Capítulo 7

1K 64 43
                                    

Capítulo anterior
— Prepará una mochila —le digo a Finn, tomándolo por sorpresa—. Nos encontramos en la puerta del campamento al mediodía.
— ¿Por qué? ¿Qué vas a hacer? —me pregunta confundido.
— Que vamos a hacer, querrás decir —me mira aún sin entender y yo sonrío. Ya es tarde para arrepentirse. Mi idea no tiene lógica alguna, pero estoy determinada a hacerla—. Vamos a reunir a los cien.

In dreams you will lose your heartachesWhatever you wish for, you keep- A Dream Is A Wish Your Heart Males, Cinderella Official Soundtrack

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

In dreams you will lose your heartaches
Whatever you wish for, you keep
- A Dream Is A Wish Your Heart Males, Cinderella Official Soundtrack

Dedicado a -CommanderBlake , Anu_BVB y LariOchoa7 que aman comentar cada párrafo y adoran a Bellamy a muerte❤️.

Hace ya un par de horas que estamos caminando y creo que no siento las piernas. No debí hacer este viaje tan rápido.
Lo que más costó fue convencer a mi madre. Estaría mintiendo si dijera que si la logré convencer en realidad. Tuve que rogar mucho, además de que Finn reunió a varios de los cien con una promesa parecida a los discursos de Bellamy, lo que logró que se presentaran ante el Consejo. Pasaron dos o tres días en los que consideraron mi propuesta, pero la rechazaron. "No hay suficientes guardias como para buscar a un par de hermanos que se fueron por cuenta propia", fue su excusa. Que ingenua fui al pedir permiso, al siquiera pensar que iba a ser tan fácil llevar a cabo mi idea.
Así que recurrimos a un plan B: escapar de Arkadia, como me contaron que ahora se llama nuestro campamento. No fue sencillo y casi nos descubren, pero con la ayuda de la novia de Finn y las distracciones que inventaron Jasper y Monty, lo conseguimos. Solo espero que hayan podido finalmente convencer a mi madre para que no nos siga.
— ¿Cuánto falta? —pregunta Finn, intentando disimular un bostezo. Todavía no paramos ni una vez a descansar desde que salimos y, a pesar de que me gustaría saber exactamente cuándo vamos a encontrar a los Blakes, no estoy para nada segura.
— Según Miller, Bellamy mencionó un río. No sé cómo sabía eso —paro de caminar, y tanto mis piernas como mi compañero me lo agradecen. Él se sienta en el suelo mientras yo me descuelgo la mochila que llevo encima y estiro mis hombros hacia atrás, en un intento de desacalambrarlos—. El mapa que teníamos no cubría esta zona.
— Encontramos el diario de un terrestre al poco tiempo que te desmayaste —comenta Finn después de darle un trago largo a su cantimplora con agua. Yo lo miro, sorprendida.
— ¿Cómo? ¿Dónde? —a pesar de la primer mala experiencia, no puedo negar que la idea de que haya sobrevivientes del cataclismo me intriga muchísimo.
— A unos metros del campamento. Octavia fue la que lo vio por primera vez. Lo escondió porque supuso que Bellamy lo iba a querer quemar. Después de lo de Jasper todos estaban muy paranoico, incluso él, aunque creyera que no lo notábamos. Nos lo mostró a mí y a Monty días después. Lo estábamos ojeando cuando encontramos el mapa. Al llegar el Arca, Bellamy le dijo que se tenían que ir, pero que no tenían a dónde. O le mostró el mapa y, antes de que se fueran, nos dejaron una copia. No parecían querer irse, y eso fue como una manera de decirnos que éramos bienvenidos a seguirlos si queríamos. Como podrás haberte dado cuenta, nadie lo hizo.
Pensar en los Blake yéndose solos me parte un poco el corazón. Por lo que había escuchado en una que otra ronda con los cien estos días, ellos parecían no tener más familia que ellos mismos. Una vez más recuerdo a Bellamy diciéndome que el grupo de delincuentes eran nuestra nueva familia.
— Claramente no había ni uno que supiera dibujar —digo, intentado dejar de lado ese sentimiento de tristeza, mientras trato al mismo tiempo de encontrarle la vuelta a dicho mapa.
— Si vos hubieras estado despierta, seguro hubiese sido más detallado —se burla con una sonrisa divertida en el rostro.
— Supongo que sí.
Se para, yo vuelvo a colgarme mi mochila, y seguimos avanzando.
Estoy tan concentrada en el mapa que ni siquiera veo el pozo que me trago.
Creo que me voy a tener que ir acostumbrando a esto.
Me aferro al borde y grito el nombre de Finn, pero no me escucha y no llega. Miro hacia abajo y no veo el fondo.
Siento una mano sobre mi muñeca y suspiro, aliviada.
— Ya sabía yo que no ibas a salir col... ¿Bellamy? —pregunto extrañada y él me sonríe.
— Hola princesa. ¿Todo bien?
Imbécil. No me esperaba que mi corazón empezara a latir tan rápido al volver a verlo, mucho menos que el que me llamara princesa me afectara de manera diferente a las veces anteriores que él y los demás lo habían hecho.
¿Qué me había preguntado? Porque algo había dicho, ¿no? Ah, si, que cómo estaba.
— Exceptuando que estoy colgando sobre un agujero sin fondo y que dormí como dos meses, bien. Acá, casual.
Él solo ríe y me jala hacia arriba. Sin querer, caigo sobre él.
— Sabías que si querías estar sobre mí solo tenias que pedirlo, ¿no? —me dice divertido.
Genial. Imbécil y pervertido. No recuerdo que me haya hablado así los primeros días. Tampoco recuerdo que me alterara tanto estar cerca de él. Aunque bueno, nunca había estado tan cerca.
— No digas tantas estupideces juntas —le digo levantándome y sacudiendo mi ropa—. Es un desperdicio de saliva. La necesitas para tus discursos inspiradores.
Él se vuelve ríe y también se para. No creo haber escuchado reírse tan seguido nunca. También se lo ve más despreocupado. Extiende su brazo y me da la mano, de la misma manera en la que Jasper y Finn lo hicieron, como también varios de los cien verme despierta.
— ¿Qué les pasa a todos últimamente? —pregunto más para mí misma que para Bellamy.
— Al menos a mí, nada. ¿Por qué? —sin darme tiempo a responder, se me acerca y me susurra al oído, a lo cual no puedo evitar sentir escalofríos— No estás acostumbrada a no llamar la atención, ¿no, princesa?
¿A qué viene ese comentario altanero? Ahora sí reconozco al Bellamy de los primeros días.
— Lo mismo se podría decir de vos —le respondo de la misma manera y veo como tensa el cuello.
— Al contrario —me responde, sin dejar de mirarme. Me doy cuenta de que su mirada intensa es de las cosas que más anhelaba volver a ver desde que desperté. Es un recordatorio de lo que significaron los primeros días en la Tierra. Un recordatorio de que podemos volver a tomar el control de nuestras vidas. "No voy a desperdiciar esta segunda oportunidad" Las palabras de Bellamy siguen volviendo a mi mente, y no parece que vayan a dejar de hacerlo pronto— Parece ser que tengo toda tu atención.
— ¡Eh, tortolitos! —se escucha una voz y veo por encima del hombro de Bellamy a Octavia. Está diferente, muy diferente. Mientras que su hermano sigue exactamente igual (capaz que con el pelo un poco más largo), la morocha tiene el pelo trenzado en un costado, y llega puesta ropa que nunca vi a nadie usar— Si no volvemos ahora, va a oscurecer y te la regalo volver a encontrar el campamento a la noche.
— ¡Ahí vamos! —grita Bellamy, pero no se mueve, aún con los ojos puestos en mí. Sonríe y puedo reconocer un brillo divertido en su mirada— Esto no queda así.
Antes de que pueda siquiera pensar en qué contestarle (¿qué se supone que conteste a eso?), él se da media vuelta y empieza a caminar hacia su hermana. Cuando estoy segura que ya no me puede escuchar, inhalo y exhalo sonoramente. ¿Pero qué me pasa? Esto es ridículo. ¿Duermo dos meses y todos cambian su personalidad? ¿Su forma de ser? ¿Por qué siento que soy la única que no encajo?
Desvío mis pensamientos a Finn. Finn. Desapareció apenas caí en el pozo. ¿Dónde está? Quiero gritarle a los Blakes que hay que buscarlos, pero Bellamy se me adelante.
— ¿Venís, princesa? —me pregunta mirándome mientras él y Octavia paran de caminar para esperarme— Lo que dijo O de la noche no es joda, eh.
Tiene razón. No solo no parece seguro pasar la noche en pleno bosque, sino que tampoco va a ser fácil encontrar a Finn sin poder ver nada. Vuelvo a inhalar y exhalar, esta vez derrotada y empiezo a caminar en dirección a los hermanos.
Sigo a Bellamy y Octavia hasta que no mucho tiempo después llegamos a una especie de campamento conformado por dos carpas, iguales a las que vinieron en la nave, que rodean un pequeño círculo con maderas y cenizas, que sospecho que hace de las veces de fogata, y un alambre que va desde un árbol a otro. Eso es lo primero que llama mi atención.
— Es para colgar la ropa mojada —me explica Octavia como si pudiese leerme la mente, y yo solo asiento asombrada. No es que dudara de la inteligencia de los Blakes (a pesar de las actitudes arrogantes de Bellamy, era obvio que sabía lo que hacía), pero no me imaginaba que les estuviera yendo tan bien sin ayuda.
Cada hermano deja sus cosas en sus respectivos lugares mientras yo sigo parada en la entrada de su campamento, sin saber muy bien qué hacer.
Esto era lo que quería, ¿no? Encontrar a los Blakes y llevarlos de vuelta a Arkadia. Volver a unir el grupo, volver a vivir nuestras propias vidas. Pero, ¿por qué siento que ya no tengo un plan? Ni siquiera sé qué hacer ahora. Es entonces que me doy cuenta de que no me esperaba cumplir la primer parte de mi idea tan fácilmente.
— Bien, Clarke duerme en mi carpa —anuncia Bellamy segundos después de haber acomodado todo lo que llevaba encima.
Lo que dice me toma por sorpresa, y tardo un poco en volver a encontrar las palabras.
— No, ni de chiste —niego intentando ocultar mi nerviosismo—. Puedo dormir perfectamente con Octavia. Bellamy se ríe.
— Tranquila, princesa. Es que no la voy a usar —lo miro confundida—. Hoy me toca hacer guardia a mí.
— En ese caso, si ves a Finn... —empiezo a decir, pero Octavia me interrumpe.
— ¿Finn? Cuando nos fuimos del campamento, Bell lo dejó a cargo de los cien junto con Miller.
— No me estas entendiendo. Él estaba conmigo cuando caí en el pozo. La idea era buscarlos a ustedes dos y Finn me estaba ayudando a entender el mapa.
— No es por alarmarte, Clarke, pero cuando llegamos no había ni rastro de Finn ni del mapa —dice Bellamy.
Trato de recordar los últimos momentos antes de mi caída. El mapa lo tenía en las manos, por lo que... Abro los ojos al darme cuenta de que, cuando me agarré de los bordes del pozo, solté el mapa. Genial, no me duró ni un día completo.
— Tal vez se fue a buscar ayuda del Arca —escucho que sugiere Octavia y vuelvo a enfocar mi atención a los hermanos.
— ¿Sin ayudar a Clarke primero? —pregunta Bellamy, como si fuera lo obvio— No lo creo. Mañana al alba salimos a revisar el lugar.
Suspiro aliviada. Bueno, al menos algo estaba saliendo bien, y si tenía un próximo paso que tomar. Primero encontraríamos a Finn, y después, juntos, convenceríamos a los Blakes de volver.
— Está bien —Octavia concuerda con su hermano, se da media vuelta y entra en su carpa.
— ¿Estás seguro que no queres que yo me quede haciendo guardia? —le pregunto a Bellamy, sintiéndome un poco culpable de no haberle agradecido por rescatarme otra vez.
— ¿Estás loca? Casi te caes por no mirar por dónde caminás —no puedo negar que eso me hiere un poco el ego. No soy torpe, solo fueron dos accidentes. A cualquiera le podría haber pasado—. Con Octavia tenemos experiencia sobreviviendo. No, ni hablar.
De lo poco y nada que conozco a Bellamy, sé que en algo nos parece mucho: somos tercos a muerte, por lo que sé que no va a cambiar de opinión.
Me doy media vuelta y camino hacia su carpa. Viéndola más de cerca, me doy cuenta de que es más chica que la de Octavia. Sonrío inconscientemente al pensar en que se la dio a propósito. Si hay algo que nunca va a cambiar, es la relación de estos dos.
Entro a la carpa y ese olor tan característico de Bellamy parece estar por todos lado. Me marea un poco, también por el sentimiento de encierro que no experimento desde hace meses. La última vez que estuve en un espacio tan chico fue en el Arca, en mi celda.
En el piso llaman mi atención una bolsa de dormir y una linterna al aldo de esta. No tiene muchas más cosas, además de un poco de ropa y la mochila que llevaba cuando nos reencontramos. Reconozco un arco y flechas medio escondido en una esquina de la carpa y mi mente me lleva a mis lecturas de Los Juegos del Hambre en las clases de Literatura. ¿De dónde lo consiguió?
Después de pensarlo por varios segundos, cierro bien la carpa, cerciorándome de que no se pueda ver nada, y me saco el pantalón, quedando solo en ropa interior y con la remera. Solía hacerlo en mi celda porque la tela del pantalón me irritaba las piernas cuando se rozaban entre sí, pero, cuando bajamos, dormir semi desnuda ni siquiera había sido una opción con todos esos imbéciles de hormonas alborotadas alrededor mío.
Abro la bolsa de dormir y, al recostarme en ella, siento como mi cabeza golpea algo duro que parece estar debajo de una campera enrollada que hace las veces de almohada. Es uno de esos cuadernos que usábamos para tomar apuntes en las clases en el Arca. ¿De dónde lo sacó? No puedo evitar pensar en la cantidad de veces que soñé con tener uno de estos mientras estaba encerrada. Con un poco de culpa (porque sé que no debería, no realmente), lo abro y leo la primera página.

No pienso poner la fecha porque apenas sé dónde estoy parado. ¿Siquiera sabemos qué día es? Da igual. O me dio este diario que encontró mientras organizaba el inventario de la nave para que, según ella, no me vuelva loco :). Medio tarde igual.
Hace ya dos semanas que Clarke se desmayó y todavía no despierta. El campamento es un lío desde entonces, ya sea porque no tenemos más a la única persona que sabía curar raspones o porque no hay quien piense con la cabeza.
Wells ha estado muy violento desde que la princesa se convirtió en la Bella Durmiente. Quiero decir, solo durmiente. ¿Por qué dije bella? ¿Ven que cuando digo que todo es lío no miento? Pero, ¿a quién le estoy hablando? Da igual.
El punto es que el Canciller Jr. ya no tiene paciencia y trata mal a la mayoría por errores estúpidos. Yo podré no tener mucha paciencia, pero el principito se pasa. Y ni se te ocurra mencionar a la princesa porque se pone peor. Como si fuera poco, nos estamos llevando peor. Si, puede ser que antes no nos aguantábamos, pero estaba Clarke. Ella era la mediadora, la paz en todo este caos.
Las peleas son cada vez brutales y tardan más en separarnos. Antes era toda una sensación para los delincuentes ver peleas reales. La mayoría había sido encerrado por crímenes menores, eran muy pocos lo que habían sido condenados por asesinato o disturbios. Pero, con el tiempo y la desesperanza de no saber a ciencia cierta cuál es nuestro futuro (además del problema con los suministros del otro día), ya nadie se queda mirando y hay que esperar a que llegue O, Finn o Miller para que paremos. El resultado es penoso: los dos terminamos destrozados y no mejoramos la situación, sino que todo sigue igual. Casi nunca recordamos cuál fue la razón de la pelea.
Como el único que entiende algo de medicina es Monty, se decidió que él va a cuidar y hacerse cargo de los "chequeos" de Clarke, mientras que  algunos de confianza hacemos guardia cuando él duerme o está ocupado.
Tengo que reconocer que al principio me daba vergüenza cumplir mi parte del trato. En cierta manera, si había por sido mi culpa. Si tan sólo no hubiese contradecido cada cosa que decía y la hubiese ayudado a liderar a todos estos mocosos ella sola, tal vez ahora todo estaría mejor. Si tan solo no le hubiese gritado como lo hice... Según Wells, todavía no cumplía los dieciocho, y era como un lavarropas multi-uso mientras que yo, con veintitrés, ni siquiera me acuerdo la tabla del seis (aunque, en mi defensa, nadie se la sabe). La que más va a verla es O. Creo que se siente aliviada cuando va, porque así puede descansar. Ha pasado por mucho en poco tiempo. Tuve que enseñarle algunas técnicas básicas de combate por miedo a que se encuentre con algún terrestre (o a que alguno de todos estos delincuentes le intente poner una mano encima).
Hace un par de días, por fin me decidí por mirar a Clarke durante mi guardia. Se la veía tan tranquila, con tanta paz. Esa paz única que ni yo ni ninguno de nosotros le podríamos dar nunca. Solo somos un dolor de cabeza para ella cuando lo único que quiere es que sobrevivamos.
Le hablé. Le conté todo lo que estuvo pasando. Parecía como si me escuchara. Sentí por un momento que todavía estaba con nosotros, que solo dormía y que, en unas horas, se iba a despertar y empezaría a dar ordenes como la princesa mandona, malhumorada y terca que es.
Finn me está llamando porque hoy es día de caza. Después sigo.

Brave Princess. Rebel Leader. - Saga Black & White | Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora