Capítulo 6

1K 65 31
                                    

Capítulo anterior
Escucho gritos a lo lejos. Siento como me agarran de los hombros y me tiran para atrás.
— ¡Eh, Bellamy! —me grita Murphy—¡Eh!
— ¡¿Qué?! —le pregunto furioso y se echa para atrás.
— Oye, tranquilo viejo.
— Te vas a arrepentir —escucho a Wells detrás mío y siento su navaja en mi pierna.
¿Pero qué...?

A dream is a wish your heart makeswhen you're fast asleep- A Dream Is A Wish Your Heart Makes, Cinderella Official Sountrack

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A dream is a wish your heart makes
when you're fast asleep
- A Dream Is A Wish Your Heart Makes, Cinderella Official Sountrack

Clarke Griffin's POV
Abro los ojos lentamente y la luz me ciega. Cuando me acostumbro, intento levantarme, pero me duele todo el cuerpo, por lo que solo giro la cabeza para ver dónde estoy. Suspiro aliviada al ver que es la nave.
— Derpestaste —Jasper está a mi lado, levantando y sonriendo. Me da la mano y yo, aunque un poco extrañada, se la acepto.
— Jasper, ¿qué haces levantando? Todavía tenés que hacer reposo—lo regaño, pero él solo se ríe.
— Ya estoy bien, Clarke. Hace días que estoy curado.
— Eso es un alivi... Esperá, ¿dijiste días?
— Si, aunque no tantos como los que dormiste.
— ¿Cuánto dormí?
— Unos sesenta días, creo.
Siento como si alguien me hubiese pegado en la boca del estómago y me hubiese dejado sin aire. Sesenta días.
— ¡¿Qué?! Pero, ¿cómo? —me siento con dificultad y miro a mi alrededor. Estamos en el segundo piso, y no hay nadie más que nosotros dos— ¿Dónde están los demás?
— Clarke, el Arca aterrizó hace más o menos un mes, y cada uno hizo la suya. Tu madre te vino a visitar un par de veces, pero no te podían ni mover.
El Arca aterrizó. Me cuesta creerlo. Por algún motivo, me había parecido que nunca iba a pasar, que íbamos a estar solos siempre. Sonrío aliviada y me acuerdo que mencionó a mi madre. Pero también pienso en el resto de los delincuentes.
— ¿Qué hay de Bellamy, Octavia, Finn? ¿Dónde está Monty?
— Finn se reunió con su novia. ¿Vos sabías que tenía? Yo no tenía ni idea. Es re linda, y siempre tiene puesta la misma camper...
— Jasper —le digo al darme cuenta de que está divagando.
— Perdón. ¿En qué estaba? Ah, si, Monty pudo reencontrarse con sus padres, y en cuanto a Bellamy y Octavia... huyeron al sur, creo. No me acuerdo bien.
— ¿Cuándo?
— Uno o dos días antes de que cayeran las naves. Aprovecharon la confusión y alegría del resto para lograr irse sin llamar mucho la atención.
— No es posible —murmuro.
¿Tan rápido había perdido el significado de "los cien"? ¿Tan fácil había sido que todos olvidaran lo que pasaron juntos? Quiero decir, solo estuve despierta unos días, pero, ¿y el resto? Por lo que Jasper me acaba de contar, deben haber estado al menos un mes juntos antes de que llegara el Arca. Eran o éramos una familia. Una nueva familia para un nuevo hogar. Las palabras de Bellamy aún hacen eco en mi mente.
Al pensar en familia, otro nombre asalta mi mente.
— Jasper, ¿dónde está Wells? —pregunto preocupada. No había dicho nada sobre él.
— No lo sabemos. El canciller no fue uno de los que bajó, así que no está con él.
— ¿En qué momento se dieron cuenta de que no estaba? —me molesta que no parezca importarle. A la verdad, ¿por qué me molesta a mí? ¿Acaso no lo odiaba?
— Apenas se fue, creo —se encoje los hombros, como si no fuera la gran cosa—. Tuvo una de sus tantas discusiones con Bellamy y, al otro día, ya no estaba. Lo buscaron, pero ni rastro. Yo ya estaba consciente, pero todavía hacía reposo, así que no estoy muy seguro de qué fue lo que pasó.
Todo es demasiado para procesar y creo que hasta me siento mareada.
— Madre mía, ¿en qué momento se puso todo patas arriba?
— La Tierra ya estaba patas arriba cuando llegamos, Clarke —me consuela Jasper, poniendo una mano en mi hombro—. Sino, mirame a mí. No habían pasado ni veinticuatro horas desde que había aterrizado que ya tenía una lanza en el pecho.
Me río de su comentario e intento pararme.
— Ah no, eso si que no —me detiene.
— Pero, ¿por qué? —pregunto como una nena, como si no supiera yo misma que, claramente, necesito aunque sea una revisión antes de siquiera hacer vida normal.
— Tu mamá nos advirtió a quienes hacemos guardia que si despertabas, no te dejara moverte hasta que ella llegara —bufo un poco molesta y me vuelvo a recostar sobre la cama—. Pero no te preocupes, ya le pedí a Miller que vaya a avisar. No deberían tardar.
En ese instante, veo como este último entra. Ya no tiene su gorro de lana y lleva puesto un uniforme de guardia.
Detrás de él, aparece mamá. Los ojos se me llenan de lágrimas, e intento decir algo, pero nada sale de mi boca.
— Clarke —ella está igual de emocionada que yo, y corre a abrazarme.
Extrañaba tanto sus abrazos y su perfume. La última vez que la había visto, no había podido siquiera despedirme.
— ¿Qué pasó? ¿Cuándo llegaron? ¿Cuántos son? ¿Ya vieron algún terrestre? Saben que existen, ¿no? —la bombardeo con preguntas.
— Ya, ya. Tranquila. Una pregunta a la vez —me dice sonriendo, mientras me seca las lágrimas.
— Ay, mamá, pensé que nunca iban a bajar —la abrazo con más fuerza, si es que eso es posible—. Te necesité mucho.
— Yo también, mi nena —me besa el cabello, y yo suspiro aliviada.
Todo vuelve a la normalidad. O algo así.
— ¿Puedo salir? —le pregunto suplicante y ella duda— Por favor.
— Primero dejame que te reviso bien. Todavía no sabemos bien por qué estuviste en coma por tanto tiempo. Pero después... ¿vos qué decís, Jasper? —desvía su mirada de mí para dirigírsela al recién nombrado.
— Se merece un descanso despierta, ¿no? —comenta divertido y me guiña el ojo.
— Bueno, está bien —la abrazo eufórica y ella ríe—. Pero solo unas horas y para que te reencuentres con tus amigos.
Después de varios exámenes que parecen dudar horas, me levanto con ayuda de Jasper y me calzo. Al bajar y pasar por la puerta, Miller me saluda con un movimiento de cabeza y una sonrisa. Yo le respondo igual.
Lo que veo me recuerda, en cierta manera, a la primera vez que llegamos y Bellamy abrió la nave: pasto verde brillante, árboles altísimos y espesos, cielo celeste. Pero si hay diferencias: gente. Muchos más de los cien que fuimos antes. No solo hay adolescentes y jóvenes, sino también niños, adultos y ancianos. Reconozco varias partes del Arca transformadas en casas, aunque todavía hay carpas. Todo parece... feliz, tranquilo, hasta normal, lo que provoca que yo también sonría. Esto es lo que tantas veces me imaginé mirando por la ventana de mi habitación en el Arca.
— ¡Clarke! —alguien me grita y reconozco la voz al instante. Miro a mi derecha y veo a Finn que viene corriendo hacia mí.
— ¡Finn! ¡Menos mal que seguís acá! —le respondo, corriendo hacia él.
— ¿Cómo estás? —me pregunta cuando nos alcanzamos, y me da la mano.
Me quedo un poco desconcertada al pensar que iba a ser un abrazo. ¿Él también? Aunque, pensándolo bien, está mejor así. Al final si era cierto mi comentario sobre si tenía novia.
— Mejor, mucho mejor —le contesto con una sonrisa.
— ¿Recién te despertás? —sigue preguntando, mientras empezamos a caminar por el campamento.
Si, si. Escuchá, Finn, necesito saber qué pasó con los Blakes y con Wells.
— No fue gran cosa, sino más de lo mismo: Bellamy y Wells se pelearon (caso de todos los días). Con vos inconsciente, nada funcionaba igual. Ni Bellamy ni Wells funcionaban igual. Wells no escuchaba razón e intentó realmente ser una especie de canciller de la Tierra, mientras que Bellamy empezó a intentar tomar las decisiones desde un punto de vista que se parecía bastante al tuyo, a decir verdad. Hay que admitir que el chico era inteligente. Hubo una discusión fuerte sobre la caza, creo, y Wells se fue.
En cuanto a los Blakes, se marcharon poco antes de que llegaran las naves. Creo que Bellamy no quería enfrentar al canciller o algo así. Nunca supimos realmente cómo hizo para entrar a la nave. Él era más grande que nosotros, así que no era un prisionero, además de la ropa de guardia que llevaba el primer día. Era obvio que temía que a él no le perdonaran su "crimen". Lástima que no sabía que el canciller no venía porque, desde entonces, el grupo ha estado un poco dividido. Bueno, bastante, a decir verdad.
Me cuesta procesar todo lo que acaba de decir, además de que todavía estoy tratando de ordenar en mi mente lo que me contó Jasper. Ok, necesito pensar qué cosas si sé de la Tierra y lo que hicimos los primeros días.
— ¿Algún otro incidente con los terrestres? —le pregunto. La imagen de Jasper con la lanza en el pecho aún está fresca en mi memoria.
— No que yo me haya enterado, pero de eso ya se ocupa el Consejo. O lo que vino de él.
— ¿Hay algo de lo que nos encarguemos nosotros? —mi voz suena más desesperada de lo que pretendía. Finn se rasca la nuca y podría jurar que está nervioso.
— No, no realmente —confiesa finalmente.
Tardo unos segundos en entender que volvimos a la normalidad del Arca, una normalidad en la que nosotros no tenemos realmente voz o voto en las decisiones. Creí que quería volver a eso, pero ahora ya no estoy tan segura. ¿Qué es lo que quiero? No me animo a admitirlo, al menos no en voz alta, pero sí sé lo que quiero: quiero que los cien sigamos siendo un grupo, a pesar de que me vuelven loca. Quiero que podamos elegir qué queremos hacer, sin ser juzgados por reglas ridículas o inútiles (si, esas mismas reglas que yo seguía al principio) que no tienen cabida en la Tierra.
Una idea va tomando forma en mi cabeza, y antes de que pueda razonar la locura que estoy pensando, las palabras salen de mi boca.
— Prepará una mochila —le digo a Finn, tomándolo por sorpresa—. Nos encontramos en la puerta del campamento al mediodía.
— ¿Por qué? ¿Qué vas a hacer? —me pregunta confundido.
— Que vamos a hacer, querrás decir —me mira aún sin entender y yo sonrío. Ya es tarde para arrepentirse. Mi idea no tiene lógica alguna, pero estoy determinada a hacerla—. Vamos a reunir a los cien.

Brave Princess. Rebel Leader. - Saga Black & White | Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora