo equilibrio. Aprendí que renunciar a Dilan fue una decisión dolorosa pero necesaria para mi crecimiento personal. Abracé las oportunidades que se presentaron en mi camino y descubrí nuevas pasiones y sueños, estaba a punto de graduarme y la escuela de derecho me esperaba, Leonard fue muy amable al despertar esa pasión por las leyes y la abogacía que no sabía que tenía, y bueno seamos sinceros, ni Dilan ni Chantal se querían quedar con el despacho, así que debía aprovechar las oportunidades que tenia en mi camino.

Descubrí mi pasión por el tejer, un hobby poco juvenil según palabras de Violeta, pero me clamaba en mis momentos de ansiedad, que, siendo sincera, eran las secuelas que este amor me dejo, un cuadro de ansiedad generalizada, ataques de pánico y un cuadro depresivo del cual estaba saliendo poco a poco "Un día a la vez" como decían en mi grupo de ayuda.

Ahí conocí a un chico, no puedo definir que somos, pero ocasionalmente salimos, sonreímos e incluso en la última ocasión que salí con él nos besamos. Lamentablemente no sentí esa chispa nuevamente, doloroso es admitirlo, pero así era.

Él también había pasado por un corazón roto y había tomado decisiones difíciles para encontrar su propia felicidad. Había encontrado paz y estaba reconstruyendo su vida. Me ha apoyado mucho, es muy amable, siempre trata de que me sienta hermosa y me ayuda a imaginar un futuro bondadoso, no a su lado, pero si al lado de la persona más importante en mi vida, yo misma.

-Te vez hermosa Darla- me dice al teléfono, como todos los días.

- ¡Eres un bobo! ¿Cómo lo sabes si hoy no me has visto? - respondo entre risas, sonrojada desde el otro lado del teléfono.

- ¡No necesito verte para saberlo Darla! - ya sé su respuesta, pero me encanta escucharla nuevamente.

Por su parte, la relación con mi madre mejoró bastante, pero hacemos como que lo sucedido nunca paso, aunque ambas sabemos que pasó. Puedo notar su incomodidad cuando Leonard menciona a Dilan y como trata de desviar el tema para que no salga más a relucir sobre la mesa. Y aunque piensa que no lo noto, puedo darme cuenta como me mira de reojo para saber mi reacción al escuchar nuevamente su nombre.

No puedo decir que el camino fue fácil, pero cada paso me acercó a la persona que finalmente me convertí. Aprendí a amarme y respetarme, y eso me ha ayudado mucho a encontrarme nuevamente. Ya que no solo perdí en este tonto juego de coqueteo contra mi hermanastro, me perdí a mi misma.

La historia de mi amor prohibido con Dilan quedó atrás, pero su impacto en mi vida siempre estará presente. Me enseñó lecciones valiosas sobre el amor, la elección y el crecimiento personal. Y aunque las cicatrices permanecen, también lo hacen las historias de resiliencia y superación. Me quedo con que Dilan me enseño a amar, profundamente, a amarlo a él y después, con su partida y su desapego a mí, a amarme a mi misma.

Mi historia continúa y cada capítulo nuevo es una oportunidad para crecer y descubrir lo que el futuro tiene reservado para mí.


Mi Nuevo HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora