Ganadora de los premios #The100Awards 2016 en la categoría Público "Mejor fanfic Bellarke"
Sus diferencias son abismales.
Ella es hija de diplomáticos, de personas importantes, gente que forma parte del Consejo. Ella es una princesa. Ha vivido toda...
Capítulo anterior: Bellamy frena de golpe y estoy por preguntarle qué pasa cuando me tapa la boca con una mano, empujándome contra un árbol. Se lleva el dedo índice de la otra mano a los labios, pidiéndome que haga silencio. Saca su hacha y yo hago lo mismo con la pistola que me dio ayer. Al rodear el árbol, con armas en mano, lo que vemos es algo que ni él ni yo nos esperábamos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Beautiful stranger Here you are in my arms and I know That beautiful strangers Only come along to do me wrong - Finally // beautiful stranger, Halsey
— ¿Cómo dijiste que te llamabas? —le pregunto al terrestre mientras le limpio las heridas. — Lincoln —lo dice en un susurro. Todo parece decirlo así. Ni siquiera gritó o se quejó cuando Bellamy lo tiró al piso y empezó a golpearlo. — Perdón por el comportamiento del inepto de allá —señalo al Blake mayor, que está a unos metros nuestro, discutiendo con Octavia—. No está acostumbrado a encontrarse a su hermana menor besando... a un ser humano, básicamente. Y el que seas un terrestre, no ayudó tampoco. — Octavia ya me había hablado de él y que le daba miedo contarle de lo nuestro. Yo siempre le decía que era mejor que se enterara por ella. — Pero se terminó enterando por las malas —sigo curándolo y él no se queja, lo cual es reconfortante y me ayuda a hacer mejor mi tarea. Todavía puedo escuchar el grito que pegó Bellamy cuando le ajusté un poco de más las vendas—. Ya se le va a pasar, no te preocupes. — ¿Cómo te llamas? —deja de mirar a los hermanos al preguntármelo. — Clarke —le sonrío mientras termino de guardar las cosas en el botiquín. Intento ocultar mi emoción (¡es el primer terrestre que veo!), pero estoy segura de que mi cara falla terriblemente al intentarlo. — Gracias, Clarke —me devuelve la sonrisa, aunque sin mostrar los dientes. Bueno, es un avance. — No fue nada. — Podría haberlo hecho yo —me confiesa una vez que ya guardé todo en la mochila—. Soy el que más sabe de medicina en mi aldea. — Pero nunca viene mal un poco de ayuda, ¿no? —él sólo asiente. Me aguanto las ganas de preguntarle más sobre su aldea y sobre qué es lo que sabe exactamente de medicina, si es que reconoce todo lo que había en el botiquín o no, pero sé que no es el momento— Bien, voy a llamar a Octavia. Estoy segura de que a ella tampoco le hizo ninguna gracia que les interrumpiéramos su momento. Me levanto y camino hacia los Blake, que están sentados en un tronco. La morocha, al verme venir, corre hacia Lincoln. Sonrío divertida, y miro a Bellamy. Se le nota a leguas que no está a gusto con la situación. — Tendrías que estar feliz por ella. — Sea bueno o no, no deja de ser un terrestre del cual no conozco nada —comenta molesto. Tiene razón, pero ambos sabemos que Octavia no es ninguna tonta como para dejarse engañar. — ¿Ahora nos vamos a basar en etiquetas? —me siento a su lado, pero él sigue vigilando a la pareja, que ríen por algo—. Ni siquiera trató de defenderse cuando lo golpeaste porque se sentía culpable de que te enteraras así. — No sabía que vos también estabas enamorada de él —masculla con una mueca. — No digas estupide... —me paro en seco y sonrío divertida otra vez— ¿Estás celoso? — ¿Qué? No. Por supuesto que no... — Uy, si. Y yo soy teñida. — Eso habría que averiguarl... ¡Auch! —se queja cuando lo golpeo en el brazo y yo solo río— ¿Y eso por qué? — Por idiota —lo agarro del cuello de la remera y lo atraigo hacia mí para besarlo. Al instante que mis labios tocan los suyos, sus fracciones se relajan y cierra los ojos. Pero tan rápido como inicié el beso también lo termino, dejándolo desorientado. — ¿Pero qué...? ¡¿Y eso por qué?! — También por idiota —me río y me mira aturdido. — Estás loca —vuelve a hacer la misma mueca que antes, aunque esta vez veo un brillo ameno en sus ojos. — No más que vos —contraataco y estoy a punto de volver a besarlo cuando escuchamos que nos llaman. — Chicos, tenemos un problema —dice Octavia y la miramos. Bellamy suelta un insulto entre dientes y yo tengo que aguantar la risa—. Lincoln dice haber visto a Finn. — ¿Qué? ¿Dónde? —mi sonrisa desparece y me paro de un salto. Bellamy hace lo mismo. — Se lo estaba llevando la guardia de Heda —responde este, al lado de Octavia. — ¿Heda? — El comandante de los Trikru —me responde Bellamy. — ¿Trikru? —odio sonar como un loro, pero más odio no tener ni idea de lo que están hablando. — Los terrestres se dividen en varios clanes -me explica Octavia-. La mayoría son del clan Trikru. Su capital es Polis y son gobernados por un comandante, "Heda" en trigedasleng, que es su idioma. Lincoln es uno de ellos. — ¿Entonces este tal "Heda" se llevó a Finn a Polis? —digo, más para intentar ordenar mis propios pensamientos que preguntándole al grupo. De todas maneras, Lincoln asiente— ¿Sabés por qué? — No —confiesa este último y acompaña su negación con la cabeza. — Supongo que habrá que averiguarlo —respondo y, para mi sorpresa, nadie se opone. Agarramos nuestras pocas pertenencias y, con Lincoln al frente, comenzamos a caminar hacia la capital de Trikru. — Lincoln —lo llamo mientras que los Blake caminan detrás nuestro, hablando de temas triviales como, por ejemplo, un terrestre de novio— ¿Qué creés que le van a hacer a Finn? ¿Por qué se lo llevaron? — Me encantaría poder responderte con certeza, Clarke —me dice suspirando, y se nota que es sincero—. Normalmente, si se encuentran a una persona a la que consideran enemiga, la matan al instante. Lo que hicieron no tiene una respuesta exacta. — ¿A qué te referís con "enemiga"? —le pregunto confundida. Estas cosas nunca pasaban en el Arca. Los únicos "enemigos" por así decirlo, eran los delincuentes. Todas las estaciones se llevaban bien unas con las otras. — No sé dónde si te enteraste, pero digamos que Trikru no se tomó muy bien la noticia de que Skaikru volvió a la Tierra. Hubo un par de... incidentes. — Ya sabés lo que te voy a preguntar -asiente apenas se lo digo. — Con incidentes me refiero a que fue pura y total mala suerte. Malos entendidos, a decir verdad. Un par de acciones de tu gente fueron malinterpretadas por Heda y hubo una especie de guerra que no duró más de un par de horas. Finn era el Peacemaker, el que trataba de arreglarlo todo diplomáticamente. Tu gente nunca nos llegó a ver, solo Octavia y Bellamy. Pero hay un problema: la diplomacia de los clanes se basa en atacar y después pensar. — Pero ahora pensaron... —comienzo a formular mi duda, pero Lincoln vuelve a entender a donde va la frase. — Exacto. Como ya dije, no hay respuesta exacta o lógica. Miro hacia adelante y me imagino a Finn, solo, en un lugar que no conoce, con idiomas y personas extrañas. No puedo evitar sentirme culpable. Después de todo, yo fui la que le pidió que me ayudara a escapar de Arkadia y encontrar a los Blake. — ¿Cómo conociste a Octavia? —le pregunto, con la intención de olvidar mis pensamientos por un rato. — Trató de matarme la primera vez que me vio —dice sonriendo como un bobo. ¿Así sonrío al mirar a Bellamy? Espero que no. Seguro se me reiría. Pero en el terrestre queda adorable, sobretodo con lo mucho que contrasta con su físico—. Unos terrestres estaban tratando de abusar de ella y lo impedí. Obviamente, al ver otro terrestre, trató de golpearme con una roca en la cabeza. Me di cuenta a tiempo y se la saqué de la mano. Por suerte, me creyó cuando le expliqué que sólo intentaba salvarla. Hablamos por lo que sentí que fueron horas, hasta que Bellamy empezó a buscarla, desesperado. — ¿Y después? — Empezamos a acordar horarios para vernos, más que nada porque le había prometido enseñarle a usar una espada que había encontrado en una aldea deshabitada. Pero al final los encuentros terminaron siendo otra cosa. — Bellamy me dijo que había sido atacada por un oso y que ella se entrenó sola —le digo confundida y él ríe. — Eso es lo que le hicimos creer, para que no sospechara nada. Yo la entrené, pero ella fingía aprender dándole espadazos a los árboles. — En ese caso, me alegro por ustedes. Sé que no te conozco y tampoco sé demasiado de Octavia, pero creo que en medio de todo este caos, la gente aún merece ser feliz. — ¿Como vos y Bellamy? —pregunta curioso y yo me pongo roja. — ¿Qué? ¡No! ¡Claro que no! Es decir, nos besamos un par de veces pero... no sé, es complicado. ¿Por qué le estoy contando todo esto? — No tiene nada de complicado, Clarke —me sonríe, sin una pisca de burla, lo cual me anima a seguir hablando. — Tengo miedo que me lastime —le confieso. Realmente necesito poder hablar con alguien. — A las únicas personas que va a lastimar son aquellas que lastimen lo que más quiere: su hermana y vos. Sé que lo acabo de conocer, pero la manera en la que Octavia lo describió y la forma en la que te mira, no me hacen dudarlo ni por un segundo. Asusta un poco lo observador que es, pero se me ocurre que eso puede servirme de algo. — Es que... me enteré de algo —miro por sobre mi hombro, en caso de que los Blake me hayan escuchado, pero siguen absortos en su conversación. — ¿Y? — Alguien me dijo que son asesinos. Que destruyeron toda una aldea inocente —lo miro suplicante, pero él me tranquiliza. — Quien quiera que te lo haya dicho, seguro lo hizo por envidia. No creo que ellos sean capaces de tal cosa. Al menos no Octavia... —se detiene abruptamente y pone un brazo delante mío— No te muevas. — Lincoln, ¿qué pasa? -le pregunto imitando sus susurros. Él mira hacia atrás y le hace una seña con la cabeza a Octavia, que ella parece entender y obedece al sacar con cuidado su espada. — A la cuenta de tres, corre lo más rápido que puedas. Y no mires para atrás. — Lincoln, — Uno, — ¿podés explicarme...? — dos, — ¿...qué está pasando? — ¡tres! Sin saber por qué, mis piernas hacen caso omiso a las instrucciones de Lincoln y me quedo quieta en mi lugar. En un abrir y cerrar de ojos, tenemos terrestres armados adelante y atrás nuestro, todos en posición de atacar. Siento que alguien me agarra del brazo y me arrastra. No hago caso a nada. Sólo corro porque alguien tira de mí y miro hacia atrás todo el tiempo. Ya no veo a los chicos. Ya no veo a Lincoln. Ya no veo a Octavia. Ya no veo a Bellamy. Siento como me arden los ojos por las lágrimas. Los cierro con fuerza y las siento caer sobre mi rostro. Empiezo a llorar, mientras vuelvo a mirar hacia el frente y corro lo más rápido que puedo. Llegamos a una cueva, y lo primero que hago es sentarme a llorar. Unos brazos me rodean y me besan la cabeza. — Ya, princesa —me susurra y me separo de la persona, sorprendida. — ¿Bell? —es él. Él me salvó. Sigo llorando, aunque ahora de alegría, y lo vuelvo a abrazar— Pensé que... — Pero no —me separa de él y me seca las lágrimas de la cara, mientras me corre el pelo— Estoy acá. Estoy con vos. Sin pensarlo dos veces, lo beso. Lo beso con ganas. Como si hace unas horas no lo hubiera besado. Como si fuera la primera vez. Él me responde de inmediato, y posa su mano sobre mi nuca, para profundizar el beso. Me rodea con un brazo la cintura. — Clarke... —me dice con voz ronca, entre besos. — Por favor, no hables... —le ruego, mientras las lágrimas siguen cayendo y se mezclan entre nuestros labios. Siento su mano por debajo de mi remera y me estremezco. Él se separa de mí abruptamente. — Perdón —me dice, pero no me mira a los ojos—. No quise... Esto es un err... Antes de que termine la oración, agarro su cara con ambas manos y lo vuelvo a besar. Al principio se resiste un poco, pero no paro: sé que quiere esto tanto como yo. Bueno, en realidad, lo necesito. Necesito sentirme viva. Acabo de escapar de la muerte una vez más, y la adrenalina sigue en mi cuerpo. A los pocos segundos, cede. Meto mis manos por debajo de su remera y toco su piel y la venda. Él suelta un jadeo y yo sólo sonrío de manera victoriosa. A modo de venganza, él aprieta su pelvis contra la mía y yo gimo. Él sonríe burlonamente y lo imito. Le saco la remera y admiro su cuerpo. Es hermoso. Él aprovecha que estoy distraída contemplándolo para sacarme la mía. — Me volvés loco... —susurra y me vuelve a besar con ganas. Sus manos no se quedan quietas y recorren todo mi cuerpo. En un movimiento, él está sobre mí, sacándose los pantalones, mientras que yo hago lo mismo con los míos. Volvemos a unir nuestros labios, pero él rompe el beso para besar mi mandíbula y después mi cuello. Cierro los ojos, intentando controlar mi respiración. No lo logro y parece que me voy a hiperventilar. Me desabrocha el corpiño y yo beso su cuello, sus hombros. — Clarke, ¿estás segura de...? —vuelve a hablar y puedo ver miedo en sus ojos. Miedo de que le diga que no, que lo rechace, que quiera parar. — Si. Nunca estuve tan segura de algo en mi vida. La realidad es que nunca tuve un novio y menos una relación íntima con alguien. Tampoco sé si él si. Pero en estos momentos, no podría importarme menos. Solo somos él y yo.
-
Lo único que se escucha y hace eco en toda la cueva son nuestras respiraciones aún agitadas. Él corre un mechón rubio de mi rostro y me besa despacio. — ¿Bell? —no dejo de besarlo al decir su nombre. No quiero dejar de besarlo nunca, la verdad. — ¿Si? — Creo que estoy —me separo para mirarlo a los ojos— empezando a quererte. ¿Qué acabo de decir? Metí la pata hasta el fondo. Estaba todo bien. Pero la realidad es que hasta que no lo dije, no me di cuenta que era verdad. Quiero a Bellamy Blake. No importa si lo conocí hace días, semanas, meses. No importa si no sé cada detalle de su vida, o lo que hizo estos últimos meses. Me estoy empezando a enamorar del líder rebelde. — Clarke, yo también te quiero —responde y me besa con una sonrisa. Nos sentamos sobre nuestras ropas. Él apoya su espalda contra una de las paredes de la cueva, y yo la mía contra su pecho. No siento frío porque él me brinda todo el calor que necesito. No tardo en quedarme dormida entre sus brazos.