Capítulo 31

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Capítulo anterior:
— Muy bien —dice después de aclararse la garganta y dejar de lado su expresión de hace unos segundos—. ¿Estás lista?
Me pongo la capucha sobre mi cabeza y respiro un par de veces contra el pañuelo.
— Lista.

You turn over the hour glassThe sand is falling down, oh it's too fast for you- 100 Ways, Jackson Wang

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You turn over the hour glass
The sand is falling down, oh it's too fast for you
- 100 Ways, Jackson Wang

Para mi sorpresa y alivio, el lograr entrar a la capital de los terrestres no es un problema como la última vez. Los guardias parecen reconocer a Wells, quien los saluda con un movimiento de cabeza. Ni siquiera me miran.
Al faltar solo unos minutos para que oscurezca por completo, la gente dentro de las murallas empieza a desaparecer de las calles principales, y los lugares de intercambio se vacían.
— Bueno —escucho que mi compañero susurra a mi lado, mirando hacia el frente—, ¿cuál es el plan?
— ¿De verdad vas a seguir ayudándome? —lo pregunto aunque conozco la respuesta. Me toma por sorpresa el darme cuenta de que espero ansiosa a que me conteste lo que quiero escuchar.
— ¿Por qué no? —lo dice de manera casual, pero las palabras parecen salirle a la fuerza, como si las tuviera que escupir.
Un disturbio entre soldados y un vendedor interrumpe la tensión.
— Tengo que llegar a Heda —dejo de mirar la escena para dirigirme por completo a Wells.
— Eso va a ser difícil —reprime una mueca, respondiéndome serio—. Muy difícil. Es muy probable que nos maten antes de que lleguemos a poner un pie en la torre.
— Ya sé —mentira. Mentira, mentira, mentira. No lo había pensado en realidad. Me había apoyado tanto en la idea de que todo iba a ser igual a la última vez, que no me había puesto a pensar en que la suerte podría no ser la misma.
— Necesito saber si tenés un plan o no —me apura y siento como la última palabra sale temblorosa de su boca.
— Llegar a Heda es mi plan.
— Entonces dejame decirte que es pésimo.
— Si tanto te molesta...
— No te lo estoy diciendo para que peleemos, sino para que pensemos uno mejor, uno de verdad.
Me cuesta admitirlo, incluso para mí misma, pero la verdad es que yo si quería pelear. No sé si es por los nervios estúpidos o porqué. De todas maneras, no me quejo, porque tiene razón en lo que dice, y termino por simplemente asentir con la cabeza.
— La primera vez, ¿llegaste a entrar a la torre? —me pregunta sin mirarme, con los ojos fijos en el edificio. Un terrestre pasa casi rozándonos y no puedo evitar pegarme a Wells. Él no reacciona a mi movimiento y en parte se lo agradezco. No quiero que las cosas se pongan más incómodas cuando estamos a punto de hacer algo tan riesgoso.
— Llegamos hasta unas celdas y una sala de trono incluso —mis palabras logran que vuelva a mirarme, sorprendido. Ahora parece notar la cercanía y toma aire, pero sigue sin hacer comentario sobre eso.
— ¿Me estás diciendo que entraste a la sala de trono de Heda?
— ¿Supongo? —nunca lo había pensado, pero tiene sentido. El lugar estaba muy limpio, decorado y ordenado en comparación con lo poco que había visto de la torre.
— Clarke, eso es prácticamente imposible —se pone de frente a mí y me agarra de los hombros. Sus ojos le brillan de emoción—. Solo las personas más importantes pueden estar ahí de manera regular. Son muy pocos los terrestres que pueden llegar a conseguir una audiencia en ese lugar, y casi siempre solo lo logran los jefes de los clanes.
Me dan ganas de reírme. Su voz entusiasmada me hace acordar a cuando hablábamos de las tareas que disfrutábamos en el Arca, sobre todo las que estaban relacionadas con la Tierra. Me doy cuenta de que si no estuviese tan ensimismada con terminar esta guerra, yo también estaría igual de emocionada como él.
— ¿Cómo es? ¿De qué está hecho el trono? ¿Había cuadros? Si hay retratos de los comandantes anteriores, creo que me voy a in...
— Wells —lo paro y no logro contener la risa—, no hace falta que te cuente nada porque el plan es llegar hasta ahí, hasta Heda.
— Ah, si, cierto —suelta mis hombros y se rasca la nuca, nervioso.
Me vuelvo a reír y él se contagia. Veo como relaja un poco sus hombros. Mejor. Al menos uno de los dos está más tranquilo.
— ¿Y cómo hiciste para entrar?
— Vas a pensar que te miento, pero por la puerta.
— Si, ya sé. Yo me refiero a la torre.
— Yo también.
Por segunda vez en menos de cinco minutos me mira sorprendido.
— Por la puerta principal —no lo pregunta, aunque suena como si quisiera hacerlo, y asiento— Por la puerta principal de la torre en la que vive Heda.
Vuelvo a asentir y él parece tardar en procesarlo.
— Pero eso ya no es una posibilidad. Seguro que desde que logramos escapar, aumentaron la seguridad.
— Eso significa que no solo va a ser difícil entrar por la puerta sino por cualquier lado. Hasta me atrevería a decir que el siquiera movernos por la ciudad va a ser más complicado de lo normal.
Esta vez lo que tengo que contener es un suspiro frustrado. Me había concentrado tanto en el hecho de pasar las murallas que apenas había considerado cómo volver a entrar. Pienso varias ideas y escenarios, pero sin importar qué (y sin saber si eran mis nervios otra vez), en todos terminamos...
— ¡Arrestados! —la palabra sale de mi boca con la misma convicción que tengo sobre el plan que acaba de instalarse en mi mente.
— ¿Qué dijiste?
— Eso es lo que tenemos que hacer para lograr entrar: que nos arresten.
— ¿Vos querés matarnos? —baja la voz a mitad de la pregunta al ver que unos guardias pasan por atrás suyo— Clarke, que hayas logrado entrar a la sala de trono no significa que puedas evitar que Heda nos decapite...
— No lo va a hacer.
— ¿Cómo estás tan segura?
— ¿No creés que si nos quisieran muertos, ya lo estaríamos? No te digo de ahora, pero cuando estuve acá la vez anterior, nos metieron en una celda, y parecía que nuestro último destino era ser llevados delante de Heda.
Wells, baja la mirada al piso en silencio. Se muerde el labio y bajo la mirada hacia sus manos: las tiene cerradas en puños. No es necesario que le pregunte qué piensa: sé que no le gusta la idea.
— Wells, vos sabés que no me gusta tomar decisiones por impulso, pero ahora esto parece ser la mejor opción —empiezo a decir, y sigue sin mirarme—. No te voy a mentir y decirte que es un plan maestro porque la realidad es que también estoy muerta de miedo y sé que la posibilidad de que nos maten es alta. Pero, ¿qué puedo hacer? No voy a retractarme cuando estoy tan cerca de lograrlo.
Wells sigue sin decir nada, y mis nervios aumentan. Si decide no ayudarme, si ya no quiere... ¿qué voy a hacer? Sé que puedo seguir sola. La realización de que no quiero es lo que más me sorprende. No me había dado cuenta de que en el poco tiempo reunidos, había vuelto a depender de él.
Al ver que sigue en silencio y sin mirar, tomo aire, sintiéndome derrotada.
— Está bien, no hace falta...
— Si queremos que salga bien —su mirada continúa clavada al piso, y, si no fuera por la cercanía, no podría escuchar las palabras que salen de su boca y se mezclan con su respiración. Pero lo hago.—, vas a tener que seguirme, ¿ok?
Asiento, pero él levanta la vista y me mira, aún no convencido.
— Nada de "decisiones tomadas por impulso" —repite mis mismas palabras—. Nada de echarse atrás. Vamos a tener que forcejear un poco para que no sospechen, pero no demasiado. Tampoco es como si quisiéramos que nos maten, ¿no?
— No —quiero sonar firme, pero la voz me tiembla, casi tanto como las manos. Las cierro en puños en un intento por dejarlas quietas y calmarme.
— Bien —es su única respuesta, y vuelve a apartar los ojos de mí, solo que esta vez los guía hacia los puestos que se vacían y cierran—. Que empiece lo divertido.
El tono de su voz no armoniza con sus palabras. Hasta suena sarcástico.
Bajo la mirada de su rostro a su garganta y veo como traga saliva.
— ¿Qué tenés en mente? —le pregunto, no sé si porque realmente quiero saber a detalle, o porque necesito hacer algo más que clavarme las uñas en las palmas de las manos y mirar a Wells.
— Un lío —y por un momento creo que no me entendió, que no me refería a cómo estaba él, sino al plan, pero su siguiente movimiento me prueba lo contrario.
Camina a paso firme hacia un puesto de pescado que ya casi no tiene nada sobre los tablones de madera que hacen de mesa. El vendedor está guardando sus cosas cuando nota a Wells. Le empieza a decir algo en trigedasleng, pero el morocho lo ignora y le pega de lleno en la cara con su puño derecho.
Siento que el aire me abandona el pecho. Antes de que pueda gritar su nombre, agarra el cuello de la remera del terrestre con su mano izquierda y vuelve a pegarle. Mis piernas empiezan a moverse y no necesito correr para llegar hasta ellos. Apoyo una mano segura en el hombro de Wells y tironeo hacia atrás. Al darse vuelta, veo en sus ojos una furia que me hace temblar.
— Habíamos quedado en que no te ibas a echar atrás —masculla bajo, pero se queda quieto, como si realmente fuera a parar si yo se lo pido.
Esto no es a lo que me refería cuando pensé en un plan, quiero decirle. Tiene que haber otra manera.
Pero ninguna palabra sale de mi boca, y mi mano abandona su hombro hasta caer sin fuerza contra mi costado.
Él toma esto como un permiso y se da vuelta para seguir golpeando al terrestre. Aparto la mirada y busco con la mirada a los soldados que había visto minutos antes. Pero la calle se encuentra desolada por completo, y el resto de las personas que caminan en el atardecer no parecen interesadas en la pelea.
Wells sigue golpeando al hombre, pero este ya no se queja. Su silencio me alarma y, al volver a agarrar a Wells, lo hago con la fuerza suficiente como para separarlos. Vuelve a mirarme molesto, pero ignoro sus ojos y ocupo los míos solo en el terrestre que se encuentra en el suelo. Me arrodillo para tomar su cara ensangrentada entre mis manos y apoyo dos dedos en la unión entre la mandíbula y el cuello. Su pulso es débil, inestable. Sigue consciente, pero al tocarle la nariz no se queja, a pesar de que puedo sentir que está rota.
— ¿Solo le pegaste en la cara? —le pregunto a Wells mientras intento ver por debajo de la capa de sangre si el terrestre tiene alguna otra lastimadura.
— Pensé que habíamos quedado en... —comienza a repetir la frase de hace unos momentos, pero lo freno.
— Si, ya sé. Pero si seguís pegandole así, vas a terminar por matarlo.
— ¿Y? —su indiferencia hace que gire la cabeza para mirarlo.
— Eso sí que no. No me importa si ya mataste gente antes o si vas a seguir matando cuando nos separemos. Mientras estemos juntos, no vas a hacerlo, ¿ok? 
Si me importa si mató o si va a seguir matando. Pero no puedo ponerme a reprocharle sobre su pasado o futuro si yo no quiero formar parte de ellos.
Tarda unos segundos hasta que asiente y yo vuelvo mi atención al terrestre. Le tomo el pulso otra vez. Sigue débil, pero parece haber tomado ritmo. Suelto el aire que no sabía que tenía retenido en los pulmones, y me descuelgo la mochila de los hombros. La apoyo en el suelo y la abro, sacando el botiquín. Al abrirlo, reprimo un quejido. De tanto usarlo, ya casi no queda tela. Reviso el whisky y parece todavía tener lo suficiente. Suspiro y me refriego los ojos. ¿Era esto lo que esperaba cuando me decidí por medicina? Ya no estoy segura. La realidad del Arca era diferente a la de la Tierra. Cuando soñaba despierta antes de irme a dormir con ser doctora como mi madre, me imaginaba operando en salas blancas e higienizadas, con anestesia y, como mucho, doliéndome el cuello por haber tenido una operación larga. La realidad fue diferente. Desde que llegamos, tuve la suerte de no tener que operar ni amputar nada a nadie, pero el botiquín está muy lejos de estar en las condiciones ideales.
Me recuerdo que hay un hombre herido frente a mí e ignoro mis pensamientos mientras mojo con agua la cara del terrestre, que sigue sin reaccionar, para poder limpiarle la sangre. Una vez que ya no queda rastro de esta, veo que tiene hinchado el pómulo y el ojo izquierdo, pero solo un corte en la ceja y otro en el labio (sin contar lo de la nariz, obvio).
Tomo aire y exhalo, cerrando la cantimplora para después apoyar las manos sobre mis rodillas.
— No veo que tengas nada grave, pero es muy probable que para mañana tengas la cara hinchada y llena de moretones —le explico al agarrar y abrir la botella de whisky.
El hombre me mira sin decir nada y me doy cuenta de que capaz no pueda entenderme.
— Wells, traducí lo que acabo de decir.
Em seis em does nou ai op enthing serious, ba em ste very likely bilaik by moron yu will don your feis swollen en full gon bruises —no me esperaba que me hiciese caso tan rápido, pero se lo agradezco.
El terrestre sigue mirándome y ni siquiera cuando Wells habló lo miró. Sus ojos me ven igual que antes, pero eso no evita que siga explicándole.
— Ahora voy a desinfectarte las heridas. Puede ser que te arda —agarro lo menos que puedo de tela y le vuelco un poco de alcohol encima.
Em seis bilaik nau em ste na desinfect your ledons nau en bilaik em might burn —escucho la voz de Wells a mis espaldas mientras apoyo la tela sobre el corte en la ceja.
Espero un grito, una queja, pero el terrestre continúa en silencio. Y yo también.
Cuando termino de limpiarle el tajo de la boca ya casi no puedo ver a pesar de las velas encendidas alrededor de toda la ciudad.
— Intentá no tocarte mucho la cara o ensuciártela, y puede que en unos días ya estés mejor —suelto mientras guardo el botiquín en la mochila—. Lamento no poder hacer nada por tu nariz.
Em seis bilaik taim nou toch op your feis oda o ge em grous, yu will fleil raun better in bida sintaims. Ah, en em seintaim moba gon nou fleil raun kom do enthing gon your nose.
Cuando Wells termina de decir la última oración, yo ya estoy parada, con la mochila una vez más sobre el hombro. Le ofrezco mi mano al terrestre, y no me sorprende cuando no la acepta.
Amau —digo aún mirándolo, y soy la primera en romper contacto visual al agarrar por la manga de su abrigo a Wells y arrastrarlo lejos, antes de que haga otra locura.

~
Perdón por tardar tanto en actualizar. Posta que la facultad ME CONSUME.
Anywhos, pasaba también a contarles que mi cuenta de twitter es bemypizzadearie y que por ahí aviso cuando subo capítulo nuevo🤗.
Glosario:
- Amau = Adiós. Se asemeja más al adiós de "i'm out" ("me voy") que al de "later/see you see" ("hasta luego/nos vemos después").

Brave Princess. Rebel Leader. - Saga Black & White | Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora