Capítulo 4

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Todo va a estar bien.
¿Segura?
Segura le sonrío.
Él me devuelve la sonrisa y, al bajar el palo con comida, comienza a acercarse a mí.

Él me devuelve la sonrisa y, al bajar el palo con comida, comienza a acercarse a mí

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Once upon a time,
A few mistakes ago.
- I Knew You Were Trouble, Taylor Swift

Siento como los labios de Finn chocan contra los míos. Me quedo estática. No sé que hacer. Por alguna extraña razón, se siente bien, demasiado en realidad. Madre mía, es mi primer beso y me lo está dando un delincuente que terminó encerrado por hacer una caminata espacial. No sé si es genial o vergonzoso.
Para mi propia sorpresa, yo también lo beso. Escuchamos como alguien carraspea detrás nuestro y nos separamos. Es Octavia.
— Eh... lamento interrumpir, pero creo que ya consiguieron las vendas —dice visiblemente incómoda.
— Ah, ¡si, si! —me levanto de un salto y me sacudo el pantalón— Gracias por avisarme.
Salgo corriendo, más por lo de recién que por Jasper. Me avergüenzo de solo pensarlo. ¿Pero qué carajo fue eso? ¿Por qué me besó? Peor aún: ¿por qué lo besé yo también? Dejo mis dudas de lado al entrar casi sin aire a la nave. Me abro paso entre la gran cantidad de chicos. ¿Desde cuándo hay tanta gente acá adentro?
— ¡Eh, tranquila princesa! —grita alguien al chocarlo.
— ¡Perdón, estoy algo apurada! —y sigo hacia adelante.
— ¿A dónde vas tan a las corridas? —antes de que pueda pueda subir al segundo piso, el chico anterior se para enfrente mío, bloqueándome las escaleras. Creo que se llama Atom.
— Dejame pasar o...  —nunca amenacé a nadie y ni siquiera sé a dónde va a terminar la frase. Para mi buena suerte, el morocho me frena.
— ¡Wow, tranquila princesa!
— ¿Se puede saber que haces acá? —Bellamy aparece atrás mío y me doy cuenta de que le habla a Atom— Te dije que supervisaras la distribución.
El chico solo asiente, encogiéndose de hombros, y se va.
— Con que abajo de todo ese pelo si hay un poco de cerebro —me doy vuelta para mirarlo, curiosa, y él bufa ante mi comentario.
— Lo creas o no, quiero que todos sobrevivamos.
— Vos y tu hermana solos no cuenta como todos.
— Te equivocas. Ahora nos tenemos únicamente a nosotros mismos. ¿No te das cuenta? —mira a través de la puerta de la nave hacia la fogata donde algunos ríen, otros comen y otros duermen— Esta es nuestra nueva familia y nuestro nuevo hogar. Ya no existe más el "allá arriba". No necesitamos nada del Arca. Estamos en la Tierra. Nuestra realidad cambió a ciento ochenta grados de un día para el otro. No voy a desperdiciar esta segunda oportunidad.
— Aunque no lo pueda creer ni yo, estoy de acuerdo con vos, pero así como festejamos juntos, hay que hacernos cargo de nuestras responsabilidades juntos también —se escucha un grito desde arriba-, como ahora.
Subimos las escaleras al segundo piso y lo primero que veo es como Jasper se retuerce de dolor en el piso y no para de gemir y gritar. A ambos lados suyo están Monty y Octavia, y los dos parecen a punto de llorar ante la impotencia de no saber qué hacer. Honestamente, yo estaría igual. Siempre creí que en situaciones de emergencia, la mente se me iba a quedar en blanco. Más de una vez me pasó en las prácticas en el Arca. Pero, aunque no sé si es porque soy consciente de que esto no es una práctica o porque sé que no hay nadie más que lo pueda salvar, tengo la mente muy clara y sé perfectamente lo que tengo que hacer.
— ¡Ok, solo hay una manera de hacer esto! ¡Bellamy, Monty, Octavia, sosténganlo! —grito y me hacen caso. Agarro la navaja que hace un rato vi que Bellamy lleva sujeta a la pierna y la caliento con una especia de estufa que Monty creó con partes de la nave y fuego.
— ¡¿Qué haces?! ¡Lo vas a matar! —grita Octavia cuando me ve acercar el cuchillo a la herida de Jasper. Bellamy me mira sorprendido, pero no dice nada.
— ¿Querés que viva? —le pregunto y ella solo traga saliva— Eso pensé.
Y, sin más preámbulos, apoyo la cuchilla hirviendo en la herida. Jasper grita más fuerte, pero segundos después se desmaya.
— Eso debería parar el sangrado —digo mientras me seco el sudor de la frente—, además de evitar que se le infecte.
— Gracias —susurra Octavia y me abraza.
Le devuelvo el abrazo, sorprendida. Es la segunda vez en el día que alguien me abraza. Nunca abracé a nadie más que mis padres o Wells. Pero este abrazo se siente bien. Se siente bien sentirse útil y apreciada en general.
Miro por encima del hombro de la morocha y veo que Bellamy nos mira con ternura. Bueno, en realidad mira a su hermana. El buen sentimiento aumenta. Lo que daría yo por estar cerca de mi madre en estos momentos.
Bellamy posa sus ojos en mí y modula una palabra silenciosa: gracias. Es la segunda vez en el día que alguien me dice gracias. ¿Quién iba a pensar que la Tierra iba a ser mejor de lo que pensaba? Me separo de Octavia y me vuelvo a secar la frente.
— Ahora necesito que salgan, así puedo terminar con las vendas —me miran confundidos—. Puede que no les guste.
Todos asienten rápido y me dejan sola.
Termino con las vendas y me siento al lado de Jasper, peinándole un poco el pelo.
— ¿Quién iba a pensar que alguien tan alocado y flaquito iba a terminar siendo tan fuerte? —susurro con una sonrisa.
Y es verdad. Ha aguantado y pasado sus primeras horas en la Tierra herido y ensangrentado. Yo no podría. Apenas puedo verlo a él sin que me duela a mí.
— Me enteré de lo que pasó —escucho la voz de Wells detrás mío. Termina de subir por completo y pienso que se va a sentar al lado mío, pero se queda parado cerca de la escalera—. ¿Está mejor?
— Está vivo.
Pasan unos segundos hasta que vueve a hablar.
— Escuchá, Clarke, no te pido que me perdones, pero si queremos vivir y mantener a los demás con vida tenemos que trabajar en equipo. Los dos somos los que más atención prestábamos en clase. Sabemos lo suficiente como para hacer que esto funcione.
Suspiro frustrada y me levanto, quedando cara a cara con él.
— Esta bien —él relaja los hombros—, pero tengo una condición.
— ¿Cuál?
— ¿Por qué lo hiciste?
— Clarke, no vamos a tener esta discusión. No acá, no ahora.
— Entonces decime cuándo y dónde.
— Vos termina con Jasper y después lo hablamos —y desaparece por la escalera.
¿Pero qué carajo? ¿Desde cuando le gusta tanto hacerse el misteriosito?
Termino de vendar a Jasper y bajo casi de un salto al primer piso.
— Eh, tranquila —me dice Finn, divertido, al verme—. ¿Cómo está Jasper?
— Vivo —repito suspirando aliviada y él me sonríe.
— A propósito, con respecto a lo de anoche...
— ¡Clarke! —salvada por la campana.
— Me tengo que ir. Después hablamos —le digo rápido, para después escaparme de él. ¿Por qué me pone tan nerviosa enfrentarlo? Ni siquiera tendría que estar preocupándome por este tipo de estupideces.
Al estar distraída en mis pensamientos, me choco con Bellamy, que me esperaba afuera de la nave.
— Perdón. ¿Cuál es la urgencia? —le pregunto.
— Wells —abro los ojos como platos.
— ¿Le pasó algo? ¿Está bien? ¡¿Qué le hiciste?!
— Tranquila, princesa —me dice divertido y apunta con el dedo hacia la fogata—. Yo no le hice nada. Él es el que está causando problemas.
Miro hacia dónde me señala y siento que mi cansancio le da paso a mi enojo. Empiezo a caminar pisando fuerte la tierra y los delincuentes abren paso al ver la expresión de mi cara.
Llego hasta el círculo que se ha formado entre Wells y Murphy y pego un grito. El mejor de mi vida, si se puede presumir.
— ¡Wells, Murphy!
Los dos se detienen, respirando fuerte, con las manos en la ropa del otro.
— Los dos, a la carpa, ¡ahora! —y me doy media vuelta porque sé que me van a seguir. Me meto en la carpa más cercana y a los segundos aparecen los dos con Bellamy atrás— Quiero que me expliquen ya qué es lo que está pasando.
— Tu noviecito se cree que es un principito que puede mandarnos como se le antoja —dice Murphy, acusándolo.
— ¿Y no es eso lo que vos y Bellamy hacen? —se defiende Wells.
— ¡Eh, yo no hice na...! —empieza el recién nombrado, pero lo corto.
— Ahora hablo yo —lo miro seria y se asiente, sin presentar pelea, lo cual es raro, pero agradezco en este momento—. Dicen que no hay reglas, pero al momento de repartir comida, ropa, o lo que fuera, ponen condiciones. Dicen que podemos hacer lo que sea que queramos, pero al momento que alguien hace algo que a ustedes no les gusta, sea bueno o malo, se pelean y se acusan como nenes de cinco años. Realmente creí que eran un poco más inteligentes, pero ya veo que los subestimé.
Bellamy tensa la mandíbula y Murphy intenta ocultar su vergüenza sonriendo.
— ¿Y acaso vos sos la indicada? —me pregunta Bellamy, caminando hacia mí— Sos una mimada que solo sabe curar un par de raspones y ya se cree perfecta.
— Yo nunca dije eso —le respondo, irritada—. Hago lo mejor que puedo.
— Bueno, no está funcionando. Hasta ahora solo tenemos un herido y ni siquiera te dan las manos para hacerte cargo de él.
— ¡Lo acabamos de traer y no sé qué pueda haber tenido esa lanza! ¡No sé sus alergias ni su historial médico! ¡Los medicamentos que tenemos son casi nulos porque alguien se los robó mientras intentábamos llegar al Monte Weather! ¡Sólo tenemos diecisiete años! ¡Algunos incluso menos! —me sobreviene un mareo, pero logro disimularlo. Los ojos cada vez me pesan más e intento con todas mis fuerzas mantenerlos abiertos.
— La edad no tiene porqué definir nada.
— Por si no te enteraste, o no te entró en ese cerebro minúsculo tuyo, si cometés un crimen y sos menor, ¡te encarcelan! ¡No pude terminar mis estudios! —al cansancio, se le suma un dolor de cabeza no muy fuerte, pero que está presente. Las palabras duras de Bellamy no ayudan tampoco.
— Entonces, no te agrandés de más. Arriba, podrás ser todo lo princesa que quieras. Pero, ¿acá abajo? Solo sos una más del montón. Y te vas a tener que ir acostumbrando, como todos lo hicimos en la vida.
— ¿Vos pensás que porque mis padres estuvieran en el Consejo, mi vida era de color rosa? Mi madre me mandó a la Tierra, pensando que podría vivir cuando lo único que hago es intentar controlar sus malditas hormonas y salvarles el culo a todos. ¡Mi padre está muerto porque mi mejor amigo lo condenó! —siento los ojos aguados, pero no pienso llorar. No enfrente de tantos imbéciles juntos.
Escucho como Wells gime de dolor y Bellamy afloja la mirada. Veo borroso, pero empiezo a dudar de que sea por las lágrimas.
— ¿Clarke? —escucho la voz de Wells lejana y después todo es negro.

Brave Princess. Rebel Leader. - Saga Black & White | Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora