capítulo 33: clases de natación

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Dilan

Estaba plácidamente dormido cuando de pronto, sentí como un líquido caía sobre mi cara, abrí los ojos y sólo alcance a ver como la loca de Darla se me lanzaba encima.
Me dio un tierno beso en los labios, que yo sofocado por su lanzamiento correspondí.

-¡buenos días guapo!- me dijo llenandomé de besos todo el rostro.

-Muy buenos porque lo primero que vi fuiste tú- dije incorporandomé- aunque no quiero que me vuelvas a mojar o caer encima, sólo besos ¿estamos?-

-no- dijo mientras reía- debes levantarte, hoy es el día-.

Se puso de pié y me dio otro Casto beso en los labios antes de irse de mi habitación.

Hoy era el día, Darla me enseñaría a nadar.
Estoy nervioso, es tan vergonzoso que a mi edad no sepa nadar, pero bueno mamá murió cuando yo era pequeño y papá nunca tuvo tiempo para enseñarme.

Me pongo una bermuda y un poco de bloqueador, supongo que va a ser un largo día, tomo mi celular y sigue sin señal, pero entonces veo la hora: 7:05 am ¡es enserio Darla! Son vacaciones, porfin puedo levantarme tarde y me levantas a las 7:00 am.

Salgo de la habitación y noto que ella ya abandonó la suya.
La casa esta muy silenciosa, al parecer todos están dormidos.

Bajo la escaleras y la veo ahí, tan divina y sonriente bebiendo un vaso de jugo.
Lleva puesto un traje de baño completo de color azul, que le queda como hecho a la medida, se ve guapísima, es guapísima.

Me acerco a ella y me ofrece un vaso de jugo y fruta picada.
Puedo notar que hace mucho calor afuera ya que a pesar de tener el aire acondicionado se siente calor.

Salimos dejando una nota a nuestros padres:

Fuimos a nadar, después a comer y cosas así...
los quieren:

Darla & Dilan

Me encanta ver nuestros nombres juntos, pero no se lo digo, no quiero que sepa que me encanta hasta su nombre.

Salimos y a unos cuantos metros de la casa ella entrelazó su mano con la mía, volteó y me miró, sus ojos tan brillantes y hermosos que tiene hace que no me resista a besarla, así sin más, un casto beso en los labios.

Llegamos a la piscina y comenzamos con las lecciones.

-¡Vamos Dilan!- gritaba desde la otra orilla Darla- ¡Muévete puerquito!-.

¿Me dijo puerquito?

-¿cómo me llamaste?- dije aún intentando manotear como ella me enseñó.

De pronto ella sacó un silbato y lo hizo sonar, haciendo que la gente comenzara a observarnos.

-no critiques mis técnicas de entrenamiento- gritó.

Vaya que se toma a pecho eso de enseñarmé a nadar.

Seguimos así por horas, intentando de una u otra manera pero nada parecía funcionar.
Salí de la piscina rendido, lo sabía, nunca voy a aprender a nadar.

-¿a donde crees que vas?- dijo para después sonar su tonto silbato.

-¡me largo!- dije frunciendo el ceño- lo intentamos, no se pudo-.

Ella salió del agua, el traje de baño se le entallo más con el agua, su cuerpo se veía espectacular, haciendo que los salvavidas voltearan a verla, queriendosela comer con la mirada.

Yo les lancé una mirada de ¡ya lo sé esta muy buena y viene conmigo, así que pierdete! Que al parecer entendieron muy bien porque rápidamente voltearon para otro lado.

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