Capítulo anterior:
De repente, se vuelven a escuchar ruidos similares a pisadas en lo profundo del bosque. Por unos segundos, creo que quizás sea el eco de nuestras pisadas, pero Wells me confirma que no. Se frena y su postura totalmente relajada desaparece, siendo reemplazada por una de alarma. Aunque está de espaldas a mí, noto como sus hombros, e incluso su mandíbula, se tensan. Mira para todos lados, pero no creo que logre ver algo. Los árboles y arbustos son muy espesos, y dejan mucho a la imaginación.
— Mantenete... —empieza él, al darse vuelta y caminar hacia mí, cuando algo lo detiene.
Un grito.
Mi grito, para ser más específicos.They say before you start a war
You better know what you're fighting for
- Angel with a Shotgun, The CabTodo pasa demasiado rápido. Ni siquiera la veo venir, pero, segundos después, yo ya no soy yo la víctima, sino Wells.
Madre mía, ¡Wells!
Corro hacia él y la pantera. El pánico me sobrepasa. ¿Qué hago? ¿Qué hago? ¡¿Qué hago?!
Recuerdo que aún tengo el arma en la mano e intento clavársela al animal, pero le erro, no sé si por falta de puntería o por los nervios. O tal vez sea porque es el primer animal vivo que veo desde aquel ciervo.
El movimiento logra llamar de manera deliberada la atención del animal, el cual se vuelve hacia mí.
A pesar del miedo, decido concentrarme. Debo matarla. Si ella me mata a mí, nunca va a haber paz entre Trikru y mi gente. Bellamy y el resto van a ser perseguidos toda su vida. Tengo que sobrevivir para arreglar todo esto.
Trato de tranquilizarme, a pesar de que siento que la espada se me está por escapar de las manos por el sudor frío.
Espero el momento indicado, y vuelvo a descargar mi arma contra el felino, solo que esta vez sobre su cabeza, y de manera certera. La pantera gime de dolor y se aleja, cayendo a varios metros de mí. Aunque le hice un tajo bastante importante como para que seguir viva, aún respira.
Hago a un lado mis emociones y camino hasta ella. Al verla, indefensa, se me ablanda el corazón, aunque sea solo por unos segundos. Pero esto no evita que, de todas maneras, termine lo que empecé.
Una vez muerto por completo el animal, miro mi espada. El verla llena de sangre me molesta, por lo que empiezo a limpiarla con mi manga al tiempo que Wells se para y recobra el equilibrio.
— ¿Quién hubiera dicho que Clarke Griffin fuera tan buena salvando ex amigos y matando bestias? —broma ácida, qué raro. Encaja perfecto con su nueva personalidad.
— ¿Quién diría que Wells Jaha fuera tan inútil para defenderse habiendo pasado meses sólo en la Tierra? —retruco yo, aún mirando mi arma— No tengo tiempo para tus estupideces. ¿No era que me ibas a ayudar a entrar a Polis?
— Eh, tranquila. Primero, te tenés que relajar. Así de tensa no vas a llegar a ningún lado —trato de hacerle caso y, para mi sorpresa, logró calmar un poco mis nervios. A pesar de la mala sensación que me genera el recordar lo que le hizo a mi padre y ver esta nueva cara del que alguna vez fue mi mejor amigo, una parte de mí todavía lo relaciona a la palabra "hogar"—. Bien. Lo segundo es encontrarte algo de ropa. No es que pueda llevarte como un animal para intercambiar. Vamos a tener que hacerte pasar por mi compañera.
— ¿Qué hay de malo con mi ropa? —protesto, confundida— Con esto mismo ya entré a Polis una vez.
— No sé cómo lo lograste la verdad, porque lo que tenés puesto dice a gritos que no sos una terrestre —su comentario me hiere un poco el ego, pero me mantengo callada. No puedo seguir perdiendo el tiempo en discusiones vanas.
— ¿Y dónde se supone que encuentre otra ropa?
— Conozco las personas correctas que pueden resolvernos este problemita. Vamos —dicho esto, empieza a caminar en dirección contraria. Me quedé unos segundos estática, sin saber si seguirlo o no. ¿Por qué no mencionó lo de la ropa antes? ¿Por qué recién ahora cambia de dirección? Pero nuevamente me mantengo callada. Realmente necesito entrar a esa ciudad.
Lo alcanzo un poco caminando, un poco trotando (¿por qué todo el mundo parece tener piernas más largas que yo?). Caminamos varias horas y, ya cuando pienso que mis piernas me van a matar del dolor, veo a varios metros nuestro una cabaña, rodeada por árboles y metales de todo tipo, aunque en su mayoría parecen piezas de autos. Mis ganas por estudiarlos más de cerca son enormes, pero no puedo seguir distrayéndome.
Wells me hace una señal para que me agache y le hago caso.
— ¿Qué pasa? —susurro.
Antes de que pueda contestarme, dos hombres salen del interior de la cabaña, y madre mía que son altos. Miro a Wells alarmada, pero él sigue con la vista al frente.
Al acercarse un poco más a donde estamos escondidos, solo logro confirmar lo enormes que son. Por el movimiento de sus labios, sé que están hablando, pero, por la distancia, no puedo oírlos. Trato de ignorar mis ganas de acercarme y observarlos mejor. Para mi sorpresa, no toda la ropa que usan parece de Trikru. Ambos son morenos y uno, al menos, es cojo. Reviso si tienen armas: una espada cada uno y creo que también una daga el de la dere...
— ¡¿Chon ste der?! —el más alto de los dos habla más fuerte. Su voz es tan grave que por un segundo pienso que desaparece, que se mezcla con los sonidos del bosque.
— Wells —le susurro a mi compañero, sin quitar la vista de los terrestres. Para mi frustración, todavía no consigo entender trigedasleng—, ¿qué acaba de...?
— Chil au, Otan, en's jos ai —ahogo un grito al ver que Wells se para y habla directamente con el terrestre. Tenía razón: si se le nota el acento.
— Yu scared oso, Skaren —me sorprendo al ver que el cojo sonríe al hablar. Es una sonrisa parecida a la que Wells tenía al reencontrarnos horas atrás.
— Que poco aguante que tienen, che —Wells también sonríe. Me mira y extiende su mano para ayudar a levantarme. Se la acepto, dudosa, y me paro. Al aparecer en sus rangos de vista, ambos terrestres desenvainan sus armas, con el rostro endurecido—. Wow, tranquilos. Solo es una amiga.
— Pensé que ya no frecuentabas a Skaikru —el alto hablar nuevamente, y puedo notar un dejo de desprecio en su voz.
— No lo hago y lo sabés muy bien —de manera disimulada, Wells se pone adelante mío, interponiéndose entre los hombres y yo—, pero me la encontré en el bosque y necesita ayuda. Es solo por los viejos tiempos.
La última frase me duele más de lo que debería. Los viejos tiempos...
— ¿Te estás divirtiendo? —lo preguntó gritando por lo fuerte que estaba la música. Mi mejor amigo me alcanzó uno de los vasos que acababa de traer del bar improvisado. Miré su interior con desconfianza, a lo que él se rio—No traje nada que te vaya a matar. Eso si: ni me preguntes que tan higiénico es.
— ¿Siquiera sabés qué es? —pero Wells ya estaba vaciándose su vaso de un solo trago. Levanté las cejas impresionada al verlo. Nunca lo había visto tomar, mucho menos sabía que tuviera tanta resistencia al alcohol.
Cuando se terminó todo el contenido, pestañeó un par de veces para luego sonreírme.
— No, pero ¿qué importa? —ahí fue cuando me di cuenta de que algo andaba mal. Si, Wells era el más "saliente" de los dos (si es que se podía considerar "salir" las reuniones de estudio), pero nunca bajaba tanto la guardia. Nunca estaba despreocupado, sino siempre haciendo su mejor intento para ser perfecto para su padre.
— Wells... —empecé, pero me frenó antes de que pudiese decir una palabra más.
— Vamos a bailar —me agarró la mano y prácticamente me arrastró hasta el centro del salón, donde la mayoría se encontraba bailando.
En el camino, me choqué con una chica de pelo negro que tenía puesta una máscara violeta y... ¿Bellamy? ¿Bellamy Blake?
— Perdón —me gritó sonriente la joven, mientras Bellamy me miraba alarmado. Pero, ¿qué le pasaba? ¿Por qué estaba...? Recordé que él estaba haciendo las prácticas de guardia. ¿Y si se había infiltrado para después informar quiénes habíamos estado en la fiesta? Sentí como mi frente y nariz se empezaban a mojar por el sudor, aunque no sabía si era por el pánico o por el calor insufrible que había por tanta gente en tan poco espacio.
Asentí con la cabeza susurrando un "no hay problema", esquivando la mirada a Bellamy, y me di vuelta en busca de Wells. No me fue difícil encontrarlo: era uno de los tantos chicos que estaban gritando alrededor de otro que hacía algo que en la Tierra habían llamado "freestyle".
Al verme, se separó del grupo y caminó hasta mí, sonriente. Hacía mucho que no lo veía sonreír así. Me vi tentada a no decirle nada y dejarlo seguir disfrutando, pero sabía que contarle mis sospechas era más importante que cualquier diversión.
— ¿Podemos hablar? —tuve que gritar aún más fuerte de lo que él lo había hecho antes. Estábamos muy cerca de uno de los parlantes, y ni siquiera logré escuchar mi propia voz.
Wells asintió, aún con la sonrisa en su boca, y nos alejamos del lío de adolescentes.
— Por los viejos tiempos... —repite dudativo el terrestre más alto. No se lo ve muy seguro y está a punto de agregar algo más cuando el cojo se le adelanta.
— Bueno, un viejo amigo es un viejo amigo, ¿no? —guarda su espada en su lugar. La sonrisa no desapareció en ningún momento de su rostro. Me provoca escalofríos seguir viéndola, porque es como un recordatorio de que Wells ya no es quién yo conocí durante tantos años en el Arca. Aparto la mirada y vuelvo a poner mis ojos en los autos, o lo que queda de ellos, en realidad— Creo que Skaren ya nos probó más de una vez que podemos confiar en él, ¿no, Otan?
Miro al recién mencionado. Sigue en duda, y aún con la daga en la mano, pero finalmente asiente despacio.
— Así me gusta, compañero. Ahora bien, ¿te molestaría presentar como se debe a la dama en cuestión?
Su forma de hablar hace que lo vuelva a mirar, aunque todavía me provoque una mala sensación. ¿Por qué habla tan formal si parece... bueno, cualquier cosa menos formal?
Wells se corre de delante mío y posa una mano en mi espalda, empujándome un poco hacia adelante, para que empiece a caminar junto a él.
— Zoran, Otan -comienza cuando solo estamos a uno o dos metros de ellos—, les presento a Klark kom Skaikru. Clarke, ellos son Zoran y Otan. Son terrestres nómadas.
Quiero preguntarle por qué dice eso, cuando claramente viven en la cabaña que se encuentran al fondo, pero freno mi lengua. La mirada de ambos hombres logra dejarme sin palabras.
— Klark kom Skaikru —repite el cojo, divertido, como si estuviera probando cómo suena mi nombre en su boca—, es un placer conocerte.
No estoy muy segura de poder corresponderle en sentimiento.~
Glosario
- ¡¿Chon ste der?! = ¡¿Quién anda ahí?!
- Chil au, Otan, en's jos ai = Tranquilo, Otan, solo soy yo.
- Yu scared oso, Skaren = Nos asustaste, Skaren.
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Brave Princess. Rebel Leader. - Saga Black & White | Libro #1
FanfictionGanadora de los premios #The100Awards 2016 en la categoría Público "Mejor fanfic Bellarke" Sus diferencias son abismales. Ella es hija de diplomáticos, de personas importantes, gente que forma parte del Consejo. Ella es una princesa. Ha vivido toda...