Capítulo anterior:
— Clarke —susurra con cuidado Bellamy y trata de apartarme, pero lo empujo.
— ¡No me toques! —le grito, pero no me siento culpable por hacerlo. Me merezco llorar. Me merezco estar cansada.
Le limpio la sangre de su nariz y boca, nuevamente con mi manga, y le doy un beso en la frente, porque sé que no es él quien beso solamente, sino también a mi padre, a los dos de los cien que murieron antes de llegar a la Tierra, incluso al guardia que maté en Polis.
— Mebi oso na hit choda op nodotaim.Maratón 9/9
When shadows and demons are chasin'
There's no way that our hearts will be breakin'
'Cause all we have is love
- All We Have Is Love, Sabrina Carpenter— ¿Qué se supone que hagamos con el cadaver? —escucho decir a Finn seguido de un par de chistidos y un golpe— ¡Auch! ¿Y ahora qué dije?
— Su nombre era Adelphos —la voz de Bellamy suena molesta y deduzco que fue él quien le pegó—. Lincoln, ¿qué hacemos?
— Es costumbre quemar los cuerpos de los nuestros —dice luego de unos segundos. Sé que me está mirando. Puedo sentir su mirada sobre mi nuca.
Estoy sentada sobre un tronco, de espaldas al negocio y frente a una pequeña fogata que hizo Bellamy.
Aunque finjo estar calentándome las manos, presto atención a cada palabra de la conversación. No estoy de humor como para hablar con alguien, ni siquiera con Bell.
Aunque me avergüence un poco admitirlo, sigo sin sentir culpa por haberlo tratado como lo hice adentro del negocio. Estaba dolorida y no pensaba bien lo que hacía. Sé que, en su momento, le voy a pedir perdón, pero también sé que mis intenciones no eran lastimarlo.
Escucho como unas pisadas se alejan. Seguramente fueron a traer el cuerpo de Adelphos. Ya dejé de llorar hace una o dos horas. No lo conocía, para nada, pero me hizo acordar tanto a mi padre...
— Clarke —Octavia susurra, sentándose al lado mío. Todavía tiene la cara sucia como en Polis y sus ojos reflejan un cansancio muy parecido al que debo estar experimentando yo misma en estos momentos. Me acuerdo de la explosión y de su herida.
— ¿Cómo está tu cabeza? —le pregunto preocupada antes de que pueda decir algo más— ¿Te duele? ¿Querés que la revise?
— No es necesario —me tranquiliza mientras se lleva una mano a la parte posterior de su cuello—. Lincoln ya la miró y dijo que no es la gran cosa.
— Menos mal —suspiro, y siento que tener al terrestre es como una carga menos sobre mis hombros. Dos doctores nunca están de más. Octavia me mira con la misma intensidad que su hermano. Me acuerdo de que fue ella en realidad la que se acercó a sentarse conmigo—. ¿Qué pasa?
— ¿Ahora qué?
— ¿Ahora qué de qué?
— No te hagas, ya sé que me entendiste. También sé que, por alguna razón, todo esto te es más doloroso de lo que quisieras. Te entiendo Clarke, de verdad que lo hago. Adelphos era mi amigo, y a pesar de que su muerte me duele enormemente, tenemos que seguir adelante. Así que quiero saber cuál es el plan —la miro con pena, pero al mismo tiempo sé que no puede formar parte de lo que planeo.
— Ahora ustedes van a parar, mientras yo termino con todo esto. Ya estoy harta de estas guerras sin sentido. Vuelvan a Arkadia. El canciller no bajó todavía, y estoy segura de que si hablan con mi madre, van a poder llegar a un acuerdo para Bellamy y que van a aceptar a Lincoln. O vuelvan a su campamento, como ustedes prefieran.
— ¿Y vos?
— Yo me vuelvo a Polis. Tengo que hablar con Heda de una vez por todas.
— ¡¿Vos querés morir?! —al ser consciente de que lo gritó, baja la voz— Clarke, no hay posibilidad de que yo o Lincoln, Finn, mucho menos Bellamy, te dejemos hacer algo así. Ninguno va a volver a Polis. Yo también quiero justicia y paz de una buena vez, pero no tenemos refuerzos. Por favor, ni siquiera tenemos experiencia a parte de lo que nos pasó los últimos días.
— ¿O sea que no te importa que nos hayan secuestrado? —la pregunta no tiene sentido por todo lo que Octavia acaba de decirme, pero la frustración es más fuerte que yo.
Abre la boca con intención de decir algo más, pero vuelve a cerrarla. Se levanta y supongo que camina hacia el negocio, donde todavía está el resto. No pasan ni dos minutos antes de que Lincoln se siente a mi lado.
— Lincoln, perdón. Nunca fue mi intención que algo le... —empiezo pero antes de que pueda terminar, me agarra las manos y las ata con una soga— ¿Lincoln? ¿Qué haces?
— Octavia me acaba de contar de tu misión suicida. Puede que no te conozca mucho, pero sé que, sin importar lo que te digamos, no vas a escuchar —las ata con más fuerza y ahogo un grito—. Sé que ves esto como un acto cobarde de nuestra parte, pero no es así. Es por tu propia protección y la del resto.
Me levanta y me lleva del brazo hasta el negocio. Bellamy, al vernos, deja de ayudar a Finn con el cuerpo de Adelphos y camina hacia nosotros, furioso.
— ¡¿Qué crees que estás haciendo?! —intenta sacarme de sus brazos, pero Octavia se lo impide.
— Bell, está bien. Tiene que hacerlo.
— ¿Está bien que ate a Clarke y la trate como a una prisionera?
— No entendés... —empieza Lincoln.
— Entonces, ¡iluminame!
Se escucha un suspiro, no sé si por parte de Octavia o del terrestre. Ambos tienen expresiones de cansancio en sus rostros. Finn, en cambio, mira desde lejos la situación, entre curioso y entretenido.
Pero la tensión se corta cuando escuchamos ruido de pisadas entre los árboles afuera.
— Finn, quedate con Clarke —ordena Octavia al momento que saca su espada y Lincoln me suelta, para hacer lo mismo.
El recién nombrado comienza a acercarse, pero Bellamy lo frena.
— Ni de chiste, Spacewalker —mira a Lincoln—. Yo me quedo con ella.
— Bellamy —se empieza a quejar su hermana-, necesitamos a alguien que...
La frase se corta cuando mira a su novio, quien le hace un gesto con la cabeza. Octavia bufa molesta, pero no sigue protestando.
— Finn, te venís con nosotros.
Bellamy camina hacia mí y se sienta a mi lado mientras el resto sale del negocio y se introduce en el bosque para investigar. A penas los pierde de vista, comienza a desatarme las manos.
— ¿Qué fue lo que hiciste para que te ate? —me pregunta mientras deshace los nudos lo más rápido que puede.
— Solo les dije que iba a volver a Polis...
Inmediatamente para y me mira, desconcertado.
— Es un chiste, ¿no?
— ¿Por qué habría de serlo?
— ¡Clarke, acabamos de escapar de ahí! —de repente, sus fracciones se endurecen y aparta su mirada de mí— No vamos a volver.
— Nunca te incluí en esto —le digo molesta y veo en sus ojos que lo lastimé, que le dolió—. Yo puedo ir solita. Además, ya casi tengo dieciocho años, sé defenderme.
— ¿Como cuando te defendiste de esos terrestres?
— ¿Qué terrestres?
— ¡Exacto! No tuviste que enfrentarte a ellos ¡porque te saqué del pozo antes de que aparecieran!
— ¡Nadie te pidió que me rescates! —por cada palabra que sale de mi boca, sus ojos se vuelven más vidriosos. Pero es que estoy harta de no poder tomar decisiones por mí misma. Cuando decidí buscar a los Blake, fue para dejar de depender de los demás, no para depender de ellos.
— ¿Adiviná qué? —me contesta y vuelve a mirarme— ¡Te rescaté porque eras una de los míos, porque llevaba meses soñando con volver a verte despierta! ¡Te estoy rescatando ahora mismo de hacer esta misión suicida porque te amo, y te voy a rescatar por el resto de mi vida, princesa, porque no puedo imaginármela sin vos en ella!
Parpadeo un par de veces, perpleja y aparto mi mirada de él. No importa cuántas veces me diga "te amo", nunca me voy a acostumbrar. Pero es la última frase de su confesión lo que más me impacta. Nunca me había puesto a pensar lo que significa para él que yo pueda estar en peligro.
— Clarke, ¿no te das cuenta? —vuelve a hablar y lo miro— Desde que pisamos la Tierra, no hemos tenido nada, no realmente. Sé que te dije que los cien son nuestra nueva familia, pero no lo son, por más que lo intentemos. Son prisioneros del Arca, no importa si ya no tengan esposas o no vivan en celdas. No tenemos la posibilidad de decidir sobre esta guerra entre los nuestros y los terrestres, va más allá de nosotros. Pero, Clarke, todo lo que tenemos, lo único que realmente es nuestro es todo este amor por vos.
Cierra su pequeño discurso con un beso. Me besa suave, de la misma manera que lo hizo hace horas para calmarme. Le respondo y, aunque lo hago con desesperación, él mantiene el ritmo lento.
Me alza, con una brazo rodeando mis piernas y el otro sosteniéndome por la espalda, y camina como puede, esquivando estantes, hasta llegar a la habitación de Adelphos. Me acuesta en la cama, pero yo lo freno, cortando el beso. Me mira inquieto.
— ¿Qué pasa? —su voz le tiembla al preguntar.
— Acá no... —se da cuenta a lo que me refiero, por lo que se separa de mí, parándose.
— Oh... —su cara se vuelve roja de la vergüenza de solo recordar que el cuerpo de Adelphos sigue envuelto en sus sábanas a solo unos metros nuestro.
Se agacha y vuelve a besarme, igual de despacio que hace unos segundos. Al cortar el beso, puedo notar tristeza en su mirada.
— Perdón... —empieza, pero lo corto.
— Está bien, ya vamos a tener tiempo cuando todo esto se termine.
Sonríe y deposita un pequeño beso en mi boca, seguido de uno en la frente. Me abraza y esconde su cara en mi hombro.
— Te amo —susurra entre mi pelo, y no puedo evitar sonreír.
Sé que puedo, que ahora si estoy lista y segura.
— Yo también —suspiro cerrando los ojos y abrazándolo más fuerte.
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Brave Princess. Rebel Leader. - Saga Black & White | Libro #1
FanficGanadora de los premios #The100Awards 2016 en la categoría Público "Mejor fanfic Bellarke" Sus diferencias son abismales. Ella es hija de diplomáticos, de personas importantes, gente que forma parte del Consejo. Ella es una princesa. Ha vivido toda...