Capítulo anterior
— Por esta vez, tenela sin seguro —vuelve a hablar al momento que me la da—. Nunca se sabe lo que pueda pasar.
— Bueno —agarro el arma nerviosa y, mientras él se va a hablar con Octavia, yo pruebo todo lo que me dijo.
Luego de varios intentos, me sale cada paso a la perfección, aunque no disparo. Lo que más me preocupa es mi puntería, que seguro es un asco.
— ¡Ya estamos! —los Blakes me gritan a unísono y me uno a ellos, caminando hacia el humo.Y fuimos creciendo, sin
darnos cuenta que iba a doler
Sobreviviendo, a ser el
adulto que no quiero ser
- Sobreviviendo, CamilaLlevamos varias horas caminando, casi todo el día a decir verdad. El sol amenaza con desparecer por el horizonte en una o dos horas, y todavía no pudimos encontrar a Finn. ¿Qué tan lejos puede haberse ido? ¿Y si volvió a Arkadia por ayuda? Se me cierra el estómago de solo pensar que estuvimos caminando tanto tiempo para nada.
Octavia lleva el mapa del dichoso diario terrestre y va adelante, mientras que Bellamy camina detrás mío.
— Todavía tenemos una conversación pendiente —su voz hace que pegue un salto del susto.
— ¿Podés no hacer eso? Das miedo —me quejo, pero no lo miro, dejando en claro que me molestó. Estoy cansada, me duelen los pies, y no estoy de humor.
— ¿Hacer qué? —pregunta y podría jurar que lo hace sonriendo.
Hasta haciéndose el idiota es lindo. Bueno, en realidad ya es idiota. No lo finge. Tampoco finge ser lindo...
Bueno, ya basta. Se supone que estamos en una "misión", por decirlo de alguna manera.
No sé qué me parece más absurdo: el haber pensando que es lindo o que haya llamado a esto "misión". Debe ser el sueño.
— Eh, princesa —su voz me vuelve a interrumpir mis pensamientos. Suspiro frustrada, no con él, sino conmigo misma. Tengo que tratar de ser más paciente si espero que después ambos hermanos vuelvan a Arkadia.
— ¿Si?
— ¿En qué pensabas? —siento su respiración en la nuca. Quiero decirle que se separe un poco, pero no lo logro. Por alguna razón, no me irrita.
— En nada interesante —no puedo decirle que estaba pensando en él. Nunca me va a dejar de joder sino. Seguimos caminando, y ahora él camina a mi lado—. ¿Cómo es que Octavia consiguió esa espada?
Desde que la vi desenvainarla, tengo esa pregunta en la punta de la lengua. No puedo negar que la morocha tiene una mirada igual de intensa que su hermano, pero la espada parece contrastar con su cara aniñada y sus ojos celestes.
— A la semana de dejar a los cien, O fue atacada por un oso.
— ¿Un oso? —la pregunta surge más de curiosa que de preocupada o asustada, pero es que no lo puedo evitar. El último animal que vi fue el perro que nos intentó atacar mientras rescatábamos a Jasper.
— Si, yo también lo creía imposible. No que hubiera animales tan grandes o peligrosos, eso ya lo había supuesto desde la vez que Wells mató al animal ese. Pero no me imaginé que algunos animales siguieran siendo los mismos. De todas maneras, desde ese momento empecé a entrenarla, pero no podía hacer demasiado porque lo único que podía darle era un intento de cuchillo hecho con metal de la nave. Ella ya sabía alguna que otra técnica de defensa y combate que le había mostrado las primeras semanas en la Tierra, pero nada de eso iba a servirle contra un animal. Al poco tiempo, encontramos un pueblo fantasma. No sabemos qué sucedió, suponemos que fue la radiación, pero cuando vimos que había armas y ropa o mantas, agarramos todo lo que pudimos.
— Entre las armas estaba la espada.
— Exacto. Lo curioso es que ella aprendió a usarla sola. Mientras yo cazaba, ella practicaba con algún árbol.
Seguimos caminando y se crea un silencio cómodo, lo cual agradezco. No es que no disfrute saber más sobre la experiencia de los Blakes en la Tierra, al contrario: me ayuda a entenderlos mejor. Simplemente no sé si tenga fuerza suficiente como para seguir caminando y hablando al mismo tiempo. Tampoco creo que si él sigue contándome pueda prestarle mucha atención.
Dejo de mirar hacia el frente y poso mis ojos en Bellamy. Por su frente le caen unas gotitas de sudor por el calor que aún se siente a pesar de ser la tarde, y tiene la cara un tanto magullada por los golpes que le dio Wells. Lleva el arco en una mano mientras que las flechas las tiene en una mochila un tanto agujereada que lleva colgada en la espalda.
— ¿Tanto te encanto que no podés dejar de mirarme? —tiene la vista al frente, pero sonríe burlonamente.
— Idiota —le pego en el hombro y ríe-. Sólo estaba pensando en lo mal que te dejó Wells.
— No es nada —su sonrisa desparece, no por completo, pero ya no es tan amena como antes.
— Bellamy, te tiró al piso. Entiendo que él pueda tener fuerza, pero le llevás cinco años. Se supone que vos tenés más experiencia que él —mis palabras salen de mis labios en forma de reproche, pero ¿por qué? Si lo que le pasó no fue su culpa.
— Me agarró desprevenido, nada más —me contesta molesto y se adelanta un poco, lo que hace que me arrepienta de haberle hablado tan duramente—. Creo que O encontró algo.
Bellamy acierta. Su hermana está parada unos metros más adelante, y cuando la alcanzamos, a ambos se nos corta la respiración. Frente a nosotros hay una torre enorme que termina en punta frente a un lago cuadrado. No hay árboles ni arbustos a su alrededor, ni siquiera pasto. Pareciera como si el cataclismo acabara de suceder.
— Según el mapa, este es el obelisco de Washington D.C. —la escucho decir, que no despega la mirada del papel que usa de guía— Que nombre más ridículo.
— Vamos a tener que acampar acá -sugiere Bellamy, con los ojos fijos en el lago—. No tenemos mucho tiempo hasta que oscurezca, y capaz que en ese tal obelisco podamos descansar.
Nosotras sólo asentimos y reanudamos la marcha.
Ya es completamente de noche cuando terminamos de desenrrollar nuestras bolsas de dormir a un costado del monumento. No pudimos entrar: la puerta estaba cerrada y fue imposible abrirla. No nos quedó de otra que acampar afuera. Aunque ninguno de los tres lo haya dicho, sé que esto nos molestó más de lo que quisiéramos.
Después de varios intentos, Bellamy logró prender una fogata mientras comíamos algunos frutos secos que fuimos juntando en el camino. Al poco tiempo, Octavia ya estaba dormida. Debe estar exhausta por haber llevado la delantera todo el trayecto. Su hermano la mira. Gracias a la luz que nos proporciona el fuego, puedo ver que está serio.
— ¿Qué pasa? —le pregunto después de tragar mi última nuez.
— Solo tiene dieciséis —murmura perdido, y lo entiendo.
— No le quedó de otra —intento consolarlo, pero hasta a mí me suena a una excusa vaga. De todas maneras, a Bellamy no le parece importar—. Al menos ya no la van a flotar.
— Al menos...
Nos quedamos mirando el fuego un rato más. Ninguno dice nada, pero tampoco es necesario. Miro la fogata porque no sé a donde más mirar, porque no me animo a mirar al chico que tengo al lado.
¿Pero en qué carajo estoy pensando? ¡Por favor, soy Clarke Griffin! ¡Me adentré en un bosque para buscar a los Blakes después de haber despertado de un coma de dos meses! ¡Puedo animarme a lo que sea!
Gracias a ese shot de valentía breve, lo miro. Él sabe que lo miro, por lo que también me mira.
No sé quién besa primero a quién, pero antes de que pueda darme cuenta, estamos abrazados el uno al otro, con nuestros labios unidos y sintiendo su lengua caliente contra la mía.
No puedo evitar sentir que mi corazón se me va a salir del pecho y que tengo el estómago hecho un huracán por todo lo que estoy sintiendo en este momento.
Nos separamos por falta de aire. Paso de sus ojos a su boca un poco hinchada y, de manera inconsciente, me muerdo el labio inferior.
— No debiste hacer eso -susurra Bellamy para después volverme a besar con más fuerza y desesperación que antes.
Madre mía, no debería sentirse tan bien. Es mi segundo beso, pero no llega ni a pisarle los talones al intento de primer beso que tuve con Finn. Ese estuvo bien, supongo, pero esto... Creo que no quiero volver a besar a nadie más nunca, solo a Bellamy.
Escuchamos un ruido y nos separamos. Bellamy agarra su hacha con su mano derecha mientras que me rodea con su brazo izquierdo. Puedo sentir que su corazón late tan rápido como el mío.
Nos relajamos al darnos cuenta que solo fue Octavia, aún dormida, al cambiar de posición.
Vuelvo a dirigir mi atención hacia Bellamy, pero ya esta acostado y dándome la espalda.
¿Pero qué le pasa? ¿Acaso va a ignorar lo que sentí, lo que sentimos? Porque el ritmo de sus latidos me demostró que él también sintió algo en ese beso.
No sé muy bien como reaccionar y estoy demasiado cansada como para seguir pensando, por lo que opto a hacer lo mismo que él. No tardo mucho en dormirme.
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Brave Princess. Rebel Leader. - Saga Black & White | Libro #1
ФанфикGanadora de los premios #The100Awards 2016 en la categoría Público "Mejor fanfic Bellarke" Sus diferencias son abismales. Ella es hija de diplomáticos, de personas importantes, gente que forma parte del Consejo. Ella es una princesa. Ha vivido toda...