Ganadora de los premios #The100Awards 2016 en la categoría Público "Mejor fanfic Bellarke"
Sus diferencias son abismales.
Ella es hija de diplomáticos, de personas importantes, gente que forma parte del Consejo. Ella es una princesa. Ha vivido toda...
Capítulo anterior: — Polaris —murmuro y raspo un poco las partes quemadas, aunque sé que no voy a lograr nada al hacerlo. — ¿Perdón? —se acerca a mí, intentando ver lo mismo que yo. — Polaris era el nombre de la estación número trece.
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Maratón 3/9 Started thinking love's a loaded gun Nobody wants to fight And when did we all stop thinking that world - Run And Hide, Sabrina Carpenter
— A ver si entendí —dice Dean, sentado en el trono—. ¿Todos los terrestres provienen de un tipo que cayó en una nave por escapar de su muerte cuando iban a destruir su estación por no querer formar parte del Arca? — ¿Resumido? Si —responde Sam por mí. Los dos estamos de pie frente al castaño claro. — Entonces, no estamos hablando de un ángel —suena más a pregunta. — Creí que eso ya estaba aclarado —digo confundida. — Podría ser un ángel —dice Sam y junto con Dean lo miramos sorprendidos. ¿Acaso vamos a lograr resolver algo alguna vez?- Déjenme que los ilumino. Vuelve a la nave y regresa con la jeringa. — ¿Qué si no era una sola aguja? ¿Qué si había más? — ¿Por qué el tipo necesitaría tantas dosis de diclonina? —pregunta Dean. — Porque tal vez no eran para él —respondo y Sam sonríe al ver que yo también estoy empezando a entender. — ¿Podrían, por favor, hablar en español? — Cuando estallaron las bombas, seguramente más de una persona se enfermó por la radiación. Al venir a la Tierra, esta persona debió tenerlo en consideración y trajo medicinas. La diclonina alivia el dolor, no importa de qué en realidad. — Además, puede que con sus poderes curara a más de uno, hiciera milagros. Eso explicaría el porqué de las pinturas. — Ugh, nerds —murmura Dean y recibe un golpe de parte de los dos a cada lado—. ¡Auch! ¡Bueno, perdón! Volviendo al tema principal que en realidad nos trajo acá, ¿cómo vas a hacer para encontrar a tus amigos? — Supuestamente los secuestraron la guardia de Heda —digo al ver que los hermanos me miran expectantes—, por lo que tendrían que estar en algún tipo de calabozo, ¿no? — ¿De casualidad Adelphos te dio un mapa de la ciudad? — Para nuestra mala suerte, no. — Entonces, ¿cómo se supone que vamos a saber dónde está? — Vamos a tener que averiguarlo —respondo mientras vuelvo a agarrar la Primer Espada. Intento no mirarla, solo lo necesario. Todavía está manchada con sangre del guardia y el solo pensarlo me revuelve el estómago. — No, no, no, no, no —empieza Dean. — ¿Ahora sos un disco rayado? —le pregunto divertida y él me mira molesto. — Clarke, ¿acaso no viste la altura de ese edificio? ¡Vamos a tardar horas! ¡No tenemos tanto tiempo! — Entonces dame una idea mejor. Porque si la tenés, decila —se queda callado—. Eso pensé. Empiezo a caminar con mi mochila ya al hombro, pero se interpone en mi camino. — Está bien, lo vamos a hacer. Pero al segundo que corres riesgo, te volvés derechito para acá. ¿Ok? — Ok —le respondo y suspira cansado, o capaz derrotado, no sé. A estas alturas todo se siente que pesa más. Cada quien agarra sus cosas y salimos de la habitación. Las calles están desoladas y aún no hay indicio de que vaya a amanecer pronto. De todas maneras, caminamos despacio y cautelosos, mirando a nuestro alrededor. Por todas partes hay puestos de lo que sea: ropa, comida, armas, etcétera. Piso un charco y miro en dirección a mis pies. Para mi sorpresa y asco, no es agua. Es sangre. Trago saliva no muy fuerte, pero a causa del silencio nocturno los hermanos se dan la vuelta y me preguntan con la mirada si todo está bien. Yo solo asiento, intentando calmarme. Obviamente no le tengo miedo o asco a la sangre. No podría siquiera soñar con ser doctora si no pudiese soportarlo. Es el simple hecho de imaginar porqué está ahí que me causa aversión. Al llegar a la entrada del edificio, vemos que hay un solo guardia dormido. — Muy conveniente, ¿no? —susurra Dean y con Sam nos miramos preocupados. Ninguno cree en las coincidencias, no después de todo lo que pasó las últimas horas. Entramos sin hacer el menor ruido y, al vernos finalmente adentro, siento que toda la presión acumulada en el pecho desaparece. Por fin puedo respirar tranquila. — Ok, lo mejor va a ser que nos separemos —dice Sam mientras revisa sus armas. Con Dean nos miramos sorprendidos para luego mirarlo alarmados. — ¿Perdón? —pregunta Dean como si se tratara de un golpe bajo. — Ni loca deambulo por estos pasillos sola. ¿Es que nunca vieron alguna de esas típicas películas de terror en las cuando se separan la primera a la que matan es a la rubia? En el Arca teníamos varias de esas. — Si te sirve de consuelo, esos personajes son ni la mitad de inteligentes que vos —dice Sam con una sonrisa divertida, pero a mí no me causa ninguna gracia. — No, hermano, ni hablar. No está en discusión —vuelve a hablar Dean—. Nada bueno puede salir de esto. — Dean, necesitamos cubrir la mayor cantidad de territorio en el menor tiempo posible. — Sam, no sabemos cuánto va a durar la siesta del guardia que noqueé a la entrada de la ciudad, ni cuánto va a tardar en alertar a los demás cuando se despierte. — No te olvides de que hay un guardia abajo que solo está durmiendo —agrego y Dean me mira. — Y claro, también está ese guardia. Si nos separados, no nos vamos a poder cubrir entre nosotros. — Ok, chicos, entiendo su punto, pero no hay otra manera. Si los hace sentir más seguros, Clarke viene conmigo. — ¿Qué? ¡Claro que no! Dean, decile que vamos a hacerlo todos jun... ¿Dean? —no me mira, está mirando a Sam— ¿Realmente estás considerándolo? No, no y no. — ¿Quién es el disco rayado ahora? —pregunta en broma, aunque su semblante permanece serio. — ¡No podemos dejar a Dean solo! ¿Qué pasa si necesita ayuda? —es a Sam a quien me dirijo ahora. — Dean puede defenderse solo, Clarke. Ya está bastante grandecito, ¿no te parece? Observo a los dos hermanos, suplicándoles con la mirada. Pero se mantienen firmes y solo me limito a bufar. — Bien, lo hacemos a tu manera —digo de mala gana y cada quien se prepara con sus respectivas armas. — ¿Derecha o izquierda? —pregunta Sam mientras termina de cargar una de sus semiautomáticas. — Piedra, papel o tijera —responde Dean sonriendo, apoyando el puño en su otra mano. Como era de esperarse, gana Sam. Dean solo se queja mientras murmura algo como "siempre lo mismo". — Ok, chicos, una última cosa antes de separarnos —digo, poniéndome en el medio. Los hermanos me miran, expectantes—. Recuerden que son personas, humanos, no las criaturas o monstruos que ustedes cazan y matan. Esta es la realidad ahora. — Entendido —dicen al mismo tiempo. Finalmente, cada cual va por su lado: Sam y yo vamos por la derecha, mientras que Dean por la izquierda. Miro por sobre mi hombro hasta que la silueta del castaño claro desaparece. — Tranquila, va a estar bien —trata de calmarme Sam al darse cuenta de mis nervios. — Creeme que si no acabara de ser atravezado por una lanza no estaría tan preocupada. Si llega a tener que pelear, con un golpe nada más, por más insignificante que sea, puede llegar a reabrir la herida, y si le vuelve a sangrar... —Sam se detiene, por lo tanto yo también lo hago. Pienso que es porque escuchó o vio algo, pero se me queda mirando como con pena. — Clarke, entiendo tu preocupación, de verdad que si. Yo también me preocupo por Dean. Pero tenés que entender que lleva en esto demasiado tiempo, más del que te puedas imaginar, y sabe muy bien lo que hace. Yo solo asiento y reanudamos la marcha. En todo momento tengo la Primer Espada en mi mano y Sam el dedo en el gatillo de su pistola. El lugar parece un laberinto de pasillos. Todas las paredes son de color oscuro, aunque no sé si es porque de ese color era la pintura original, o por el desgaste y la suciedad. Por momentos, hay lugares con antorchas prendidas, pero en su mayoría, hay una sola luz por las que podamos guiarnos. Ni siquiera hay ventanas. Pasamos varias puertas, pero siempre que intentamos abrirlas están cerradas o no conducen a nada, por no mencionar que si fueran celdas, se verían como tales, ¿no? Sería lo lógico. Pero últimamente la Tierra tiene de todo menos lógica. Seguimos caminando hasta que nos topamos con dos grandes puertas de hierro, muy diferentes a las que vimos antes. Sam las abre lo más despacio y silencioso que puede, pero es algo imposible: es obvio que hace años que no las aceitan debido al ruido que hacen al moverlas. Al mirar hacia adentro, nos encontramos con otra sala de trono, solo que esta es mucho más grande y majestuosa que la de la habitación en la muralla. Hay velas por todos lados, y una alfombra muy ancha y larga color vino recorre toda la habitación hasta llegar al trono, hecho de madera en su totalidad. Sam me indica con la mano que vaya por la izquierda, mientras él se encarga de la derecha. Asiento y avanzo despacio, siempre con el arma en las manos. Rodeo el trono, pero no hay nadie. — ¿Clarke? -me llama Sam, susurrando. Me acerco hasta él— ¿Algo? Niego con la cabeza. — Está vacío. Supongo que por la hora. — Va a ser mejor que busquemos en otro lado —dice algo decepcionado, pero, al caminar hacia la puerta, oímos voces. — ¡¿Sam?! —susurro aterrada y lo miro en busca de una solución. — Sh... —me tapa la boca con la mano libre y me indica con el arma para escondernos detrás del trono. Lo hacemos justo a tiempo y, quienes quieran que estaban en el pasillo, entran. — ¿Chit does Heda expect osir kom do? —se escucha una voz masculina, gruesa. — ¿De casualidad no tenés ni idea de lo que están diciendo? —me susurra Sam. — La realidad es que no lo hablo, aunque de eso ya te habrás dado cuenta cuando estábamos intentando entrar a la ciudad. Es difícil entenderlo, pero el trigedasleng tiene un par de palabras similares a las nuestras —le confieso algo avergonzada—. Creo que Heda, que es como llaman a su comandante, les pidió que hagan algo. — ¿Y qué más...? —vuelve a preguntar, pero le tapo la boca y me señalo la oreja, en señal de que escuche. — Beja, Argus, osir laik nou supposed kom be hir —pero la segunda voz si la reconozco. Es femenina, suave... — ¿Since taim laik yu so afraid gon Heda? —la voz del hombre suena burlona y escucho como las pisadas se detienen. Al asomarme, puedo ver que está en un costado, de espaldas al trono, frente a una mesa llena de botellas. — Since em pardoned ai bro en friends's sonraun —la voz de la mujer ya no es suave, sino furiosa. Lamentablemente, a ella no la puedo ver. Es muy arriesgado intentarlo sin ser descubiertos. — Nou yu dare kom start kom bilaik crap again —ahora el enojado es el hombre. Camina hacia donde supongo que se encuentra su compañera, desapareciendo de mi vista— Okteivia, em was the won chon beda ask gon forgi. — No puede ser —susurro y me tapo la boca con la mano—. Octavia... Por eso era que su voz me resultaba familiar. — ¿Quién es? —me pregunta Sam al ver la expresión conmocionada en mi cara. — Es la hermana de Bellamy —le susurro—. Mencionó algo de perdonar y sobre los demás. — Quiere decir que están vivos —Sam expresa en palabras lo que mi esperanza había querido decir desde que Bellamy se fue, a pesar de que mi pesimismo se negaba a creerlo. En un impulso por la euforia repentina que me invade el saber sobre mis amigos, abrazo al Winchester menor y él corresponde, mientras suelta un suspiro de alivio. Me resulta raro que abrazar a un desconocido se sienta tan bien. Aunque considerándolo, con todo lo que pasamos estas últimas horas Sam Winchester ya no es tan desconocido. Pero, al hacerlo, se me cae la Primer Espada. Quién iba a pensar que un simple hueso hiciera tanto ruido. Me separo de Sam, alarmada, y él me tapa la boca antes de que pueda gritar, susurrándome palabras tranquilizantes en el oído. — ¡¿Chon ste der?! —grita el hombre y siento que el corazón se me va a salir del pecho. Las pisadas se reanudan, esta vez en dirección hacia el trono. Cuando llega hasta nosotros y nos ve, siento que mi corazón para de latir— ¡¿Chit the hell...?! No consigue terminar la frase porque por detrás recibe un golpe. Miro confundida a Sam quien me indica que mire al frente. Mis ojos se encuentran con una Octavia firme, vestida como terrestre, con una botella rota en su mano derecha. Veo una fuerza en sus ojos que no había visto nunca, ni siquiera cuando estaba al lado de Lincoln o Bellamy. Se podría decir que se ve intimidante, pero el efecto desparece cuando sonríe, divertida. — Ya sabía yo que no te ibas a resistir a un problema.
~ Glosario: - ¿Chit does Heda expect osir kom do? = ¿Qué espera el comandante que hagamos? - Beja, Argus, osir laik nou supposed kom be hir = Por favor, Argus, no deberíamos estar acá. - ¿Since taim laik yu so afraid gon Heda? = ¿Desde cuando le tenes tanto miedo a la comandante? - Since em pardoned ai bro en friends's sonraun = Desde que le perdono la vida a mi hermano y amigos. - Nou yu dare kom start kom bilaik crap again = No empieces con esas estupideces otra vez. - Okteivia, em was the won chon beda ask gon forgi = Octavia, ella es quien debería pedir perdón. - ¡¿Chon ste der?! = ¡¿Quién anda ahí?! - ¡¿Chit the hell...?! = ¡¿Qué carajo...?!